Entre Tú Stand y El Mío

Capítulo 8

Hoy  Sander esperaba a chulita en su deportivo dando vueltas por la ciudad, la verdad es que le emociono aquella velada tan divertida, era como una cita exprés que nunca había tenido. Chulita era una persona magnifica y mucho más linda de lo que esperaba, Sander pensó que la chica solo era una niña consentida de papá como  el resto de las mujeres de pamplona, aunque la verdad decir eso del resto de mujeres siempre le había parecido un insulto a las madres trabajadora, pero la vida era injusta y por mayoría pagaban todas. 
En este caso chulita no era mejor que nadie pero era una magnifica persona, en la cena de la noche anterior nunca menciono su edad, cosa que tenía preocupado a Sander ya que su apariencia era demasiado joven. Parecía una niña de dieciocho años. Pero siempre mantuvo su edad en secreto sin importar lo que pasara, con agilidad e inteligencia desviaba las múltiples indirectas y preguntas que le hacia Sander. Desde un punto de vista el lobo se había convertido en presa. Y hoy empezaba todo de nuevo, con la gran diferencia que la chica le dijo a Sander que pasara más temprano por ella. 
Sander también se divertido mucho la noche anterior tanto que le había quedado doliendo las mejillas de tanto reír, la chica tenia buen sentido del humor y además le gustaba conversar. Aquello que Sander le gustaba más, conversar con alguien, la mayoría del tiempo en la infancia la paso solo, y como sus padres lo mandaban a aprender Francés en las vacaciones de Verano nunca pudo tener unos amigos que le acompañaran hasta el último paraje de la vida. O tener desventuras traviesas por las calles frías de pamplona. la conversa para Sander era tan fundamental como respirar cosa que la chica había demostrado que era capaz de mantenerlo entretenido en un buen debate.
Sander quedo con ella en la plaza del centro donde la esperaría con el carro encendido para después ir a algún restaurante o a dar una vuelta por el centro comercial. La verdad es que de una manera a otra  se estaba entreteniendo con la chica, aunque no iba a seguir así por mucho tiempo, pensativo decidió que hoy cortaría todo después de que la cita pasara, le diría que se iba a la ciudad Madrileña y más tarde toda esta pequeña aventura iba a quedar como una página más en el libro de la vida. Aunque tampoco iba a ser tan cruel como para no decirle que no. Solo que sería más sutil de lo común y trataría de que ella se lo tomara bien. Además no podía entregarle el corazón a chulita, porque en el fondo su verdadero amor era la emperatriz del piso cinco del centro comercial Sueño. La señorita despampanante y diosa griega de la belleza Sindy. 
Su Sindy aquella mujer que le movió el piso, las escaleras y provoco su herida que ahora solo era una cicatriz. El chico espero en la plaza como un perro sabueso que espera a su amo, mientras que la chica llegaba o le mandaba algún mensaje para luego encontrarse. Pasaron los minutos y ella no llegaba chulita parecía tardarse más de lo común. Las cosas no eran incorpóreas a la situación de Sander, ahora los problemas venían con el ritmo y llegada de la primavera a la fría pamplona. Pudo ver a chulita, se alegró en primera persona e instancia. Pero después vio algo que le quito la sonrisa de la cara. Dos hombres de gran envergadura perseguían a chulita.  Admiradores o acosadores, se debatía en la cabeza Sander. Hasta que uno de los dos hombres tomo de su brazo como con forcejeo y chulita se lo quitó de encima con rapidez, confirmo que era nada más y nada menos que la típica escena de película donde tendría que salvar a la chica. 
Bajo rápidamente del carro, estaba listo para el combate. —¡Hey!— Grito llamando la atención de los hombres, chulita inmediatamente reconoció a Sander y se alegró. Sander se acercó con pasos desprevenidos a los hombres utilizando aquella gallardía que corría por sus venas, poco a poco se acercaba con aquella sonrisa de protagonista de cuento de hadas, aunque no sabía quiénes eran los tipos esos, y que tenían con chulita estaba claro que debía ayudarla y que un hombre debe proteger a una mujer por más que la pelea sea dispareja. Sander nunca había estado en una pelea callejera, pero ahora debía cerrar los puños con fuerza para golpear a estos hombres. Su corazón estaba nervioso, cosa que nunca le había pasado, pero tampoco era mucho menos para algo que no hacía desde que estudiaba en secundaria. 
Los dos hombres vieron a Sander, uno de ellos intento golpearlo, pero Sander esquivo. Sander se asombró que su persona pudiera hacer tal hazaña de película, pero su emoción le duraría poco hasta que llego un golpe de los extraños personajes directo a la cara de Sander, el casi cae al suelo, pero estaba mareado y se tambaleaba. Rápidamente con chulita que se había escapado de los dos hombres que la venían persiguiendo busco ayuda de los policías, y llegaron dos oficiales, los hombres que estaban golpeando a Sander al ver que llegaba la policía se echaron a correr. Hasta perderse en con el resto de la gente de la plaza. Chulita fue muy rápido a atender a Sander que estaba tirado en el piso. Los extraños le habían dejado la cara hecha nada. Estaba completamente lleno de sangre y con moretones por todos lados. Los policías después de que chulita atendiera con primeros auxilios las heridas de Sander  hicieron las preguntas de protocolo, parecía que el policía malo, siempre buscaba la manera de hundir a Sander, pero chulita decía que no era culpable de nada. 
Más tarde los policías se fueron, chulita ya estaba en el carro con Sander a solas, ella se recostó en los asientos para canalizar toda esa energía que tenía acumulada en la espalda, mejor llamado estrés. Sander ya estaba mejor pero con algunas heridas y magullones nada grave, solo cosas superficiales. 
—Y a dónde vamos. —Sander hizo la pregunta pero chulita lo tomo como un insulto. 
—Como que a donde vamos a la casa, mira como estas.
—Estoy mejor que el queso. —Respondió Sander con una sonrisa en la cara. 
—Muy gracioso —Era sarcasmo, estaba estresada— vamos a tu casa para terminar de tratar las heridas.
—Ya paso. 
—No, no ha pasado. Además ¿porque te metiste así de la nada? 
—Estabas en peligro. 
—No quiere decir que siempre tengas que meterte en las situaciones de los demás. 
—pero ellos te iban a…
—No nada. —Interrumpió sin medir sus palabras y en un tono muy elevado—Soy una mujer no me pueden hacer nada, y menos a plena luz del día —Las palabras de chulita tenían peso en la conversa sonaban con ímpetu. Con razón y con inteligencia. 
—Bueno en cierta parte tienes razón. —Dijo Sander después de un breve silencio. 
—Sí, todo lo que hiciste fue exponerte. —ahora chulita estaba algo más calmada.
Chulita pensó con más cuidado sobre lo que estaba haciendo Sander y que además debía agradecerle por el hecho de quitarle de encima aquellos dos estorbos de un metro noventa que la venían persiguiendo desde dos cuadras más arriba. 
—Sander… —El miro al asiento del copiloto— Gracias por salvarme. —La chica lo dijo en el tono más dulce que podía tanto que Sander le broto algo en el estómago cuando vio a esa chica con su carita tierna y escucho aquellas palabras mencionadas por su boca. 
—De nada chica, ahora a donde te llevo.
—Quiero que vayamos a comer perros calientes. 
—¿No quieres ir a un restaurant? 
—No.
—Bueno entonces vayamos a donde vendan perros calientes. 
Buscaron por la cuidad un establecimiento en donde vendieran comida rápida, estaba viendo como muchas veces las personas salían de un pequeño cuarto dentro de una tienda con pequeños perros calientes, entonces chulita hizo detener a Sander y le pregunto a una señora mayor si en ese establecimiento vendían los tan esperados perros calientes, la señora un poco mayor afirmo con la cabeza. acto seguido Sander estaciono el carro por las columnas de un estacionamiento que quedaba justo al lado del local y se fue directamente a aquel establecimiento. 
Ambos entraron juntos, el lugar era  acogedor como si estuvieran en un país cálido del centro de américa. El techo estaba hecho con madera de bambú, cosa que le daba originalidad y las masas eran muy parecidas a las que usaban en los bares nocturnos, hasta parecía un bar, pero a esa hora del día nadie sospecharía que fuera un bar.  Las mesas estaban repletas la gente comía comida rápida como comer pan, las bandejas rebozaban de la grasa y aceite contenida en cada platillo. Ahora Sander traía una duda, una modelo podía comer medio quilo de carne con papas fritas y un poco más de ingredientes, sabiendo que tienen que seguir una dieta vertiginosa para mantener su cuerpo y salud. 
Parecía una broma del universo, la gente que se noria por adelgazar y un sinfín de mujeres que querían tener el cuerpo como el de chulita, comían todo el di verduras vegetales y cosas así, mas ella que no comía vegetales y quería comerse medio quilo de colesterol ni siquiera se esforzaba en cuidar su figura, era como el viejo dicho. Dios le da carne al que no tiene diente. La verdad de cierta manera las cosas eran buenas Sander hace mucho que no probaba algo frito y con buena grasa del sabor de su tierra, así que no era mala idea. Además comprobó que era una chica a pureaba de estéreo tipos. 
Más tarde ella tomo la mano del embelesado Sander que miraba solo los diferentes paltos de las mesas y lo llevo hasta la barra donde ahí por fin consiguieron sentarse cómodamente. Ella se sentó a su lado derecho mientras Sander aun flipaba por lo que había echo la modelo. Chulita pidió a la camarera dos cervezas, pero Sander repico y solo pido una, no quería tomar. La mesera muy amable trajo la cerveza y la carta de presentación donde estaba el menú del local. Había demasiada comida tanta que todos los platillos no se podían leer. 
—Hay muchos platillos no crees. ¿Qué pedirás tu chulita?
—Pediré un COP-FRIT de pollo. Y un perro caliente. 
—Bueno que sean dos de cada uno.  —Sander no iba a perder tiempo discutiendo que comida sería mejor comer, solo quería comer una fritura para satisfacer su antojo. 
Poco después la camarera se fue con el pedido en la mano y trajo otra cerveza para chulita. 
—Chulita, porque empezaste a trabajar como modelo.
—No creo que sea bueno que lo sepas. 
—Porque.
—Es muy profundo.
—Mucho
—Sí. 
—Está bien no lo quieres contar.
—No es eso.
—¿Y entonces que es?
—Quiero olvidar el pasado.
—Pero si olvidas pierdes no —chulita pensó que lo que decía Sander no tenía lógica.
—es que… 
—Vamos pide otra cerveza que esa se está acabando y cuéntamelo igual no es que tengamos otra cosa, que hacer. 
—Bueno está bien. Además te explicare porque esos dos tipos estaban detrás de mí. 
<<Perfecto dos pájaros de un solo tiro>> pensó Sander con algo de pudor maquiavélico.  
—Yo era muy pequeña cuando empecé a modelar, y la verdad se me daba muy bien, mi madre me había apuntado cuando tenía doce años. —Dio un sorbo a la cerveza— la cosa es que después que crecí y me salió este cuerpo. Pues los hombres empezaron a estar detrás de mí. Pero solo por sexo, igual era pequeña pero podía distinguir sus miradas llenas de lujuria de verdad me daba asco.  Ya cuando tenía dieciocho las cosas se pudieron mejores y pude conocer a un chico, el que más tarde fue mi primer novio. Se llamaba Alexander. Él era muy bueno y cariñoso, educado y muy trabajador. Aunque nunca tuvo lujos materiales pero si tenía un corazón de oro. —Las palabras de chulita se tornaban de la felicidad a la tristeza—. Como dos enamorados que buscan colmar su pasión con el tiempo, pues termino pasando lo que Dios quiso, ahora íbamos a ser tres. Yo había quedado embarazada de él, llevaba más de dos meses de embarazo cuando me di cuenta. Alexander al enterarse que tenía un bebe esperando y que iba a ser padre no lo creyó. Y tuvo mucha emoción aún recuerdo su sonrisa de punta a punta. Después se tuvo que ir a la capital para buscar un mejor empleo para nuestro bienestar. Después de eso me puse a trabajar en este bar exactamente. De noche serbia las copas. Y de día hacia las frituras. No descansaba para nada, jamás le conté a mi madre se lo iba a decir cuando la barriga empezara a crecer. Pero… —Parecía que el silencio la invadía no menciono ni una palabra más. Y bajo la cabeza—. Pues creo que Dios también quiso que pasara, pero perdí a mi bebe. Un día después de trabajar en el bar, pues Salí de hacer mi ronda y un tipo que estaba ebrio me siguió, yo intente escapar, pero no pude y al final el, me golpeo y además también me… también abuso de mí y perdí a mi bebe, cuando me dio un golpe, el día después me encontraron con un derrame en la entre pierna y me llevaron al médico, cuando me hospitalizaron me hicieron algunos estudios y además me dijeron que no podía tener más hijos en mi vida, que era un riesgo, me sentía dolida y acabada  además  espera a Alexander, buscando las palabras que algún día pensé con tanta angustia, pero que no dije nunca, pues yo creía que volvería en cinco meses, pero llego la primavera, después el invierno, se convirtió en verano, pasaron los años y me di cuenta, que solo me abandono.—Sander cogió a la chica entre sus brazos parecía que estaba a punto de llorar.
—Ya tranquila, no cuentes más. —Sander acaricio la larga melena de la chica hasta que se calmó. 
—Estoy bien. —Palabras tercas. 
Sander no era tonto sabía que la chica estaba pasando por un mal momento y el de impresentable había tocado la llaga de la chica. Aquella doloroso recuerdo de su bebe. 
—Vamos a comer. —La camarera llego con dos platos gigantescos con  un pollo frito —. Se ve bien. 
—Si es muy bueno. Solo hay que esperar que se enfrié un poco, porque lo sirven recién salido del sartén. —La chica ya parecía que estaba reaccionando mejor a la situación hasta que pudo hablar con más claridad. 
—Oye y perdóname por ser tan curioso pero, como se iba a llamar tu bebe. 
—Pues aún no lo había decidido, pero si era varón lo más probable que sería Alejandro, y si era niña iba a ser Zara.
—Me parecen lindos cada uno de sus nombres. 
—Si yo también lo pensé hasta cierto punto. 
Dejando de hablar ellos se enfocaron en la comida, el pollo estaba suculento. Ninguno de los dos menciono palabra alguna, pero Sander veía con atención a la chica, le parecía tierno ver como se acomodaba el largo cabello para que no se lo empapara de grasa y aceite. Le parecía un gesto magnifico, la verdad una cosa sorprendentemente adictiva. El resto del bar estaba más calmado ameno y la gente buscaba un escape del calor y de los múltiples queridos, la sala se fue quedando vacía. Sander miro alrededor la gente estaba yéndose de la sala, solo quedaban unos que otros jóvenes enamorados que comían junto a sus parejas. 
Entonces Sander sintió un calor incorpóreo en la boca del estómago, pero lo confundió con gases o tan siquiera el afirmaba que eran gases. Pero no era lo que creía, la chica al terminar de comer, sonrió con delicadeza mientras se limpiaba los labios, labios carnales que provocaban secuelas en la mente de Sander. El chico no pudo evitar más, y se fue a ella la tomo de la caballera y le robo un beso. La chica no se negó y continúo el beso con firmeza. Fue como un baile al compás de la guitarra romántica. O como si sus labios fueran una sola cosa, la mejor golosina que había probado en su vida. La gente de inmediato reconoció a chulita, la modelo de la ciudad, y sin más todos empezaron a sacar fotos era una primicia. Ye en menos de usos minutos la sala estaba repleta de Smartphone sacando fotos. 
Sander no se había dado cuenta hasta que se  detuvo para tomar aire, la chica le había chupado toda la respiración. Y vio que él y la chica era el centro de atención. A Sander no le gustaba este panorama. Entonces saco de la  billetera un billete de cien euros y los puso sobre la mesa, después agarro de la manos a chulita y la saco del restaurante, abriéndose camino pasó por entre la multitud desbordante de chavales tomando fotos, como locos. Se dirigió al carro, se montaron en el, y salieron disparados del bar, Sander con una cara de angustia y chulita con la duda e ignorancia de los acontecimientos anteriores. Sander miro a la chica y se echó una sonrisa cómplice, la verdad era excitante  escapar de un lugar así, como si fueran criminales buscados por el gobierno. Aunque las consecuencias después serian desbastadoras pero la travesura había segado todo pensamiento.     
—Esos tíos están locos. —Sander estaba conduciendo. 
—Porque me besaste.
—No lo sé. 
—Entonces ¿porque?
—No lo sé. 
—Pero no puedes besar a una chica solo porque se te antoje. 
—Si lo sé.
—Entonces. —Chulita exigía una explicación con base y cóncava.     
—Pues es que ese gesto que hiciste con tu cabello me dejo demasiado sorprendido. Y me enloqueció. 
—Que no vuelva a pasar sí. —Sander afirmo con la cabeza.
—Ahora a donde te llevo, —La conversación se tornaba más calmada, y cada uno volvía  a ser el de antes. 
—A mi departamento debo bañarme para ir a una sesión de fotos. 
—Bueno iremos para allá. 
Sander como todo un caballero cumplió su promesa y sin dejar de ser el que era no jugo más con la chica no hizo bromas con exagera confianza ahora era el de siempre solo un par de amigos que salieron a divertirse, por momentos se olvidaron del beso. Llego al departamento donde vivía chulita, la fachada era demasiado técnica y parecía un edificio de ciudad, lo mejor era acompañarla hasta la puerta del condominio ya que también sería la mejor ocasión para despedirse ya que ahora no la volvería a ver entre muchos meses o hasta años. La chica no mostro inconveniente para que Sander la acompañara hasta la puerta de la casa. Dejo el carro enfrente del edificio además lo dejo quemando gasolina para que cuando se fuera no tuviera que encenderlo otra vez. Ambos con rapidez llegaron a la habitación. 
—Bueno hasta aquí te acompaño.
—Está bien Sander gracias por todo. 
—No gracias a ti. Oye dame tu número de teléfono.
—No te lo dio Roberto. —Sander negó con la cabeza— bueno anótalo. —Sander tomo nota de los números que dictaban aquellos labios carnosos. 
—Oye cuídate, sabes ahora tengo que regresar a la ciudad, y bueno no sé cuando regrese a pamplona. 
—!Oh! así que por eso el beso. 
—Si tal vez también sea por eso. 
—Cuídate Sander eres un gran hombre. 
—Y tu una gran mujer. Estaremos en contacto. —Chulita se puso en las puntas de los pies hasta alcanzar la estatura de Sander y le dio un beso en la frente. 
Sander quedo impresionado y con una sonrisa en la cara se despidió de la chica, la puerta cerrada fue lo único que vio de la chica por un largo tiempo. Bajo al carro se montó rápidamente y después se fue en dirección a la estación de buses para comprar un pasaje para salir mañana a la primera hora a la ciudad de Madrid.  Paso el día y lo único que hizo fue en pensar en el beso. Puso conversa a Sindy por el teléfono pero tampoco respondía, sin más la noche cayo y con cansancio en su mete y estrés por todo el día con tantas labores que se quedó dormido como un yunque a tempranas hora de la noche. 

 




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