Entre Tú Stand y El Mío

Capítulo 10

—Ves es el plan perfecto así me escaqueare de ir a la fiesta de Vicente. —Nathalia no entendía mucho pero hizo una expresión de comprensión, para que Sindy dejara de hablar de cosas tan extrañas.
—Pero porque no solo se lo dices y ya.
—No 
—¿Porque?
—Porque ya di mi palabra
—Entonces prefieres partirte una pierna que decir que no.
—Shhh cállate no hables tan alto. —Sindy se acercó a Nathalia y tapo su boca inmediatamente. 
—Solo es una farsa, diremos que me caí y ya.
—Sí y el yeso.
—Tengo un amigo que es doctor.
Nathalia negó con la cabeza teniendo la decepción en su pecho. Ahora tenía como una loca aventura por realizar con su amiga del alma. Sindy cogió su bolso y después fue directamente a la puerta. Nathalia la siguió y acto seguido se puso los auriculares. Sindy estaba decidida a no ir a esa bendita fiesta, fuera por el hecho del coqueteo intenso de Vicente y el beso que no era beso. 
Sander ahora estaba pendiente de la chica, tenía que avisarle que debía acompañarlo a las fiestas de su tierra, dejo la oficina llena de papeles y después se dio un descanso para ir al stand del lado. El pasillo del centro comercial estaba algo desolado, como si fuera un domingo por la tarde, dio unos pasos hasta llegar a la vitrina de Sindy, las cosas estaban bien ordenadas y llena de cosméticos,  vio a través del vidrio pero solo consiguió ver nada y su reflejo. Entonces entro en el stand para ver si estaba trabajando. Una trabajadora Salió disparada, 
—A su orden. Era una chica joven de pelo castaño y con una linda cara, una voz dulce y embelesada en Sander.
—¿No esta Sindy?
—No la señorita Sindy salió hace rato
—¿No sabes cuándo vuelva?
—No lo sé señor
—Bueno vendré después.—Sander se rasco la cabeza pensando en que iba a ser ahora, se dio media vuelta y puso rumbo a la puerta. 
—Perdone—Sander escucho la voz de la chica y su giro para ver qué era lo que quería decir—. ¿Usted es el novio de la Señorita Sindy? 
Sander iba a decir que no pero se mordió la lengua para no hacerlo, se recordó que hace menos de un mes Sindy le dijo que se hiciera pasar por su novio. Para que sus padres la dejaran de molestar con ese tema, y la entendía sus padres también lo tenían un poco estresado con ese tema, aunque ahora había una chica que era la candidata perfecta. Ahora bien él no sabía si las empleadas sabían si ella iba a montar una farsa o si no sabían nada, Entonces el chico sonrió con alguna malicia ardiente y se acomodó el pelo que caía rebelde en su frente, después se llevó los brazos a la cintura y dijo: —Sí, soy el novio de Sindy—Alzo el brazo derecho y se dio un golpecillo en el pecho—. Dile que la he venido a visitar pero que no estaba, además dile que vaya lo más pronto posible a mi stand, porque debemos de hablar algo importante.  
La chica quedo impresionante de aquella declaración tan viril era como un príncipe salido de los cuentos de hadas, y ni titubeo en decir que era su novia, eso sumado más la lindura del chico. La pequeña mariana quedo fascinada con Sander. Hasta el punto de decir, que había sido flechada por el novio de su jefa. Sander estaba riendo por dentro tanto que no podía contenerlo, apretaba sus manos para contener aquellas ganas de pegarse una carcajada, la verdad es que desde hace tiempo que no hacia un show como el que montaba ahora. 
—Bueno yo le diré. —Dijo mariana.
Entonces Sander se dio un giro de talones y fue directamente a la puerta, salió del stand y con rapidez volvió  su cubículo. Cuando llego se aventó de golpe al sillón y dejo soltar una carcajada enorme. Hasta el punto que le quedo doliendo el estómago. <<Así que mi chica, ojala las cosas fueran tan fáciles>> pensó mientras miraba al techo, acto seguido se levantó y siguió lidiando con la enorme pila de papeles. 
—Creo que no te puedo ayudar en eso Sindy.—El hombre con bata blanca era inclemente en su decisión estaba completamente seguro que las cosas no eran así de fáciles en el mundo, y para el poner un yeso falso por una semana era una violación a su código de honor.
—Pero es solo…
—No, en la clínica no nos préstamos para hacer tales cosas.
—Solo serán unas semanas y de después me la quitare, te lo juro.
—No. —Cruzo sus brazos. 
—AY ayúdame ya te explique.
—Solo dile que no a ese hombre. 
—Pero es que ya di mi palabra. 
—Pues no lo hubieras hecho. 
—No es tan fácil. Estoy bajo mucha presión. 
—ve a un psicólogo.
—¿Me estás diciendo loca?
—No. 
Sindy creía que su amigo Pedro estaba dispuesto a ayudarla, pero como cosa inesperada por un código de honor absurdo, él no quería enyesarla. Ahora que iba a hacer. —De todos modos gracias. Fue lo único que dijo y dejo el consultorio de manera brusca con ánimos por los suelos y algo de enojo. La perta la tiro para que viera que su día estaba empeorando. Afuera estaba esperando Nathalia que escuchaba música con sus auriculares. Cuando Sindy salió al pasillo ella estaba completamente decidida a ver que había ocurrido, aunque ya lo suponía al ver su cara de desánimo, y por plus que no tenía el yeso en la pierna. 
—Entonces te dijo que no. —Dijo como adivinando.
—Si. No quiso.
—¿Entonces que harás?
—Tendré que ir a la fiesta. 
—Vez era la única opción.
—Si tendré que ir.
—Vamos no lo digas como si fuera una funeral.
—Sabes que no me gustan las fiestas. 
—Bueno pero en esta fiesta iré yo y además esteraras acompañada por mí en toda la noche, vamos no te pasara nada. Te lo prometo. 
—Ya que. —Dijo Sindy en un tono de resignación—. Pero voy por algo de agua. 
Sindy camino con parsimonia hasta el filtro de agua que estaba junto a las escaleras, la verdad no le interesaba las cosas de la fiesta, ahora se sumaría otro problema el que se debía vestir bien para la fiesta, llegaba la hora de comprar algo nuevo de ropa. Entonces la verdad es que de cierta manera ella no vio aquel pequeño bache en el camino, donde interactuaba con la escalera, un pequeño escalón hizo que la chica entretenida en su celular, cayera al piso y se doblara el talón. Sindy pego un grito breve, y aunque Nathalia estaba escuchando música se pudo percatar que Sindy cayó al piso, y fue inmediatamente a ayudarla. Casi que corriendo, y alguna que otra enfermera también fue a ayudarla. Sindy se estaba levantando mientras que Nathalia la tomo por los hombros para ayudarla a caminar. 
—¿Estas bien?
—No puedo caminar. —Dijo jadeando.
—¿Te duele? ¿Dónde?
—Si mucho. en el tobillo.
—Te llevare al médico. —Rápidamente Nathalia cargo a Sindy hasta el consultorio.
 




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