Sander esperaba abajo con un auto deportivo de franjas amarillas, Sindy terminaba de vestirse para ir a la fiesta de Vicente, la verdad estaba convencida de que ir era una pérdida de tiempo, pero quería ver a Sander con la cara de asombro al verla con un vestido tan bonito como el que había comprado. Además se maquillo con toda la paciencia del mundo, lo mejor que pudo hacer, aunque no tenía la ayuda de Nathalia que era como su estilista, la chica se la fue apañando sola. Ya estaba lista, se miró por última vez en el espejo, no se lo podía creer, estaba linda como nadie, el vestido de color negro era de lo mejor y se acoplaba a las curvas de su cuerpo, de sus piernas solo se veían por debajo de las rodillas y dejaba destapada su espalda, y la brisa le causaba un cosquilleo suave.
Solo faltaba la banda de reina junto a la tiara, aunque no quería ir a la fiesta, le entraba en el cuerpo una cierta emoción, si así se podía decir aunque nunca antes se había preparado para una fiesta, desde aquella noche de verano en la playa, aunque recordó aquel trágico día, poco después puso una sonrisa en su cara, y tomando un bolso pequeño en donde solo llevaba las llaves y una bufanda para que el frio no lastimara su garganta. Se acercó a la puerta y salió del departamento, buscando a Sander para ir de fiesta.
Bajo hasta el portal del edificio, como todos los días saludo al portero el muchacho joven que siempre reciba de buenos ánimos a Sindy, y pregunto si alguien la esperaba, el chico con suspicacia dijo que si, y señalo al auto negro con franjas amarillas, parecidas al de un tigre, ella agradeció al muchacho y fue directamente a Sander. Ahora estaba emocionada, salto los dos pequeños escalones con un sonrisa leve en su rostro y después avanzo hasta llegar a la ventanilla del auto, toco el vidrio cual puerta de madera, y Sander espabilo, en abrir las puertas del deportivo. Entro al auto con delicadeza y se sentó en el asiento del copiloto. Sander cuando la vio se quedó muy impresionado, la miraba de arriba abajo, nunca había visto a Sindy de esa manera tan provocativa. Al chico se le cruzo por la cabeza comérsela a besos pero empezando desde la espalda, hasta las piernas y quitarle el vestido. Una fantasía tonta e inocente.
Sindy vio como Sander, la estaba escrutando desde los pies hasta la cabeza, aunque se sintió un poco incomoda, pero también le gustaba que Sander la mirara, porque en el resto de ocasiones solo le miraba a los ojos, —cosa que le ponía incomoda pero lo hacía ver como un chico maduro— más cuando hoy se subió al auto y sintió aquella miraba lasciva también le gusto un poco, —Solo viniendo de el— Sindy para recuperar a Sander del estado de trance en el que estaba tosió con delicadeza. Sander sacudió la cabeza y se concentró más en ella, la mirada iba de nuevo a sus ojos.
—Te ves muy bien Sindy.
—¿Es un piropo o un cumplido?—Sindy jugo con su pelo, echándolo para atrás de su espalda de un movimiento tosco.
—Ambos.
—Bueno, Sander llévame a la fiesta temprano, voy a volver temprano a casa.
—¡Ha! —Sindy miro a Sander extrañada.
—¿Qué?
—Vas a ir a una fiesta y no lo disfrutaras, ósea gastaste mucho tiempo en vestirte así, y de seguro gastaste mucho dinero en la ropa. No tienes que regresar tan temprano.
Era un buen punto, pero Sindy estaba convencida que no iba a quedarse mucho en ambiente hostil y sola, menos cuando Vicente se ponía pesado con el tema del coqueteo, aunque por parte era su culpa cuando quería darle celos a Sander con él, solo para que después él le pagara aún mejor.
—Sander mira, use los aretes. —Sindy se inclinó hasta llegar a las piernas de Sander, con su mano recogió su cabello hasta dejar la oreja destapada, allí estaban los dos aretes que parecían una perla, brillaban mucho y le quedaba muy bien con la ropa que compro.—¿Te gustan?
Sander estaba al borde del colapso, con Sindy que cual gata se estaba encimando a él.
—Claro. —Fue lo único que pudo decir, después de quedar completamente hipnotizado con las bellas caderas de la chica, o la delicada cara de Sindy que parecía a el de una muñeca de porcelana, más las gesticulaciones únicas, estaba un poquito roja y como con algo de calor, aunque en su cuello no había mador alguno, sus ojos brillaban como si fueran a brillar, y su pelo se dejaba caer encima de las piernas de chico, mientras que su escote quedaba al descubierto, sus brazos eran como el de una muñeca delicados y delgados Sander estaba en colapso, pero como pudo mantuvo las ganas de pegarla contra la puerta del carro y plantarle un beso con lengua incluida, conteniendo sus impulsos repulsivos de hombre, encendió el carro.—Vamos a la fiestas que no se pierda más tiempo.
Sindy se colocó otra vez en el asiento y se acomodó.
—Bueno. Fue lo último que dijo.
Sander condujo con rapidez pero guardando con total cuidado la seguridad de ambos, hasta llegar a un club que desde afuera parecía de gente de alta categoría. En la calle solo había autos caros, Un Ferrari, y un Camaro Copo. El estaciono su fiel Mustang en toda la entrada, Sindy miro a toda la gente.
—Está lleno.
—Si esta abarrotado.
—Sander seguro que no me quieres acompañar.
—No ya te dije que no me invitaron. —Sindy puso los ojos en blanco— además voy un poco impresentable. —Sander miro el chándal y el mono que traía puesto, ropa deportiva para una fiesta de gala.
—Eso no importa, viene conmigo y solo eso, que la gente diga lo que quiera igual…
—No Sindy, hoy solo soy tu chofer, no tu novio. —Sander interrumpió a la chica sin cortesía y además mostrando un tono algo más dominante. Sindy asintió con la cabeza.—Me llamas si algo pasa, y no te vayas a pasar con los tragos.
—¡Ha! Pareces mis padres Sander.
—Tal vez, pero cuídate, estaré aquí para cuando regreses a casa, te lo prometo.
—Está bien. —Sindy pareció que iba a decir otra cosa, como un murmullo, pero no lo hizo y solo bajo del carro, y se despidió de Sander haciendo señales con la mano derecha, después se dio un giro de talones y fue al portal donde Vicente estaba recibiendo a los invitados. Sindy quería ver si Sander se arrepentía y se baja del carro para acompañarla, pero cuando volvió a mirar atrás el auto no estaba, Sander ya se había ido.
Vicente se acerco estaba recibiendo a gente en la entrada, cuando vio a Sindy corrió a recibirla dejando a los demás en segundo plano. El gerente del gimnasio hoy vestía de un elegante traje de gala con una corbata de color vino tinto, estaba bien vestido hoy.
—Hola Sindy pasa. —Con un gesto agarro a Sindy de la cadera baja, y la fue guiando hasta entrar por el portal. Vicente tenía una sonrisa muy amigable carismática y sus ojos brillaban de alegría, Cuando entraron a la fiesta las luces y la música un poco elevada no dejaba escuchar nada de lo que decía el gerente, pero adivinando un poco confirmo que era que se sintiera a gusto y que en un rato venía a atenderla bien, ya que estaba ocupado en la puerta. Vicente dejo a Sindy dentro del sitio de las bebidas, ella se sentó en una mesa para tranquilizar su corazón, la música era tan fuerte que su pecho brillaba.
Sindy miro a los alrededores, era como la última vez que fue a una fiesta, por un lado era cálido y reconfortarle, entretenido y colorido, pero por otro, solo había un olor a alcohol y cigarrillos que no dejaba respirar a nadie, los hombres estaban vestidos de gala y las mujeres de vestidos, habían muchas personas entre clientes y conocidos de Vicente. Sindy miro a la pista de baile estaba llena, muy llena y el ambiente prendido en alegres festejos, aunque en su cabeza todavía no se podía creer que estuviera en una fiesta, se había dejado convencer, eso era todo, pero se estaba aburriendo en la mesa, un camarero paso con una bandeja llena de copas. Sindy lo detuvo y le pregunto que eran, el chico contesto con una sonrisa que era un Martini.
Ella con parsimonia tomo uno y lo degusto con fascinante ánimos. Estaba bueno en su aspecto, tenía siglos que no tomaba, Sindy vio los amplios jardines de la zona, eran bellos entonces salió al patio, allí había menos gente, se sentía más cómoda, busco una banquita entre los arbustos de pino bien recortados y trabajados con cariño y se sentó tomando su Martini, cruzo las piernas y se sentó recta, como toda una reina. Saco su teléfono y entonces empezó a testear un poco con Nathalia, al cabo de unos minutos le conto como estaba la fiesta la decoración y todo.
Así Sindy pasó una hora, Vicente se le acerco de improviso, llegando por detrás de ella.
—Vaya pensé que la reina se había ido.
—Oh Vicente, perdona Salí a tomar un poco de aire y después me puse a testear con Nathalia.
—Ok. ¿Y Nathalia porque no vino?
—Nathalia tuvo unos problemas.
—¿Muy graves?
—No lo sé, no me ha contado.
—Bueno, pero no es bueno que estés sola aquí, la fiesta es adentro no aquí además la coronación es en poco tiempo deberías estar adentro para nombrarte la reina. —Sindy afirmo con la cabeza.
Vicente fue interrumpido por su celular que sonó, lo estaban llamando.
—Discúlpame tengo que ocuparme de algo. —Así dejo a Sindy y se fue detrás de aquel problema.
Sindy pensó que lo mejor sería volver a entrar, era obvio que la fiesta estaba en su mejor punto y ella se lo estaba perdiendo, en pocos minutos también la iban a nombrar reina, cosa que era de esperarse, aunque le daba algo de pena estar enfrente de tanta gente, pero ya no podía echarse atrás, ahora quedaba enfrentar los problemas. Entro de nuevo al gran salón, las cosas estaban poniéndose mejor, la música era más animada y la gente estaba bailando de lado a lado, ella para no estorbar se fue abriendo paso por la pared, hasta que llego a un esquina donde veía con atención a los demás, tomo otro Martini para relajarse y empezar la noche.
Al rato un hombre de cabello la invito a bailar, Sindy titubeo en segundos, el chico era bien parecido y una mole en facciones, su cuerpo era fornido y una altura de como 1.90. El chico se acercó por la derecha hasta estar muy cerca de su cuerpo, y le dijo al oído elevando la voz, —Bailamos— Sindy no sabía qué hacer, aunque tampoco se había vestido así, para quedarse cortada en una esquina como una niña de doce años, ella afirmo con la cabeza y tomo la mano del muchacho hasta llegar a la pista de baile y con pocas fuerzas empezó a mover el cuerpo con sutileza tomada de la cintura por aquel hombre. Poco a poco se fueron conociendo mientras que la música sonaba, aunque los altos sonidos de las cornetas no dejaban conversar de cosas importantes, solo le pudo sacar el nombre, aquel extraño hombre, Jimy. Y que era inglés, se notaba su acento perfectamente, además tenía una cicatriz en el cuello, por el lado derecho. Pero aun así se veía muy lindo.
Sindy perdió la noción del tiempo, ya eran más de las diez de la noche y aún seguía bailando con Jimy, la música se detuvo en un instante, y Vicente apareció encima de la tarima donde estaba el DJ.
—Buenas Noches, Damas y Caballeros. —Todos en la pista dejaron de bailar y se enfocaron en Vicente— Bueno Gracias por haberme acompañado en esta fiesta de bienvenida, ahora estaremos muy agradecidos con todos los clientes del Gimnasio y socios también. Pero bueno no me voy a desviar de tema, quiero que pasen una excelente noche y que se diviertan como nunca, pero ahora es momento de llamar al estrado a nuestra reina de la noche. La Señorita Sindy Bustamante.
En ese momento Sindy Sintió una presión en el pecho que era susodicha, Jimy que estaba a una lado de ella, le dio un empujoncito, el corazón de Sindy estaba muy acelerado, casi ni pensaba, las cosas se estaban poniendo más intensas, aunque no podía olvidar como era la última vez que estuvo en frente de tantas personas, en la secundaria había sido la última vez que estuvo enfrente de todos, fue en una exposición de salud mental, o así lo recordaba, camino con pasos lentos pasando por el resto de las personas, sin mirarles a la cara, estaba roja como un tomate, cuando llego a la escalera para subir a la tarima, Vicente estaba esperándola con la mano estirada, Sindy tomo la mano de Vicente y empezó a subir la escalerilla hasta llegar al elevado de la tarima.
Sindy estaba encima de la tarima, vio como la gente la miraba de arriba abajo, la chica se sintió muy incómoda. Ahora las miradas se las robaba ella, con miedo a estropear alguna cosa, se quedo quiera en el mismo lugar. Vicente rápidamente tomo el micrófono.
—Ella es nuestra reina, La hermosa Reina de La Fiesta. —Busco la banda de antes y la Tiara. Con una señal discreta la llamo para que se acercara, Sindy se acercó con cuidado los cables que pasaban por la tarima hacían dificultoso el movimiento, mas ella los paso con unos pequeños saltos—. Entonces Sindy es la nueva reina de la fiesta.
Todos empezaron a aplaudir la sala se llenó de gozo, aunque Sindy estaba conmovida no se le quitaba el mal sabor de boca de la incomodidad, había demasiada gente, estaba la sala repleta, aunque el reflejo de los reflectores no dejaba ver a todos, ni siquiera a Jimy quien estaba perdido por dentro de la muchedumbre, Vicente se acercó para ponerle la Tiara, perfectamente trajo la banda que decía “Reina” en mayúsculas y cursivas, con la Tiara en su mano izquierda, primero puso la banda, Sindy se la coloco con disimulo y con precisión. Ahora antes de poner la tiara Vicente hizo una reverencia pequeña, y sindi rio con delicadeza, después Sindy se puso de rodillas para que el gerente le pusiera la tiara. Vicente con cuidado de no lastimar aquella melena tan preciosa, que tenía Sindy, puso la tiara con tal delicadeza de que estuviera sosteniendo a una frágil mariposa.
Sindy se levantó ya con la corona puesta, pesaba un poco, pero adentro de ella tenía una emoción insuperable. Una emoción tan irracional por parte del momento, Vicente tomo el micrófono y siguió hablando de algunas cosas, Sindy bajo de escenario con una ramo de flores y toda la vestimenta de la reina, lo único que le faltaba eran alguno que otro báculo de oro. En ocasiones se sentía como la reina de España pero su fantasía ya había terminado, término con suspicacia y entonces fue directamente al baño. Cuando llego al primer inodoro que vio, se tumbó con nada de delicadeza, como si fuera un costal de papas arrojado a un camión. Y suspiro como si estuviera tan cansada que no pudiera ni siquiera levantar un brazo.
Cuando fue la última vez que se había sentido tan viva, ya ese momento lo había olvidado. Sander tenía razón, la vida estaba pasando por sus ojos sin hacer nada, tenía que disfrutarlo más. Mas fiestas, mas baile, más salidas, paseos todo, con él a su lado, o con quien fuera. Aunque su chofer tenía razón ella tenía que sonreír más, las chicas bonitas lo hacían. Después rio un poco, hasta convertirse en carcajadas, estaba completamente feliz, la verdad nunca había recordado como se sentía divertirse con amigos, o con alguien más, y como se podía desesterar el cuerpo con el baile, esas cosas las había olvidado por nueve largos años. Con una sonrisa de levanto del inodoro y fue al lavamanos, para echarse agua en la cara, de tantas emociones su cuerpo estaba sudando por todas partes, lavo su cara con parsimonia y después se volvió a maquillar, saco su teléfono y vio la hora, se asombró el consejero fiel decía que eran las once y media de la noche, decidió que dos horas más y después se iría a casa.
Salió del baño y pidió otro Martini, al rato se encontró con Jimy ahora se sentaron en una de las mesas que estaban en la sala a conversar, el chico rubio venía con muchas ironías era buen hablador, aunque nunca pregunto de donde era no mucho menos en que trabajaba, pasaron las horas y la gente se empezó a ir, todo se vestía de soledad y de resaca. Sindy se quedó en el patio mientras contemplaba las estrellas, el frio estaba en su punto mientras que Sindy se acurrucaba en su bufanda. El cielo estrellado era bonito más, escondía la tragedia.
Vicente llego por detrás de la chica sorprendiéndola otra vez, las personas en el patio ya se habían ido y ellos estaban en un rincón muy alejado. Las cosas eran de esperarse que se convirtieran en locuras, Sindy capto un olor a alcohol.
—Sindy.—Dijo Sander con voz baja y pausas en su habla—. Estuve pensando.—Sindy giro inmediatamente y vio a Vicente, llevaba una botella en la mano, y una copa en la otra, se tambaleaba, ella imagino que estaba borracho, o pasado de copas.
—¿Estas bien Vicente?—Sindy miraba atenta a cualquier cosa.
—Sí, solo es que—Vicente se acercó más a ella— siempre he querido decirte estas palabras.
—Si Dime. —Él se acercó más a ella. Sindy retrocedió un paso.
—¿Vicente, estas consiente de lo que haces?
—Si —Vicente intento tomar la mano de Sindy, pero esta lo esquivo en un último momento—. Quiero que sepas, que… —Sindy no sabía que estaba pasando, estaba con un pequeño miedo en el medio del pecho, las personas con las que podía contar por si algo pasara, no estaban sino en la sala de los espejos, y aun tenían música a alto volumen, estaba sola en esta situación.—Quiero que sepas que siempre te he… Querido.
Las palabras del Gerente hicieron que Sindy frunciera el ceño.
—¿Que dices Vicente?
—Que me gustas. —Fue dificultoso para el decir las palabras que soltaba su garganta.
—Vicente no estás bien. El alcohol ya fue demasiado para ti, mañana hablaremos de esto.—Lo que le faltaba a Sindy, la noche había terminado muy bien como para que ahora alguien se le viniera a declarar, pensó que del blanco feliz en donde estaba, se convertía en un gris con problemas nuevamente, volviendo a su vida cotidiana, el momento de felicidad había durado poco.
—No. —Farfullo Vicente en un tono altanero—. Tienes que escucharme ahora.
—Vicente, estas borracho.
—No lo estoy.
—Sí.
La terquedad de Vicente se ponía más peligrosa.
—Sindy me encantas. —Se acercó sin cuidado a Sindy, su propósito era besarla. Pero Sindy vio lo que intentaba hacer, se alejó como pudo.
—Cálmate Vicente.
—Te quiero.
Vicente estaba convencido a tomarla por la fuerza, derrumbo la copa que tenía en la mano y después tomo su mano haciendo un forcejeo.
—Suéltame Vicente.—Sindy sintió las manos cálidas de Vicente lastimando su muñeca y hacia lo posible para escaquearse. Vicente ignoraba las peticiones de la chica, estaba cada vez más dominante. A la vez acerco a la chica pasando su otra mano por detrás de la cintura y pegándola a su pecho, Sindy puso las manos en su pecho para empezar a empujar. Sindy gritaba por auxilio, estaba claro era un intento de violación. Nadie escuchaba, Vicente se acercó a la boca de la chica sin soltarla y le planto un beso, Sindy no podía respirar, en su garganta le estorbaba algo. Era la lengua de Vicente que la lastimaba, cuando paro el beso, Sindy le dio una bofetada a Vicente, con todas las fuerza de su mano, así logro que la soltara y empezó a correr, Vicente se tambaleo unos pasos atrás, cuando se repuso empezó a perseguirle.
Tantas cosas habían pasado que Sindy no se lo podía creer ahora Vicente se estaba propasando y casi abusaba de ella, tenía que llamar a alguien, saco su celular del bolso, pero como iba corriendo se le cayó al suelo, ella se agacho para recogerlo, pero su pantalla estaba partida, y su corazón a mil. De los nervios intentaba presionar la pantalla para ver si serbia pero con una de la esquirla de vidrio se cortó el dedo y empezó a sangrar. Por atrás Vicente se acercaba con rapidez, ella se echó a correr otra vez.
Sindy paso por entre los matorrales, esperando que Vicente se perdiera en los arbustos, pero no pasaba nada, la perseguía con margen de cinco metros de separación, Sindy llevaba en los ojos lágrimas, casi no podía ver, su cuerpo estaba temblando del miedo. Sindy tropezó con una roca y cayó al piso, Vicente que venía detrás de ella, se le echó encima, Sindy no se podía levantar estaba completamente atrapada entre ese arbusto, y para su desgracia nadie podía saber lo que pasaba, el matorral cubría todo. Entices empezó a gritar desconsoladamente, Pero Vicente tapo su boca con fuerza presionando su mandíbula, Entonces Sindy sintió las manos de Vicente en sus piernas. Movía su cuerpo con más fuerza para poder zafarse pero nada se le daba. Vicente empezó a besar su cuello, pasando por la brecha de sus senos.
Ahora pensaba que las cosas eran menos buenas que antes, las conocidas eran peores personas que las demás, Sindy sin nada que pudiera hacer empezó a llorar, hasta que mordió la mano de Vicente este se echó para atrás, Sindy con un pensamiento rápido pateo la entrepierna de Vicente, y él se tumbó al piso jadeando de dolor, aprovecho para escapar, No pudo, Vicente la tomo de su pies con la mano derecha, Sindy volvió a caer al piso, después Vicente con dolor y todo se volvió a encimar en el cuerpo de Sindy, pero ahora ella tenía los brazos libres. Hizo una plegaria a Dios para que le socorriera, en su pánico, el destello de una botella daba directamente a sus ojos, Sindy vio la botella y la tomo con fuerza y rapidez, y se la arrojo por la cabeza a Vicente. Inmediatamente este cayó al piso y la botella se desquebrajo en miles de esquirlas que con la luz de la luna las hacia brillar, Vicente cayó al piso noqueado y Sindy se levantó corriendo.
Sindy salió corriendo hasta los lavaderos, hasta el baño y después se encerró en uno de los sanitarios poniendo el pequeño seguro de la puerta, que seguro no iba a bastar para contener la ira de un sínico y borracho musculoso. Quebró en llanto y en pánico, sus manos temblaban, pensó que podía haber matado a Vicente, era una criminal o no. Con miedo y las manos lastimadas por los vidrios de la botella, entonces llamo al único contacto que estaba de primero en la bandeja de entrada en su buzón. Sander. El chico contesto sin antelaciones.
—Hola, ¿cómo va la fiesta? ¿te has divertido?
—Sander lo mate.
—¿Que dices?
—Sander lo mate, lo mate, lo mate.
—¿Cálmate Sindy que paso?
—Ayúdame Sander.
—¿Dónde estás?
—En el baño.
Cuando Sindy colgó el teléfono Sander quien estaba por tomarse la enésima tasita de café prendió el carro y a una velocidad tremenda fue conduciendo al club.
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Editado: 24.06.2020