Entre Tú Stand y El Mío

Capítulo 18

Sander llego al club y dejo el carro prendido ni siquiera se molestó en ponerle el seguro a las puertas, en el portal había un hombre, quien le pidió una entrada, mas Sander solo paso de largo, mientras el portero reportaba la entrada de un intruso. Paso por la sala de baile buscando a Sindy, pero no la pudo ver, recordó que Sindy le había dicho que estaba en los baños. Corrió directamente al pasillo, entonces encontró una puerta con los avisos del baño. Sin miedo paso a los baños de las chicas, no había nadie, más las puertas de los cubículos estaban cerrados, —Sindy— Grito para que ella saliera de donde estaba.
Al escuchar la voz de Sander la chica se tranquilizó más. Abrió la puerta y respondió entre sollozos jadeos de pánico y dolor. Sander vio como la puerta del cuarto cubículo se abrió, allí estaba Sindy, entonces de dos pasos llego al inodoro, donde Sindy temblaba con lágrimas en los ojos y sangre en sus manos. Ella al verlo le abrazo enseguida muy fuerte, con ansias de que la salvara de todo. Sander la abrazo con toda la delicadeza que tenía sus manos, entonces le dio un pequeño beso en la frente, mientras la consolaba, los sollozos de dolor eran constantes, Sindy lloraba sin reparo diciendo cosas que Sander no podía entender. Cuando Sindy estaba más desahogada y calmada, hablo con Sander, explicaba en intentos fallidos. 
—Yo…Yo Creo… que mate a Vicente. 
—¿Sindy estas segura de lo que dices?
Ella afirmo con la cabeza mientras que su tembloroso cuerpo abrazaba a Sander. 
—Tranquila todo tiene Solución. 
—¿Pero que hizo él? ¿Porque lo intentabas matar?
—Me iba a Violar. 
Sander cerro la boca inmediatamente, y abrazo con más fuerza a Sindy. 
—¿Que hacemos Sander? Los hermosos ojos de la chica estaban con lágrimas de dudas. 
—Primero Límpiate, Después iremos a ver el cuerpo. 
Sindy haciendo caso de Sander, se levantó con su ayuda del inodoro y después se lavó las manos quitando la sangre que tenía y después se lavó la cara, con delicadeza, se miró al espejo y vio sus ojos rojos, todas las venas de sus ojos estaban brotadas de tanto que había llorado, y su garganta se sentía muy irritada. Sander tomo sus manos para que no entrara en otra crisis mientras que iban a salir del baño, pero Vicente llego borracho al lugar. Sindy se ocultó detrás de Sander cuando lo vio llegar. Estaba con una botella rota en la mano, con puntas filosas mientras se paró en la puerta, no había salida. 
—Me imagino que él es Vicente, ¿Verdad Sindy?
—Sí. 
—Que mal. Se ve horrible. ¿Tú le has hecho eso novia? Vaya que pegas fuerte. 
—Sander. Sindy no podía creer que estaba siendo sarcástico en una situación así. 
Vicente intento dar un paso adelante, pero se tambaleo y cayó al suelo. El golpe fue tremendo tanto que Sander se agacho para ver si estaba bien. Agarro uno de sus brazos, para tomar el pulso. 
—Joder que brazos, este seguro que alza 100k 
—Sander no seas tonto vámonos. 
—Espera tengo que ver si está vivo. —subió la manga de su camisa para que sus brazos quedaran descubiertos, Presiono la vena de su mano para comprobar si tenía pulso. —Está vivo, no nos preocupemos. 
Sindy se tranquilizó más, aunque quería irse ya de la fiesta.
—Vámonos Sander. 
—Espera.—Sander frunció el ceño. Volvió a tomar la mano de Vicente, ahora la izquierda, Sindy pensó que le había pasado algo al gerente, y se preocupó. Sander desabrocho el reloj de Vicente, era grave lo que estaba pasando, él se echó el bolsillo a su reloj  se alejó y tomo a Sindy de un brazo. 
—Ahora si Vámonos. 
—¿Qué hiciste?
—Le tome prestado su reloj.
—Se lo robaste. 
—Bueno en cierto punto, es una mala persona. 
—Si pero eso no quita que se lo robaras. 
—En mi pueblo el que se emborracha hasta ese punto, tiene como castigo que le quiten los zapatos la ropa y todo lo que lleve, por inmoral, pero yo no le iba a quitar la ropa.
—Tu pueblo es de lo más marginal. 
Sander rio con el comentario de Sindy, pero no se estreso para nada, ambos salieron con discreción por la parte del jardín, el portero al ver que aquel hombre venía con la reina de la fiesta, se quedó más tranquilo, y dejo salir al Sander y A Sindy sin ninguna dilación. Entraron al auto y se fueron del lugar. Dejando atrás otra tragedia que iba a mermar la confianza en la vida de Sindy. Sander condujo dos calles más abajo donde paro el carro, en medio de una luz roja intermitente, el semáforo de esa calle estaba descompuesto por lo que parecía y Sindy solo miraba la ventana del carro. Para cortar aquel profundo silencio Sander pregunto qué adonde la llevaría. 
—¿A dónde vamos Sindy?
—No lo sé. 
—¿Quieres seguir dando vueltas por ahí?
—No.
—No me das muchas opciones que digamos.
—Sander porque todo tiene que ser Así. 
—¿Cómo así?
—Tan miserable.
—Oye no seas tan agresiva.
—No es que es la verdad, la vida es una hija de puta, que siempre me lastima cuando creo que me va bien.—Pataleo— No me gusta.
—Sindy creo que son momentos imprevistos que pasan.
—Malditos Hombres.
—Auch, lo dices como si fuéramos el mismo demonio. —Sander se ofendió con el comentario de Sindy, ella no había pensado en sus palabras, mas tampoco las estaba midiendo se estaba desahogando, aunque no quería ofender al único que se había comportado bien con ella. Sander. 
—No lo digo por ti. Perdón. —La chica se encogió de hombros y se bajó su mirada, alzando sus piernas hasta que llegara a su mentón—. Es que siempre me va mal. 
—Tonterías
—¿Cómo lo sabes?
—Tienes una hermosa casa, una tienda, y que una hombre se haya sobre pasado contigo no quiero decir que seas alguien que no vales nada. 
—¿Es que?
—Sabes si todas las mujeres fueran como tú, dedicadas en el trabajo y con sentido de pertenecía, creo que nadie estuviera soltero. —Sindy rio sutilmente. Ya estaba más calmada que antes, ahora ella tenía que descansar—. ¿Te llevo a casa? 
Entonces Sander mientras Sindy respondía vio sus ojos, estaban irritados y con lágrimas en sus pómulos y su cara pálida, labios resecos entre un color rosado y rojo, y su cabello pegado al sudor de su frente. Ya no llevaba maquillaje, el color de los ojos estaba corrido en la por todas partes en pequeñas manchas negras, y sus pestañes algo desordenadas. Sander acerco su mano hasta tomarla del cuello. Ella se acurruco con mi cálida mano, sintió un cosquilleo que la hizo casi tener un espasmo. Entonces ella se acercó más a él, y elevo la cabeza hasta el punto de quedar a la altura de sus labios. Sander se echó para delante en un impulso de su cuerpo que no pida controlar, se acercó con delicadeza, mientras que Sindy puso sus manos en el pecho de Sander. Sander por dentro sentía un calor incontrolable y su corazón estaba latiendo por las nubes, hacia más revoluciones que el mismo motor de auto donde estaba montado. Él se acercó hasta casi besarla, faltaban pocos centímetros para rozar sus labios, cerró los ojos en señal de victoria, y sonrió antes de… Que una corneta sonara detrás de ellos, y del susto saltaran par atrás. Sander se pegó por la cabeza con el soporte del techo, y Sindy se reincorporo tratando de no reírse de él. Sobándose la cabeza Sander dijo:—¿Te llevo a casa?
Sindy afirmo con la cabeza, entonces Sander piso el acelerador y puso rumbo al edificio de Sindy abriendo el paso del conductor apresurado que estaba tocando la corneta detrás de ellos. Ahora ella estaba más tranquila,  Sander condujo con cuidado hasta que llegaron al edificio. 
—Llegamos. —Dijo Sander como insinuando que ahora había terminado todo—. ¿Te acompaño hasta el tu departamento?
—Duerme conmigo hoy. Pero solo hoy. 
Sander no creía lo que sus oídos escuchaban. Pero tampoco hubiera perdido una oportunidad como esa. }
—Bueno si tú quieres. 
Sander condujo hasta el estacionamiento para estacionarse, estando allí Sindy se bajó del coche impaciente por llegar a su casa y acostarse en la cama. Sander apago el carro, Sindy empezó a sentir frio. Mucho frio hasta el punto que estaba temblando. Sander se quitó la parte de arriba del conjunto, el chándal de color negro, entonces se lo puso a ella para que se abrigara, mientras que el, se quedó en una camiseta de color negro. Terminando de asegurar el coche, Sander tomo la mano de Sindy y subieron juntos hasta la casa. 
Cuando llegaron a la casa, Sindy encendió la luz se sentía cansada. Y se lanzó en el sillón como un saco de papas. 
—Yo dormiré en el mueble. —Dijo Sander dirigiéndose a la cocina—. Voy a prepararte algo de comer. 
Tal vez el chico iba a perder su tiempo,  pero Sindy no tenía cabeza para comer. Ahora estaba tan cansada que lo único que quería era acostarse a dormir. Sander con rapidez hizo lo primero que encontró en el refrigerador, para su suerte había un poco de carne echa, lo único que hizo fue sazonarla y preparar algo de arroz. Sindy vio que Sander se esforzaba por ella, no era como el resto de los hombre, y si antes había dicho que ninguno valía la pena, pero… ahora se lo estaba cuestionando, desde que el chico había llegado a su vida, claro con imperfecciones, ella era la que le había hecho mal a él, no el a Sindy y creo que nunca lo haría tampoco. 
Sander termino de cocinar la comida, empezaba a sentir que las cosas eran como las de una familia, aunque nunca había sentido que era que le cocinaran o que la consintieran. Le daba gusto haber conocido a Sander o eran las letras del destino que se lo había puesto adelante. Tenía que aprovecharlo porque con sus ánimos no sabía hasta qué punto el soportara, si seguía con su conducta al final se iba a cansar de ella, y esta vez no sería culpa de un hombre. 
—Listo. —Sander apareció delante de ella con una bandeja llena de comida. 
—Sander es mucho. 
—No. 
—Pero es muy tarde como…
—Si no comes es peor, te puedes enfermar. 
—Tonto.
—Gracias. —Con una sonrisa la chica empezó a comer con delicadeza pequeñas cucharadas de arroz con carne.
Sander cuido a Sindy en todo momento, cuando termino de comer puso una película, Sindy volvió a sonreír. Estaba seguro que ya estaba mejor, con lo sucedido el, tendría que ocuparse el resto de los días, para que no le diera un ataque de locura u otra cosa peor y terminara colapsando. Lo mejor era quedarse cerca, o tan siquiera hasta que Nathalia llegara. 
El resto de la noche pasaron viendo películas de suspenso, no optaban por el terror ya que no era preciso en la situación psicológica de Sindy, pero pasaron un buen rato. 
—Sander… ¿Tú tienes a alguien que quieres mucho?
—¿A qué viene la pregunta?
—Vas a ser buen esposo. 
—Si tú lo dices <<Ojala sea contigo>>pensó Sander. 
—Vas a ser un buen padre también. <<Ojala sea contigo>> enseguida pensó de nuevo. 
—Yo también quiero ser una buena esposa. Pero no sé cómo hacerlo. 
—No digas tonterías tal como eres, vas a ser perfecta esposa. 
—¿Tu lo crees Sander?
—Sí. 
Sindy bostezo de la nada. 
—Creo que tengo sueño. 
—Entonces ve a dormir.—Sindy aún no quería irse a dormir pero su cuerpo se lo estaba implorando.
—Te traeré una manta para que te arropes. 
Sindy acobijo a Sander como un niño pequeño, al principio Sander se negó a ese juego absurdo, pero después de un rato y viendo que la chica no iba a ceder si no le hacía caso, entonces decidió jugar con ella al final Sindy se acostó en la cama, y le puso seguro a la puerta. Trato de cerrar los ojos para dormirse lo intento mas no lo consiguió.
Pensó en que estaba siendo un poco mala, ella estaba durmiendo en una cama de lujo, mientras que el único que fue a auxiliarla cuando estaba perdida en un sillón incomodo, seguro que cuando amaneciera él tendría dolores de espalda. Sindy era mala, muy mala, repetía su mente, así que a pesar de haber apagado la luz y hecho que Sander apagara el televisor, fue a ver como estaba. La sala estaba fría, para colmo, el chico estaría temblando del frio. Se acercó a Sander pensando que estaba dormido y musito muy bajito en varias ocasiones su nombre. Sander contesto. 
—Que paso Sindy. 
—Nada quería ver si tenías frio. 
—Un poco pero está bien. 
—Ve a dormir. 
—Bueno de eso quería hablar, no puedo dormir. 
—¿Cómo que no puedes dormir? apagamos el televisor por lo mismo.
—El mueble es muy incómodo, vas a amanecer con dolores musculares. Ven duerme conmigo en la cama. 
La mente de Sander estallo. 
—Enserio. 
—Sí. Pero no intentes nada raro. 
—No haría nada que tu no quisieras. 
Sander se levantó de la cama y siguió a Sindy al cuarto donde estaba completamente dedicado a acostarse en la cama. Era la primera vez que entraba en el cuarto de la chica, aunque no podía ver las cosas y la decoración estaba segura que sería como la chica, bonita. Sindy se acostó en el lado izquierdo. La cama era muy espaciosa y después Sander se acostó en la parte derecha, aunque estaba un poco incómodo. Sindy se puso la cobija encima, Sander hizo lo mismo, estaba de espaldas a ella. Sindy se giró y toco la espalda de Sander, enseguida el chico volteo. 
—Sander tengo una duda acerca de ti. 
—No soy Gay. —Respondió rápidamente. Sindy rio un poco.
—No es eso.
—¿Entonces qué? 
—¿Cuántos años tienes?
—¿Es muy importante que lo sepas?
—No.
—Tengo 24.
—Eres joven. Muy joven. 
—¿Tu eres mayor?
—Tengo 33.
—Pues no lo pareces Sindy. 
—Eres nueve años menor que yo. 
—Sí y que importa. 
Sander se di vuelta para terminar, de hablar, y cerró los ojos, Sindy hizo lo mismo, en un rato ambos estaban dormidos. 




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