—Se me olvido preguntarte porque tus padres viven en el continente africano.—Pregunto Sander en un asiento de avión mientras una azafata pasaba con el carrito de chuches. Sindy lo miro con una risa malévola en la cara.
—No lo sé, sabes que los viejos se ponen locos en cierta edad.
—Si pero… a otro continente es mucho.
—Yo que sé, sienten afecto por la gente africana, siempre han estado allí desde que tengo memoria.
Sander se relajó más cuando la chica vio que se estaba quedando dormida en el asiento, las horas de vuelo hicieron que el chico se quedara dormido, más tarde los altavoces del avión advertían de que iban a aterrizar, Sander hizo una señal a dios porque era una de las mejores noticias que le daban, odiaba viajar en el avión.
El avión aterrizo con completo éxito y en menos de lo que esperaban ya pisaban suelo marroquí. Ahora estaban en el continente africano, Sindy después de pasar sus maletas por el escáner y seguir con los protocolos de seguridad tomo a Sander de la mano para enseñarle algo del pequeño país a Sander antes que fueran a la mansión donde se quedaban.
—Mira así son la calles.—Explico ella señalando con las manos a las calles.
—Pues se parecen a las de Madrid.—Sander no estaba impresionado para nada.
—Deja lo tonto, no son iguales.—Sander busco la diferencia.
—Si es verdad. —Dijo con los brazos cruzados.
—Lo vez.
—El asfalto es distinto.
—No era lo que quería decir.
—Vez hay una clase de manto impermeable en el suelo.—Sander se agacho para verificar si era verdad lo que veían sus ojos.
—Levántate.—Sindy levanto inmediatamente a Sander del piso, la gente empezó a mirarlos.
Ambos rieron con disimulo mientras que la gente veía a dos chicos consumando su pasión y locura, después de un rato el taxi llego para llevarlos hasta la dirección de la casa, la mansión de los Lowcan. Que era el apellido de Sindy estaba retirado de la ciudad de Marruecos, estaba en las afueras era una de las casa más envidadas de la ciudad, y de los más reconocidos en España y Marruecos, tenían relaciones con el presidente de la nación y de España además de ser influyentes en cada página de historia de la ciudad.
El taxi se estaciono frente a un portón grande, que parecía la puerta al cielo con barrotes dorados y amplios caminos. Sander miro magnificado.
—Llegamos.—Dijo Sindy mientras bajaba del taxi.
Sander pago al buen hombre que los trajo con propinas y bajo las maletas, la casa era enorme y gigantesca, su vista estaba completamente ida en ella, Sindy parecía divertirse en la puerta tocando el timbre para que abrieran.
—No tienes llaves.—Pregunto Sander.
—No para qué.
—Pero eres la hija.
—Si pero no vengo aquí desde 2009.
—Tanto.
—No me llevo muy bien con mis padres.
—Si lo sé, pelearon.
—No solo eso.
—¿Que mas entonces?
La puerta se abrió inmediatamente y un chico moreno de ojos claros los atendió en la entrada.
—Te lo cuento después cariño.
El hombre tomo las maletas de Sander y las llevo, poco a poco los fue guiando por la entrada un amplio pasillo antes de llegar a la casa. Sander miraba la decoración de la casa, pensó que su ropa deportiva quedaba muy mal en aquella gran mansión, estaba completamente mal vestido y lo sabía de antemano. Llegaron a la casa los padres de Sindy los esperaban con ánimos en la puerta.
—Hola querida Hija cuanto tiempo.
—Hola mama—Contesto Sindy con un abrazo y un beso en la mejilla.
—Hola Hija.—Dijo el señor parado al lado de la madre, quien era el papa de Sindy.
—Hola. —Dijo a secas.
Sander estaba esperando que lo presentaran más noto aquel ambiente hostil.
—Él es Sander.—Señalo Sindy al chico con ojos encogidos—Mi novio.
—ala que bien hija.
La madre de Sindy vio al chico. Lo miraba constantemente como si estuviera buscando un desperfecto, como si fuera un tomate del mercado. Sander estaba incomodo también los ojos del padre de Sindy estaban clavados en él, tenían expectativas altas pero como iba vestido solo era un chaval de barrio y no el empresario de zapatos deportivos más influyente de pamplona. Inmediatamente para recuperarse estrecho la mano de la señora con muchos modeles.
—Mucho gusto soy Sander Villalobos. —El papá de Sindy frunció el ceño al escucharlo.
—Yo soy Cloe Lowcan.
—Mucho gusto querida suegra.
—Mi hija creo que ha tenido buen ojo.
—¡Mama!—Intervino rápidamente Sindy.
—Nada linda solo es una broma ¿verdad Sander?—Sander afirmo con la cabeza.
—Muchacho tu eres de los Villalobos de Galicia. —Pregunto el padre de Sindy con voz áspera y severa.
—No señor—Sander dio unos pasos hasta ponerse delante del papa de Sindy— De los de Pamplona en la calle del barrio cuatro. Mucho gusto. —Sander alzo su mano como para estrecharla, El señor estaba convencido de que Sander había roto algunas reglas pero tomo el saludo y se presentó como caballero.
—Yo soy Alexis Lowcan. Mucho gusto muchacho. Pero ahora pasemos a la sala para conversar.
Sander tomo a Sindy de la cintura y las dos parejas tomaron asiento adentro de la sala, aunque Sander nunca había visto una casa tan decorada y con cuadros en todas las dirección que podían haber, pasillos espaciosos y que parecían interminables, y con inmensurable luminiscencia. No dejo escapar ni una gesticulación de asombro, estaba convencido que los padres de Sindy estaban al pendiente de él. Llegaron a una de las salas de la casa, donde había tres juegos de muebles, tomaron asiento y un camarero trajo una bandeja con bebidas.
—Sander, ¿quiere whisky?
—No gracias no bebo.
—Buena elección.—Sindy tomo un vodka y su mama tomo un zumo de uvas que parecía vino.
—Entonces chico en que trabajas.
—Eh, industria Textil se podría decir.
—Ropa.
—No. Calzado para ser exactos.
— Eres el dueño. —A Sindy le parecía una locura que sus preguntas tan superficiales, pero así eran sus padres por eso le tenía un poco de rabia. Sander Miro a Sindy como con ganas de decirle que Si, pero sonrió a último momento y después soltó la respuesta.
—No, solo soy agente de ventas. —Sindy Frunció el ceño con la respuesta de Sander.
—¡Oh! Ejecutivo. —Insistió Alexis.
—Si exacto.
—Muy bien. ¿Y cuanto ganas?
—Padre estamos muy cansados por el viaje, así que si nos disculpas nos vamos a dormir. — Sander parecía que iba a responder pero Sindy se lo impido antes de que lo hiciera y paro la conversación tan absurda que no iba a terminar más que en una pelea Familiar.
Alexis quedo conforme con la explicación de Sindy. Salieron de la sala con rapidez, Sindy parecía enojada, subieron las escaleras hasta llegar a una habitación gigantesca con una cama matrimonial en ella.
—¿Porque mentiste?
—¿Qué dices Sindy?
—Lo de la empresa porque no soltaste que eras empresario no ejecutivo mal pagado.
—No lo sé, me pareció divertido.
—Ahora mis padres tendrán menos confianza en mí.
—No digas tonterías.
—Sí que te digo que sí.
—No.
Sander se cansó de las cosas que decía Sindy así que se acostó en la cama de un brinco, y después invito a Sindy a la cama, las maletas ya estaban en el cuarto, y mientras Sindy se cambió Sander prendió el tv que estaba debajo de un cuadro, de un caballero sosteniendo un escudo montado en un caballo. De verdad la mansión era impresionante. Sindy volvió a estar en la habitación, se acostó en la cama y después de eso se acurruco en los brazos de Sander, aunque este tenía ganas de estrujarla hasta sacarle el aire y empezar a y dejarla asfixiada para comerle el cuello poco a poco. Haciéndole muchas cosquillas.
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Editado: 24.06.2020