Entre Tú Stand y El Mío

Capítulo 26

El siguiente día muy por la mañana Sander llego a la casa de Sindy, ella estaba despierta y  lista para ir a la tienda, toco la puerta con disimulo y espero a que Sindy abriera. Cuando lo vio fue a él directamente a sus brazos.  Sander con cario acaricio su espada.
—Tengo que contarte algo.
—¿Que es?
—Me llamo mi socio tengo que ir a pamplona.
—No.
—Sí.
—Pero estábamos por salir.
—Amor lo tengo que hacer.—Sander puso la cara de un perro regañado para hacer que la chica lo dejara ir.
—No.
—Porfa. 
—Pero es que íbamos a salir hoy, no puede ser en otro momento.
—Es importante Sindy.
—Y yo no?—Ella cruzo los brazos haciendo un gesto de disgusto. 
—Eres lo más importante para mí.
—Bueno no vayas.
Sander se echó una risa picara aunque estaba lleno de felicidad.
—Si las cosas fueran tan sencillas.—Sander alzo ambas cejas.
—No pongas escusas.
—Solo será un par de días no más. Te lo prometo.—Sander se acercó y poco a poco fue jugueteando con los brazos de la chica hasta estrujarla en los suyos y besarla en la mejilla. Sindy dejaba que lo hiciera con mucho gusto. Aunque ronroneaba como una gata en celo cada vez que el chico empezaba a besar su cuello.
—Ya.—Empujo a Sander para quitárselo de encima porque no resistiría mas.
—Te voy a extrañar.
—Pues no vayas.
—Tengo que hacerlo.—Ella puso los ojos en blanco.
—Esas son las consecuencias de ser la novia de un empresario.
Sander rio.     
—Más bien seria las consecuencias de que soy trabajador.
Terminando la conversación ambos bajaron al estacionamiento Sander busco su auto y llevo a Sindy hasta el centro comercial, Sindy quería que Sander se quedara pero no consiguió cambiar la determinación del muchacho con sus caricias, llegaron a la entrada del centro comercial donde Sander dejo a su novia para después ir a aeropuerto. Se despidió con un acalorado beso y una abrazo, —Volveré en dos días—Fue lo último que dijo el chico antes de que se montara en el carro y se fuera de la vista de la chica dejando una nove de humo blanco que se esparcía con delicadeza por la ciudad. Al esfumarse esta cortina blanca, la chica musito bajito—Aquí te espero— Con una amena sonrisa en su rostro.
Sindy subió al stand donde estarían las muchachas trabajando normalmente y también Nathalia quien esperaba hablar de aquella cosa  tan importante que ella le dijo ayer. Sindy ya le había contado todo lo que había pasado con Vicente estaba al tanto de la fiesta y de los meses que paso con Sander hasta de su viaje para visitar a sus padres, aunque la forma en que la besaba Sander o como la tocaba se lo había guardado para ella, mucho menos le conto la forma en que le hacia el amor. Era un secreto de muerte. Con pasos acelerados ella llego a la tienda, desde afuera se quedó viendo la vitrina. Se quedó pensando allí por unos minutos. Toda esa estructura donde estaba su tienda, representaba el trabajo de años. Su empeño y dedicación. 
Estaba orgullosa de lo que había formado, y hoy ya no sentía nada de pena o vergüenza por sus piernas, dejo verse en el centro comercial con una falda negra con pliegues magníficos que con el mínimo cambio en el aire iban a elevarse. No había nadie dentro de la vitrina era extraño para ella, las chicas debían estar allí. Las luces estaban apagadas y no se lograba ver bien. Sindy abrió la puerta del negocio para entrar y cuando paso las chicas  saltaron encima de ella dándole una sorpresa. Sindy al verlas quedo embelesada no sabía que había era aquella bienvenida.
—Felicidades Sindy ya regresaste.—Nathalia inmediatamente salió de detrás de la oficinilla en el centro del negocio y se acercó a Sindy tomándole de la mano. 
Sindy aún no procesaba como las cosas estaban tan animadas en la tienda o algo más importante el porqué. Las chicas lanzaron confeti por los aires y papelillos, todas aplaudían y hacían gritos de júbilo. Sindy aún no entendía porque, pero le agrado la idea, estaba animado el ambiente del stand comúnmente había silencio, ahora estaba completamente animado como si todas las mujeres de allí fueran adolescente con las hormonas por el aire. 
—¿Qué es esto Nathalia?—Dijo quitándose los papelillos de la boca, y casi gritando.
—Tu fiesta de bienvenida.—Nathalia se llevó un matasuegras a la boca y empezó a hacer un ruido muy molesto. Sindy se tapó las orejas con las manos y rio con todas sus fuerzas. 
Sindy hizo una mueca en la cara, estaba feliz pero alzando la voz detuvo todo gritando a las muchachas. Calmado los ánimos ellas pararon, todas pararon y se quedaron en silencio adentro de la tienda. Todo se paralizo.
—Gracias—Dijo Sindy. Las chicas se quedaron escuchando fijamente lo que decía— bueno. Ahora que ya hicimos un desastre a limpiar. 
Las chicas se desanimaron pero cada una regreso al trabajo, mientras que condujo a Nathalia hasta las banquitas donde se maquillaban las clientes para hablar sobre eso tan serio que le llevaba contando desde hace rato. 
—Nathalia gracias por la fiesta de bienvenida pero no consientas a mis empleadas.
—Ja bueno. 
—¿Qué era eso que me querías decir?—Nathalia cambio su sonrisa de siempre por una cara seria.
—Te recuerda que me dijiste lo de tus cicatrices y el incidente de hace siete años.—Sindy afirmo con la cabeza—. Bueno no sé si lo que traigo te va a gustar pero, creo que lo encontré.
—¿De que hablas?
—A él. A…
—Ni se te ocurra decir su nombre aquí. —Sindy la interrumpió con rapidez. Miro todas las direcciones, Nadie había escuchado por fortuna, todas las chicas estaban en sus puestos de trabajos pero igual no era un lugar indicado para hablar de eso. 
—Mira las fotos. Y comprueba a ver si es…
Nathalia pasó una carpeta de color amarillo y la puso en las manos de Sindy, ella abrió la carpeta para mirar de reojo. Frunció el ceño al ver el contenido de esa carpeta, no estaba llena de complementaciones. Sindy cerro inmediatamente la carpeta y a metió a su cartera, donde nadie tocaba algo, ni siquiera Sander. 
—¿Es el?—Pregunto Nathalia.
—Sí. 
—Denúncialo.
—No. 
—Porque lo encontramos.—Nathalia alzo la voz repentina mente. 
—No hables tan fuerte, nos pueden escuchar. No lo voy a denunciar, ya ha pasado más de siete años desde aquel incidente, y sabes ya lo supere, mejor será que se quede así. 
—Sindy es una abusador debe estar tras las rejas.
—Nathalia no te dije que lo buscaras.
—Lo sé.
—No cabemos entre en pasado. 
—Pero…
—Nathalia—Sindy se levantó de la mesa y la tomo entre de los hombros—El pasado es pasado, yo ya lo supere y ahora soy feliz con Sander. Gracias por ayudarme de verdad, pero ya dejemos que el pasado se vaya ahora concentrémonos en un futuro. 
Nathalia afirmo con la cabeza y siguió la corriente a Sindy para no caer en discusiones con la peli marrón.  
—Pero veo que me trajiste un informe policiaco completo, eres buena. 
—SI Sindy  era lo otro que te iba a contar, ingrese en la academia voy a ser detective. 
—En hora buena Nathalia—Sindy abrazo fuertemente a su amiga.
—Si he decidido ayudar a mi nación atrapando criminales.—Ella alzo su brazo con determinación al cielo. 
—Si esos villanos van a caer, todos por la detective Nathalia. 
Las horas pasaron y después de un rato ambas fueron a comer, el resto de la tarde la pasaron de compras para el segundo viaje familiar donde Sindy conocería a sus suegros en el pueblo de pamplona, justamente después de que Sander regresara del viaje. Compraron algo de ropa y después se fueron a el departamento, regresando temprano a casa, se quedaron viendo una película y cotilleando sobre algunos chismes que estaban de moda en el centro comercial, y aunque las horas se les pasaron volando lo disfrutaron al máximo. 
(…)
Chulita estaba maquillándose en casa para volver a las entrevista para una sesión de fotos algo atrevida de una revista Barcelonesa. Cuando escucho que la puerta sonaba con tosquedad y azoro. Fue rápidamente a la puerta algo enojada por la forma en que tocaban a su departamento. La puerta Estaba algo pesada para abrirla. Cuando la abrió por completo. 
—SI… 
Sander cayó al piso desmayado. Su cuerpo estaba lleno de magulladuras y de cortadas también de  manchas y completamente sucio. 
—Sander. —Grito la chica en pánico, mientras que fue por su teléfono a pedir ayuda. Pero Sander con un poco de fuerzas la tomo de los pies. 
—No llames a nadie. 
—Que dices estás loco.
—Hazme caso. Déjame descansar. 
—No. 
—Dime que me vas a prometer que no llamaras a nadie. —chulita miro la cara golpeada de Sander hasta que quedo conmovida y se lo prometió—. Bueno. —Sander dejo de hablar y cayó en un sueño profundo. 




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