Entre Tú Stand y El Mío

Capítulo 27

Pasaron tres días desde que Sander se había ido del Madrid pero no se comunicaba con nadie, Sindy estaba entrando en dudas, que le pudo haber pasado a su novio.  Se levantó como las anteriores mañanas prendió el televisor y se encamino hasta la concina para preparar el desayuno. Antes de comer se dio un baño y sin mirar atrás devoro el patillo que había preparado, hoy un noticiera estaba sintonizado.
—En otras noticias el empresario de calzado deportivo Sander Méndez. Se encuentra desaparecido, repito se encuentra desaparecido.  Los familiares de la víctima están haciendo lo posible para hallar con su paradero, la última vez que lo vio algo, fue cuando tuvo una cita con su socio de negocios y vice presidente de la empresa Good Sport Company, Roberto Zapatero. Quien después de una cena de negocios tras separarse ninguno de los dos se volvió a ver, presuntas aproximaciones de la policía, el empresario perdió la vida después de haber caído de su auto por una peña, conduciendo a alta velocidad y con altos niveles de alcohol en su sangre, presumen que está muerto, más las autoridades no han encontrado el cuerpo.—
Sindy dejó caer el cubierto de la su mano hasta impactar en la mesa, estaba convencida de que Sander no estaba muerto, o se aferraba a la realidad, pero Roberto había aparecido otra vez en su vida, y esta vez era socio de Sander nunca se lo había dicho. Lo peligroso que era Roberto, y por estarse guardando la verdad su novio había caído en sus trampas. Sindy intentó calmarse pero estaba entrando en pánico, sus manos temblaban y un síndrome de pánico se estaba creciendo en su cuerpo. Por suerte el celular de Sindy ya había sonado, ella se tranquilizó y concentro la mente en responder, era nada más y nada menos que Nathalia. 
—Hola.
—Lo viste—Dijo ella apresuradamente. 
—Sí. No sé qué hacer. 
—Vístete nos vamos a pamplona. 
—No Nathalia Sander…
—Voy para allá amiga. 
Cuando Nathalia llego al apartamento de Sindy, noto que la chica estaba más pálida que nunca. También noto que no se podía calmar estaba como petrificada en su mundo en un bloqueo del cual no tenía escapatoria. Daba vueltas por el mueble lamentándose, quejándose y estresándose, ya estaba hiperventilada y después y tenía pinta de que iba a empezar a llorar. 
—Cálmate Sindy. 
—No… No… NO... Sander está muerto. —Se llevó las manos a la cabeza. parecía que iba a arrancarse el pelo.
—No es así Sindy escúchame. 
—Lo mate.
—¡Sindy! —La chica de cabello negro no escuchaba.
—Sander… Perdóname. 
Sindy estaba delirando y aunque la odiara por el resto de su vida por lo que iba a hacer no le quedaba más opción. Nathalia con todas las fuerzas de sus manos, le dio una bofetada. Hizo que Sindy cayera justamente en el sillón. 
—Cálmate y escúchame.—Sindy parecido reconfortarse, ahora estaba mejor que antes—. Vamos a pamplona escuchaste. —Sindy afirmo con la cabeza. 
Nathalia de un brinco fue directamente al cuarto de Sindy saco una de las maletas y metió algo de ropa en ella, puso todo lo de su armario en la maleta y bajaron a tomar un taxi. Poco después llegaron al Aero puerto donde tuvieron que esperar hasta el siguiente vuelo, que no salía en menos de seis horas. Sindy se sentó en las bancas a esperar que el avión llegara, estaba frustrada, aunque Nathalia se acercó más y más a ella, la abrazo y le acaricio el cabello.
—Todo estará bien. —Musito a un lado de ella. 
—Ojala Dios te escuche. 
Pasaron algunas horas y los padres de Sindy llamaron al enterarse de lo que había ocurrido, le daban fuerzas a la distancia y poco después movieron sus influencias para que los guardias civiles empezaran con un sondeo más intenso. El avión llego al Aero puerto y en cuestión de horas ya estaban en Pamplona, Sindy tenía la cabeza tan confusa que olvido donde Vivian los padres de Sander aunque se lo había dicho siendo muy explícito días antes, aunque ella nunca lo escuchaba del todo, se sintió peor de lo que estaba, ahora sentía que era una inútil que no podía recordar ni un solo nombre o lugar de donde Sander venia.  
—Nathalia, no sé dónde viven los padres de Sander. 
—No importa, yo lo sé. 
—Bromeas. —Dijo con dudas en la cabeza.
—No. En el reporte estaba todo, direcciones empresas, todo. —Nathalia se dio un pequeño golpe en el pecho y se engrandeció. —Solo déjalo todo a la detective Nathalia. 
Enseguida ella salió del aeropuerto y busco un taxi que los llevaría a la residencia de la familia de Sander. Sindy estaba convencida que Sander estaba vivo, aunque el cuerpo no se encontrara aun. Nathalia llego con la ayuda de un mozo de la aerolínea y cogió las maletas. 
—Vámonos el carro está esperando. 
Sindy se dejó guiar por las palabras de su amiga y se subió directamente al carro.  El buen señor dentro de su vehículo escuchaba las noticas acerca del muchacho, y Sindy volvió a mirar con pena a Nathalia, en el acto Nathalia entendió que Sindy  estaba asustada, así que la volvió a consolar. Llegando a la residencia de la familia Méndez. El auto del taxista se alejó soltando una fuerte ventisca de humo blanco, y ambas quedaron afuera del portón. Sindy miro a la barandilla del gigantesco portón para entrar a la casa, trago saliva. Y acto seguido cruzo su mirada con Nathalia.
—No sé si debamos.—Dijo Sindy cabizbaja. 
—Que dices. —Nathalia se puso enfrente de ella—.Eras su novia y tienes derecho. 
—Lo sé, pero es que no los conozco.
—Pues preséntate. 
—No es tan fácil. Creo que no es momento.
—Sindy, Sander era tu novio, debes darle apoyo a ellos.—Sindy procrastino.  
—No es que me de aliento yo misma, imagínate a ellos.—Nathalia  puso los ojos en blanco y cruzo los brazos.
—Si pero ellos no lo saben además una cara nueva puede ayudarles mucho, más cuando eres parte de la familia.  
—No lo sé, estorbaríamos. 
—No claro que no. Ahora llama por el telefonillo. —Nathalia apunto con el dedo índice a la rendija del timbre, cubierta por una piedra.—O lo hare yo. 
—¡Espera! —Sindy al verla que iba a presionar el botón detuvo a la chica de cabello claro—. ¡Lo hare yo!. ¡Apártate! 
Sindy se puso al nivel del timbre de la casa y toco el pequeño botón,  y escucho una voz masculina en la bocina.
—¿QUIEN ES?—
Sindy sintió nervios al escuchar la voz, quería escapar  miro a Nathalia con un gesto en su cara de una niña de quince, que iba a la casa de su enemigo a disculparse por haberla golpeado antes en clase, quería salir corriendo de allí, pero la mirada firme de Nathalia se lo impidió, y haciendo un movimiento la chica giro la cabeza y pego su boca al pequeño tele comunicador.
—Soy la novia de Sander, quiero ver a sus padres. 
(…)
Chulita atendió las heridas de Sander, había llegado hace una noche llenos de heridas a su casa, no sabía cómo lo hizo, estaba convencida que se arrastró por la calle hasta llegar al edificio, la ropa estaba rasgada y su cara llena de hincones y de magulladuras. El cuerpo cubierto de tierra y de rasguños. Ya había visto las noticas, Desaparecido o muerto, tenía ganas de llamar a la casa de sus Padres, pero no lo podía hacer, el mismo le había rogado que no lo hiciera. Ahora solo quedaba atenderlo. Ya le había limpiado las heridas y en cierta forma lavado su cuerpo. Aunque nunca desnudo su cuerpo. Por momentos Sander despertaba del sueño, la miraba como queriendo decir algo, pero cuando abría la boca para intentar musitar unas palabras inmediatamente volvía a caer en sueños. Ella no podía aguantar más así, debía llamar a un médico Sander estaba completamente mal. Tal vez tuviera huesos rotos y hasta alguna herida interna que trajera consecuencias. Solo le seguiría la palabra por dos días, si el no mejoraba en ese tiempo lo llevaría a un hospital, no debía ser tan egoísta. 
Pasaron unas horas, Chulita se había quedado en casa solo para ver cómo estaban las cosas, el silencio imperaba en la habitación, las cortinas cerradas, la calle sola, el sonido tan característico del aire acondicionado y las palpitaciones irregulares de chulita, la chica estaba sentada en el sillón enfrente de Sander no se apartó ni un segundo de él. Los nervios se apoderaban de ella, le invadían la cabeza y de modo sutil la iban volviendo loca. Sander despertó agitado, miro a un lado de ella, allí estaba chulita con un vaso lleno de agua hasta el tope. Sander se pasó la mano por la cabeza, sintió dolor dejando escapar un quejido de su boca. Chulita inmediatamente se levantó del sillón solo para tirarse al suelo y ponerse de rodillas, para atenderlo. 
—Sander estas bien.—El chico afirmo con la cabeza era la primera vez en el día que se mantenía tan rígido y no perdía el conocimiento.
—Chulita—Tosió—No le digas a nadie que estoy aquí por favor.
—Estás loco, debemos llevarte a un médico.
—No.—Volvió a toser—. Lo que tengo es superficial. Solo un par de costillas rotas. 
—Y te parece poco.
—Si hubiera muerto estuviera peor.
—No es momento para bromas. 
—Chulita escúchame, ve a la farmacia y compra analgésicos y cosas para tratar los rasguños con los días irán sanando. Ves ya puedo levantarme. —Sander en un intento de ponerse en pie alcanzo elevarse del mueble pero por el dolor no se pudo mantener mucho en pie volviendo a caer al sofá.
—Sander.— inmediatamente chulita asustada fue a ver como estaba.
—No te sustes soy muy resistente.
—Eres terco, debemos ir a un médico. 
—No. 
—¿Porque?
—Porque si Roberto sabe que estoy vivo va a matarme. —Sindy frunció el ceño— el que creía mi amigo, corto los frenos del coche, tratando de matarme, seguro ya paso todo el dinero a su cuenta, ¡Maldito! Pero no voy a morir tan fácil, tengo que ver a Sindy. Por favor si él sabe que estoy vivo me va a intentar matar de nuevo, y en mi estado no me puedo defender, te lo suplico chulita. 
Chulita no sabía si fue la tenacidad, o aquella manera de decir las palabras que salían de su boca, o era las expresiones de aquel rostro magullado y golpeado, tal vez fue el propósito que hizo desquebrajar su corazón hasta exprimirlo y sentir compasión. Sonrió desde su corazón haciendo una mueca de punta a punta. 
—Está bien, pero si veo que empeoras te llevare al médico. —Chulita fue contundente con sus palabras dándole margen de estado.
—Te prometo que mejorare. —Ella afirmo con la cabeza.
—Voy a buscar las medicinas, no le vayas a abrir a nadie.
—Tampoco creo que pueda. —Lo dijo con una sonrisa irritante en la cara. 
Chulita salió del apartamento y busco las medicinas para Sander, también compro comida y algo de ropa para el chico que hipotéticamente estaba desnudo. Ahora lo que faltaba era solo acoplarse en su casa con las cosas que tenía, carente de otra cama la única forma en que podía conciliar el sueño seria en el sillón, chulita volvió al apartamento a contarle a Sander que en las calles los temas de su desaparición estaban por las nubes y era de lo único que se hablaba. 
Cuando llego vio a Sander despierto dando pasos por la cocina, se había puesto un tipo de vendaje. 
—Sander está parado, siéntate. 
—Cálmate estoy bien. 
—Pero. 
—No importa solo hazme caso. 
Chulita vio que Sander estaba caminando con normalidad, él se acercó a ella con las intenciones de tomar las bolsas donde había comprado.
—No yo las llevo. —Esquivo sus brazos—.aun no te puedes mover bien. 
—Si es verdad. 
—Siéntate. 
Haciendo caso a chulita Sander consiguió sentarse a ver las noticias en verdad eran muchas las que pasaban por la televisión. 
—Oye chulita. Sabes ahora soy como una estrella de rock, todos están hablando de mi.—Chulita al escucharlo hablar, puso los ojos en blanco, como podía alguien estar hablando tan tranquilamente mientras que hace menos de dos días casi moría. 
La verdad es que el chico se lo tomaba muy relajado, Chulita hizo la cena y la sirvió en dos platos la llevo hasta el sillón y en la pequeña mesa de centro comieron ambos, conversaron de como llevarían la mentira del siglo para que nadie se enterara de que Sander estaba allí y por cuanto tiempo duraría la misma.
Con algunas palabras acordaron que en un mes pondría fin a la estadía de Sander en el apartamento de Sindy, luego contactaría con su familia para estratégicamente planear algo para hacer pagar a Roberto. 
 




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