Entre Tú Stand y El Mío

Capítulo 28

—Buenas yo soy la novia de Sander. Señor y Señora Méndez. —Los señores miraron a la chica escrutando la mujer mayor que estaba delante de ellos. Tenían cara de impresión. Sindy estaba impresionada por el recibimiento de la familia Méndez. Con sutilidad las invitaron a ambas a pasar a las sala, tomaron café y después de un momento les ofrecieron quedarse en su mansión. 
Los empleados estaban ajetreados mientras que el padre alto y de pelo negro, su espalda era firme y rígida, su voz era áspera y de cierta manera tenía una singularidad entre tonos que le hacían escucharse como un hombre demasiado viejo. Aunque en edad no superaba los sesenta. La madre miraba fijamente los movimientos del padre de Sander estaban completamente desesperados, las cosas estaban delicadas, ahora ellas se sumaban a la búsqueda del muchacho. El esposo colgó el teléfono.
—Sindy ¡eh!—La examino con los ojos— mi hijo siempre le gustaron las mayores. Qué bueno que llegaste serás de mucho apoyo para la familia. 
—Gracias Señor Alonso. 
Alonso inmediatamente se retiró de la sala y subió por las escaleras a contestar otra de las llamadas. La madre de Sander era una señora de como cincuenta, aunque no lo parecía, llevaba maquillaje y el pelo con ondulaciones muy parecidas a la del chico, de un color dorado, una mujer dulce de buenas raíces. Una mujer hecha y derecha que velaba por la seguridad de su familia, y con la pérdida de su único hijo había entrado en estado de depresión. 
Sindy y Nathalia se sintieron acogida con la bienvenida de la Familia Méndez, ambas con curiosidad buscaron sus habitaciones por la basta mansión, hasta que se toparon con un empleado y con amabilidad las llevo hasta donde Alonso les dijo que se quedaran. La habitación era gigantesca, las cortinas llegaban al piso, cubrían la gran parte del ventanal, la luz que entraba la absorbía la cama, que era matrimonial, y los muebles. El armario estaba vacío y entonces las chicas decidieron poner la ropa con la que se iban a quedar un tiempo en pamplona. 
—Sindy tranquila encontraremos a Sander y lo encontraremos sano y salvo.
Sindy sonrió. Sabía que no decía las palabras que estaba escondiendo con sus ovaciones, simple, era un “Estoy Contigo”
—Si lo haremos. 
La chicas terminaron de arreglar sus cosas, llego la hora de la cena mientras que los padres de Sander, estaban por salir de casa a un reunión con el aguacil de la ciudad. Antes de eso comieron todos en el amplio comedor de la casa, Sindy miraba la exquisita comida, pero estaba incomoda, ninguno dijo nada, la madre de Sander Luna, se acercó a Sindy antes de irse a su reunión. 
—Hija cuando regrese hablaremos.
—Si.—Contesto viéndola fijamente a los ojos.
Los padres salieron de casa mientras que las chicas se quedaron en el salón de la mansión, viendo y examinando la casa, miraban las decoraciones las baldosas, todo, poco después de unas horas, ante la ausencia de los señores, ambas presenciaron bostezos, cargados de sueño. Antes de las once de la noche ambas se fueron a la cama.




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