Entre tú y yo

 Nueva Propuesta

Capítulo 13

Livie

La noche empezó como muchas otras. Palomitas, cobijas, y una lista de películas que nunca terminábamos porque siempre nos quedábamos hablando entre escena y escena. Era uno de esos viernes en los que Mía tenía un proyecto grupal y yo, por costumbre ya, terminaba viendo algo con Dom en su habitación.

Estaba en la cocina sirviendo Coca-Cola en dos vasos cuando él apareció en la puerta con el control remoto en la mano.

—¿Comedia romántica o acción con explosiones innecesarias? —preguntó.

—Una que no hayamos visto —le respondí, pasándole su vaso.

Nos acomodamos en el sofá, con Bailey roncando en su rincón como siempre. Era todo lo cotidiano del mundo. Lo cómodo. Lo fácil.

Y sin embargo, la tensión flotaba ahí, como una sombra familiar entre nosotros.

Quizá era por los besos. O porque últimamente nuestras “prácticas” se habían extendido más allá del guión. O quizá solo porque ya nos conocíamos demasiado.

—Livie —dijo él, mientras la película arrancaba—. ¿Puedo preguntarte algo sin que te pongas rara?

Lo miré de reojo. —Depende.

—No es una indirecta. Solo… he estado pensando. Nosotros la pasamos bien juntos, ¿no?

—Sí. Bastante —respondí, sin entender aún a dónde iba.

—Y no hay presión, no hay rollos dramáticos, ni reclamos, ni enredos. Es… fácil.

Asentí, esta vez más lenta.

—Entonces, ¿qué te parecería si… en vez de seguir fingiendo que esto es solo una serie de prácticas… lo llevamos a otro nivel? Como amigos que se disfrutan. Sin etiquetas. Sin rollos. Solo… tú y yo pasándola bien. Con confianza, con límites claros. Y si algo se complica, lo hablamos.

Lo miré, sorprendida por lo directo, pero también por lo calmado que sonaba.

—¿Algo como… amigos con beneficios? —dije en voz baja.

—Exacto —afirmó, como si no hubiera dicho algo tan íntimo—. Ya hay química, hay confianza. Lo estamos disfrutando. No veo por qué no hacerlo más… honesto.

Tomé aire y lo solté despacio. No era una propuesta cualquiera. Pero tampoco era algo que me asustara.

La verdad era que sí. Me gustaba cómo me sentía con él. Me ponía nerviosa, sí, pero también curiosa. Había algo emocionante en esa conexión que no podía negar. Y por primera vez en mucho tiempo, no sentía que tenía que pretender nada. Con él podía ser torpe, directa, incluso callada, y seguía habiendo algo entre nosotros. Algo magnético.

—¿Y Mia? —pregunté, sin mirarlo.

—Esto no tiene que ver con ella. Y mientras los dos estemos claros con lo que es… no hay por qué involucrarla.

Asentí. No porque estuviera 100% segura de todo lo que podía pasar. Pero sí de algo: no quería dejar de explorar esto solo por miedo. Era algo nuevo para mí, sí. Pero también algo que me estaba enseñando cosas sobre mí misma.

—Vale —dije, con una media sonrisa—. Amigos que se disfrutan. Nada más.

Él levantó su vaso y lo chocó suavemente con el mío.

—Por acuerdos claros.

—Y diversión —añadí yo.

La película seguía corriendo, pero ni uno de los dos le prestó atención. Lo importante ya estaba dicho. Lo demás… vendría después.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.