"Entre tus labios" [saga N°1]

CAPITULO 5"Caminos cruzados"

Esa mañana, Bahía Serena parecía más agitada de lo normal. En el colegio, todos hablaban del mismo evento: el Festival de los Pescadores, una tradición del pueblo donde los estudiantes organizaban una feria con música, comida y juegos para recaudar fondos. Ariana escuchaba los planes con atención, aunque se sentía fuera de lugar. Aún no conocía a muchos, y no estaba segura de querer participar.

—¿Te vas a apuntar para ayudar? —preguntó Lucía, su nueva amiga—. Todos los de quinto grado deben hacerlo. Yo estaré en el puesto de los juegos de agua. ¿Y tú?

Ariana dudó.

—No lo sé... tal vez. No creo que alguien quiera trabajar conmigo.

—Bueno, siempre puedes decirle a tu chico del muelle —dijo Lucía con una sonrisa pícara—. Está claro que se entienden bien.

—No es “mi chico” —respondió Ariana, aunque no pudo evitar sonrojarse—. Solo hablamos.

—Claro, claro —dijo Lucía divertida—. Pues dile que venga. Hay gente que aún no cree que él hable con nadie desde lo de su hermano.

Aquella frase quedó resonando en su mente. ¿Qué tan poco lo conocía realmente?

Esa tarde, después de clases, Ariana fue al muelle. Lo encontró en su lugar habitual, con los audífonos puestos y su cuaderno de dibujos sobre las piernas.

—Hola —saludó, sentándose a su lado.

—Hola —respondió él, quitándose un audífono.

—¿Sabías del festival?

Elías hizo una mueca.

—Difícil no saberlo. Hay carteles hasta en los baños del pueblo.

—¿Vas a ir?

—No.

—¿Ni siquiera a mirar?

Elías bajó la mirada.

—No es lo mío. Demasiada gente. Demasiados recuerdos.

Ariana suspiró.

—Podrías intentarlo. Podrías venir solo un rato… conmigo.

Él la miró en silencio. Como si buscara una respuesta en su rostro.

—¿Quieres que vaya?

—Sí. Pero solo si tú también lo quieres.

Hubo un silencio largo. Luego, Elías asintió.

—Iré. Por ti.

Ariana sonrió, sorprendida y feliz. No esperaba esa respuesta. Al día siguiente, lo mencionó emocionada a Lucía, quien reaccionó con escepticismo.

—¿Elías? ¿En un evento con gente? ¿Estás segura?

—Sí. Me lo prometió.

Lucía no dijo nada, pero Ariana notó su expresión. Algo no estaba bien.

La tarde del festival llegó, y el colegio se llenó de colores, luces y risas. Los puestos estaban decorados con banderas hechas por los estudiantes. Ariana ayudaba en la venta de empanadas, pero no dejaba de mirar hacia la entrada del colegio. Cada minuto que pasaba, su corazón latía más rápido. Esperaba ver su figura entre la multitud.

Pero las horas pasaron.

Y Elías nunca llegó.

Lucía se acercó con una limonada.

—Lo siento —dijo en voz baja—. Sabía que no vendría. Él siempre dice que va, pero nunca aparece.

Ariana sintió un nudo en el estómago. Una mezcla de rabia, decepción y tristeza. Pero no dijo nada. Solo se quedó allí, fingiendo una sonrisa para los demás.

Más tarde, cuando ya era de noche y la feria comenzaba a desmontarse, Ariana fue al muelle. Y lo encontró allí. Sentado en el borde, con la mirada perdida, como si no se hubiera movido en todo el día.

—No viniste —dijo ella sin saludar.

Elías levantó la vista. Parecía cansado.

—Lo intenté. Llegué hasta la esquina del colegio. Vi la gente, la música, el ruido… y no pude.

—Me hubieras dicho.

—Quería hacerlo. Pero me paralicé. Me pasa a veces. Me siento atrapado. Como si el aire no me alcanzara.

Ariana se sentó a su lado, dolida, pero también comprensiva.

—Me sentí estúpida. Esperándote todo el día. Defendiéndote frente a todos.

—Lo sé. Lo siento.

—No quiero que me prometas cosas que no puedes cumplir, Elías.

Él bajó la mirada.

—No quiero perderte —murmuró.

Ariana lo miró.

—Entonces dime la verdad. Siempre. Incluso si es fea. Incluso si crees que no voy a entenderla.

Elías la miró con los ojos brillantes. Y por primera vez, asintió sin dudar.

—Te lo prometo. Sin mentiras piadosas esta vez.




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