"Entre tus labios" [saga N°1]

CAPITULO 17"Y entonces apareció otro nombre"

El último trimestre del año empezó con una novedad: el intercambio escolar.

Un grupo pequeño de estudiantes de una escuela de Lima llegaría al pueblo por tres semanas, para convivir y compartir clases. Era parte de un programa cultural entre regiones.

Ariana, que normalmente habría evitado cualquier dinámica social, aceptó participar.

Tal vez porque ya no quería huir.
Tal vez porque estaba cansada de esperar.
O tal vez porque ya no quería girar en torno a los mismos dos nombres.

Fue así como lo conoció.

Gael.

Tenía ojos de miel, una voz tranquila, y una seguridad que no era arrogancia, sino calma. Había crecido entre libros y surf, entre poemas y olas.
Y sobre todo… no conocía su historia. No la miraba con pena ni culpa.

—¿Eres la chica que escribe en la libreta roja? —le preguntó la primera vez que se sentaron juntos en el patio.

—Sí… ¿cómo lo sabes?

—Vi una hoja tuya pegada al muro de literatura. La frase me dejó pensando toda la tarde.

—¿Qué frase?

—“No sé si puedo perdonar, pero sé que quiero respirar.”
—La escribiste tú, ¿no?

Ariana sonrió por primera vez en semanas.

—Sí. Fui yo.

En los días siguientes, Gael comenzó a aparecer como el sol entre las nubes. No exigía nada. Solo ofrecía compañía. Leía con ella, caminaba con ella, a veces solo se sentaban a ver el mar sin hablar.

Lucía lo notó y sonrió con complicidad.

—¿Y él?

—Él no quiere arreglarme —dijo Ariana—. Solo me escucha.

Elías lo vio por primera vez desde su bicicleta, mientras pasaba frente a la biblioteca.
Gael reía con Ariana. Ella también reía. De verdad.

Sintió un puñal en el pecho.
El dibujo de ella que llevaba en su mochila… lo apretó sin darse cuenta hasta arrugarlo.

Dante lo supo por Lucía.
—No te digo esto para molestarte —le advirtió ella—. Pero si piensas volver a buscarla, ya no serás el único que lo intente.

Dante no respondió. Solo tragó saliva.

Por primera vez, el nombre que retumbaba en sus cabezas no era Ariana, ni Samuel, ni el pasado.
Era un nuevo nombre.

Gael.

Y mientras el sol se escondía detrás del muelle, Ariana escribía en su cuaderno:

“No sé si esto es amor. Tal vez es solo paz disfrazada de sonrisa.”
“Pero qué bonito se siente que alguien llegue sin romper nada.”




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