El silencio se cierne como manto oscuro, envolviendo el alma en triste desventura.
La esperanza se desvanece en el horizonte,
dejando al espíritu sumido en su dilema.
Desolación que pesa como plomo en el aire,
un vacío abismal, difícil de sobrellevar.
El dolor se expande como sombra implacable,
cubriendo cada rincón, sin tregua ni piedad.
Pero en medio de esta árida desolación,
se alza la fortaleza del corazón.
Un destello de luz entre tanta oscuridad,
recordando que tras la noche llega la claridad.