En la vastedad del universo, donde el tiempo se desvanece,
surge una pasión ardiente, un fuego que nunca envejece.
En las notas de una melodía celestial, se entrelazan nuestras almas,
y en cada verso susurrado, el amor se desborda en llamas.
Eres la luz que ilumina mis días, mi guía en la oscuridad,
tu mirada es un océano de estrellas, mi eterna felicidad.
Cada caricia tuya es un poema que acaricia mi piel,
y tus besos son versos que mi corazón no puede contener.
Elevados en un éxtasis divino, danzamos al compás del deseo,
nuestros cuerpos entrelazados, en un abrazo eterno y soñado.
En cada latido se escucha nuestro amor, como una sinfonía celestial,
y en cada suspiro compartido, el mundo se vuelve irreal.
Eres la musa que inspira mis versos, mi fuente de inspiración,
cada palabra escrita es un tributo a nuestra sublime conexión.
En esta poesía glorificada, enaltezco nuestra pasión sin igual,
un amor único y eterno, que trasciende cualquier temporalidad.
Así, en estas palabras entrelazadas con pasión,
declaro al mundo nuestro amor en gloriosa exaltación.
Y mientras exista vida y poesía, tu nombre resonará,
como el símbolo eterno de un amor inmortal e inmortalizará.