Entre Vida y Muerte

Entre Vida y Muerte

 

¡PI RI PI RI PI RI PI!

—Grrr ¿dónde estás condenado…? ¡Iah! —grité al chocar repentinamente contra el suelo y abandonar mi cómoda cama— ay ¿Por qué? —Sobándome la cabeza.

¡PI RI PI RI PI RI PI!

Frustrada volteé a ver el lugar de donde provenía ese sonido, pero grande fue mi confusión al ver que no había nada… espera… en primer lugar ¿Cuándo he tenido un despertador? Ni que fuera gringa.

Pero entonces que era…

—Esta vez si la voy matar —Me paré al saber que producía esa música y con el ceño fruncido contesté el teléfono.

¿Sabes acaso qué hora es?... Nunca te pedí que fueras mi alarma… ¡¿Y más o menos por que le haces caso si la afectada termino siendo yo?!... Uff, en fin, en que te puedo ayudar —incluso a través del teléfono se notó el tono mordaz con el que hablé— ¿Clases?... ¡Pendeja yo entro a las 8 no a las pinches 5 DE LA MAÑANA! —Le grite para colgar la llamada y tirarme a la cama, quedando boca abajo con la almohada tapándome la cabeza.

—Ya no puedo dormirme —sonó mi voz amortiguada— … aaa, en fin, que más queda ¿no? —dije dándome por vencida.

De manera rápida rece un Padre nuestro y agradecí por todo lo que me ha dado y rogué por mis seres queridos…que solo son dos, así que supongo yo, no le sería difícil cumplírmelo… creo.

Me levante dispuesta a darme una ducha y comenzar otro día en esta…  ah, sí, vida.

Me quité el pijama para después meterme a la ducha. Abrí el agua y.

— ¡Carajo! —Me pregunto por qué nunca me puedo bañar con agua caliente, o por lo menos tibia.

De manera rápida pase mis manos por mis brazos y demás para tratar de entrar en calor y darme una ducha rápida. Como se nota que todavía no estoy despierta, pues solo a mí se me ocurre bañarme a las cinco con agua helada en Venezuela.

Mientras me enjabonaba deje que mis pensamientos vagaran libres para variar.

Recordé lo de hace unos momentos, la oración del Padre Nuestro, eso fue algo que mi mamá me enseño desde chiquita y pues, se me quedó la costumbre, aunque lo que de verdad me agradaría es poder volver ir a una misa, la última vez que fui fue hace… ¿qué, cuatro años?

Cerré la llave de la ducha y salí del baño envuelta en una toalla. Fui a buscar mi ropa y elegí algo simple de momento, mientras cocinaba y así, ya luego me cambiaría cuando fuera a salir.

Sali del cuarto con un short de blue jeans, y una camisa azul manga corta.

Atravesé la pequeña sala de mi apartamento con dirección a la cocina para empezar el desayuno, esquivando en el camino unos carritos de juguete que se habían quedado en el piso.

—Creí haberle dicho que los recogiera —cavilé mientras llegaba a mi destino y sacaba una harina para hacer las empanadas, y también agarraba un poco de fruta. Se me antojaba una merengada para desayunar.

Mi nombre es Alicia Carvajal Flores tengo 19 años, vivo en la ciudad de Maracay, estado Aragua en Venezuela, soy estudiante en la Escuela de Artes Gastronómicas Chef Milenium Ca, y voy cursando ya el quinto semestre. No todo el mundo va a este tipo de escuelas por raro que parezca y si lo hacen pues… lo más probable es que abandonen en el segundo semestre a lo mucho. Pero pues yo elegí esta carrera porque siempre me ha gustado cocinar, es más, ¡me encanta! Además de que es uno de mis recuerdos más preciados por decirlo así, pues a mi mamá siempre le gusto bastante cocinar y lo hacía fabulosamente.

Las pocas personas que me han llegado a conocer lo suficiente me consideran como una persona inteligente y bastante amable (aunque esto último es si me despierto de buenas). Y lo que más resalta de mi es que pues, a veces llego a ser bastante inocente, pero eso se compensa siendo desconfiada con todos ¡ja!... o por lo menos eso creo.

Vivo en un apartamento en una zona bastante tranquila a pesar de estar en una vía principal. Es bastante práctico pues queda cerca de la terminal de autobuses, además de que prácticamente tenemos al lado una panadería y también una heladería cosa que le fascina a.

—Rayos —dije cuando vi la hora en el reloj. 6:25am el tiempo se me fue volando, pero al menos todas las empanadas estaban vivas.

Apagué la cocina y me dirigí a la otra habitación que ocupaba el apartamento aparte de la mía.



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Editado: 01.03.2018

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