Entrelazados

Dieciocho

Capítulo dieciocho.

18

Oh, es tan hermosa. Tan preciosa ante mis ojos, es mi brillo especial. La cual esta llevando a mis primogénitos, una locura, es demasiado para mí. No puedo tener tanto de mi damisela, yo solo la he mordido repetidas veces, he bebido de su deliciosa sangre con esperanzas de tenerla siempre en mí.

— Oh, mi damisela. — se gira con nuestros dos pequeños en manos y me mira. Beso sus labios escuchando los lloriqueos de los dos mocosos que nunca me dejan disfrutar de mi brillo.

— Se llaman Athan y Magnus, entendido. — asiento. — No son mocosos, vi tus ojos y mis bebés no son unos mocosos.

Me los da a cargar y trato de no hacer nada que acabe con la vida de alguno, solo me tranquilizo con ella a mi lado, sin ella soy un chupa sangre suelto.

— Son nuestros bebés. — murmuro observando cómo acomoda algunos juguetes.

— Seran de los dos cuando te quites ese miedo absurdo, no los mataras Abasí. — entrecierro mis ojos mirándolos, miro como son demasiado risueños igual a Amira y sonrió complacido de que sean a ella, es mi dulce doncella y prefiero que sean como ella en algunos aspectos.

— Vez, esta imagen de padre te queda perfecta. — miro su sonrisa la cual me relaja en cuestión de segundos, miro su ahora rojizo cabello que es demasiado oscuro como la sangre y suspiro encantado con cada centímetro de ella.

Agarra a Athan que es el que tiene el cabello negroso igual al mío sus ojos muestran al mismo demonio en persona, observo a Magnus que se parece más a ella aparte por el cabello rubio que ella tenía cuando llego a mis colmillos, y sus ojos cafés como los de Amira.

Son risueños los dos pero Athan tiene un semblante frío algo que Magnus no tiene, es risueño y lleno de alegría, Athan me muerde el dedo y Amira ríe alejandolo de mi, me da a Magnus que cierra sus ojos cuando esta en mis brazos y recarga su pequeña cabecita en mi hombro.

Miro como Athan come leche y gruño enojado, es demasiado malo para ser un bebé, Amira niega caminando hacia la silla que yo mismo arme para que se sentara mientras les daba de su pecho a los bebés porque se niega a otra cosa.

Por suerte si es vampiro sus colmillos salen a partir de los cinco, tendré que proteger a mí doncella de unos pequeños vampiros sin control, miro su sonrisa como si no hubiera otra cosa más maravillosa en este insípido mundo. Ella siempre será mi brillo.

— No ibas a ir a…

Niego mirándola prefiero siempre estar a su lado, tengo demasiado tiempo para darle espacio a mi trabajo.

— Quiero estar con mi brillo y eso haré. — me siento a su lado y acaricio su rostro. Mira con atención al pequeño dormido en mis brazos y sonríe con un pequeño rubor en sus mejillas.

— Magnus te quiere demasiado, Athan pronto lo hará.

— Ese niño será igual que yo, dudo que me quiera.

— Athan te querrá como yo lo hago. — es demasiado perfecta para mi, beso su frente con cariño el cual solo le muestro a ella, su mirada llena de brillo desaparece y niego al saber que solo piensa en eso.

— Deja de pensar en eso no es tu problema.

— Pero ella siempre estaba con un brillo y ahora que sucedió eso es seria. — beso sus labios mordiendola un poco por el sabor de su sangre que huelo siempre y me hipnotiza.

— Borraron parte de sus recuerdos y ahora esta bien.

Niega.

— No esta bien, ella ya no es igual.

Me da a Athan y ese niño del demonio comienza a llorar, le da de comer a Magnus con una pequeña sonrisa y recuerdo que Athan a veces la muerde haciéndola sentir mal por eso, agarro mechones de su cabello y lo paso detrás de su oreja admirando su perfil por completo.

— Deja de pensar en eso mi damisela, ahora tenemos que pensar en como hacer que este engendro no te muerda.

Ríe haciendo que me estremezca por su hermosa risa. Mira mi rostro por unos momentos antes de regresar su mirada a Athan, alguien toca la puerta y solo tapo a Amira con mi cuerpo para que no vean ningún trozo de su piel.

— Eres demasiado protector, pero no me interesa para nada.

Me giro mirando a Kyle, me mira por un instante antes de bajar su mirada al demonio que tengo en brazos que desde hace unos segundos lleva mordiendo mi dedo con fuerza. Amira me quita de manos a Magnus y lo carga en brazos, se lo trato de quitar para que no haga esfuerzo con los dos pero me mira mal cuando trato de hacerlo.

— Su padre tiene trabajo niños, estaremos afuera. — niego, la dejo salir para que no se enoje por no dejarla ir sola.

— ¿Cómo estas?. — me cruzo de brazos mirándolo. — Bueno, pero debes de dejarla respirar. Nunca nadie la había visto hasta la fiesta de equinoccio, muchos se asombraron. Aparte quién se mete con el mejor amigo del Alpha mas fuerte.

— Eso no cambia nada, hace un mes que estamos cuidando a esos niños. — me mira con una sonrisa. — No comiences con tus pensamientos fuera de lugar.

— Oh, vamos. — lo dejo atrás y salgo mirando desde la sombra a Amira con los niños. — Estaba bromeando.




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