Enya: En busca del destino | Serie: Destino Sobrenatural.

Capítulo 5.

***

Salimos fuera del bachiller rumbo a nuestras casas, decidimos ir caminando, igual vivíamos cerca al instituto, recorrimos nuestras carreteras que nos acompañó desde que empezamos.

 

—Le dirás a tu madre de la beca. —dice Liz, girando su vista hacia mí.

 

—No, no le diré nada. Me pidió hace un mes que me vaya de la casa, le dije que me dé este último mes para salir. —suspire. Estaba esperando esto, la confirmación de la beca, es mi única salida.

 

—Entiendo. Recoge tus cosas y ven a mi casa. Ya hable con mi padre, que nos vamos a Escocia a estudiar. Alistémonos estas últimas dos semanas, preparemos desde mi casa todo lo necesario para irnos.

 

— ¿Enserio? Me giro a ella. —Sí. —dice. Al fin y al cabo te dieron hasta este mes, estos últimos días quédate en mi casa, mi padre nos acompañará al aeropuerto. Además no es necesario dar los últimos trabajos complementarios, ya pasamos. Hay que dedicarnos a investigar la universidad, los lugares, y sobre todo las discotecas, tenemos dos semanas para prepararnos y no ir a la aventura.

 

—Tienes toda la maldita razón. ¡Joder! ¡Somos libres! ¡Soy libreee! —grito emocionada. — ¡SÍ! ¡Así se habla! —grita mi amiga.

 

—Bien. Voy por mis cosas y dentro de unas horas te veo en tu casa.

—Sí, dale. —sonríe mi amiga.

 

***

 

Llego a mi casa, al abrir la puerta está mi hermana con su hijo, dándole de comer. Asiento en su dirección y me aproximo a las escaleras rumbo a mi habitación. Saco mi maleta de debajo de mi cama, la coloco sobre ella. Giro para mi armario, y esta mi madre parada en el umbral de la puerta.

 

—Ah, ya veo que te vas, me preguntaba cuando iba a suceder eso.

 

—Pues hoy madre, hoy me voy. —digo para luego abrir mi armario y sacar mi ropa. Realmente no quiero seguir hablando, porque a final de cuentas, siento nostalgia, y sus palabras me duelen, pero ya he aprendido a camuflar mis sentimientos y actuar como si no me importara nada.

 

—Ya, lo que no te llevas, se botará al igual que las cosas de tu padre. —termina diciendo para luego salir de la habitación.

 

Mi padre falleció hace algunos años atrás, al final la borrachera le pasó factura, estuvo un tiempo enfermo y luego solo murió, durmiendo, en su cama. Mi hermana mayor vive al otro lado de la casa con su pareja y sus dos hijos. Mi otra hermana vive con nosotros y su hijo, pues no se sabe quién es el padre del niño, solo un día dijo que estaba embarazada, mi madre no dijo ni pio, pero fue una tortura para mí, si antes era una mierda no estando embarazada, estándolo era peor.

 

Dejo esos pensamientos que ahora formaran parte de mi pasado, y me dedico a guardar mis cosas en la maleta. Finalizo con tres maletas con mi mejor ropa y zapatos, algunas joyerías que tenía y mis accesorios. En una mochila meto mi laptop, tableta y un par de libros. Me apoyo en mi cama, me recuesto mirando el techo y siento oprimirse mi corazón, la tristeza me llena, el dolor, mis emociones chocan, pero no lloro, no quiero, me niego.

 

Me levanto rápidamente y marco a mi amiga, no podré llevar tres maletas y una mochila yo sola hasta su casa, ¿Cómo no lo pensé antes?

 

Conversación por mensaje:

Yo: Tengo un problema.

Lizzie: ¿qué pasó? No me digas que te piden que no te vayas. :o

Yo: Eso pasaría si el infiernos se congela, y ni eso. ¿Cómo llevare tres maletas hasta tu casa yo sola?

Lizzie: Creer no cuesta nada, pero bah. ¡Ya sé! espérame, voy para allá.

Yo: ok.

 

Después de varios minutos recibo un mensaje de Liz, diciendo que está en la puerta con su padre, me ayudará. Bajo jalando una a una mis maletas hasta la puerta, abro y esta Liz y su padre, este me saluda, y coge dos de mis maletas y la otra entre Liz y yo la sacamos, giro desde la puerta para echar un vistazo al lugar que fue mi hogar, mi mirada se detiene en el segundo piso, donde está mi madre, mirándome.

 

—Adiós madre. —Digo mirándola —gracias por todo. —finalizo y me giro saliendo y cerrando la puerta tras de mí.

 

Yo realmente no quería llorar, pero sin darme cuenta, las malditas lágrimas traicionan, ya estaban sobre mí, sin percatarme, tomándome por sorpresa, mi amiga al verme se acerca y me abraza sollozo mientras mi corazón se aprieta violentamente.

 

Subo al auto, giro la vista en dirección a mi casa y cierro su capítulo, despidiéndome del lugar que una vez fue mi hogar.




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