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Nos dirigimos al aeropuerto en el auto del padre de Lizzie. Al llegar, Liz y yo nos miramos y sonreímos. —Solo falta un paso. —dice Liz sonriendo. Y yo asiento en afirmación.
—Bien chicas, ya todo está listo. Llego el momento. —Dice mirándonos con tristeza. El señor Flaming, ha sido una persona maravillosa, se ha portado increíble conmigo, siempre me trato como una hija más.
—Le agradezco mucho por todo estos años en los que me ayudo, señor Flaming. —Le digo, abrazándolo. —Gracias a ti, por ser amiga de mi Lizzie. Cuídense ambas mucho.
Lizzie se acerca a su padre y le da un gran abrazo. —Te quiero mucho papá. —le dice, con lágrimas en los ojos. —Lo sé querida, también sé tus razones de salir de aquí, no perteneces acá, a este pueblo, ustedes son demasiado para este pueblito, no te sientas mal por buscar tu felicidad, hija, porque yo siempre estaré orgulloso de ti y de las decisiones que tomes, que ambas tomen, este último lo dice dirigiendo su mirada a mí. —Cuídense, ambas cuídense. Me acerco en un abrazo grupal.
Con boleto en mano, nos dirigimos a nuestro destino, dejando atrás a la única persona que le importamos en ese pueblo.
“Mi aventura estaba por empezar, el dolor y sufrimiento ya me esperaban por un segundo round, pero yo, ya estaba lista para batallar, y esta vez, nadie me doblegará”.
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Editado: 11.01.2021