“La libertad que buscaba estaba al filo de la vida, donde habita el temor y el dolor, para llegar a él, perdí la vista, pero también perdí el amor”.
El sonido del celular me arranca del sueño. Parpadeo un par de veces y extiendo la mano para buscarlo. En la pantalla aparece su nombre: Ivanov Arran. Me encanta cómo suena su apellido, casi como un hechizo que se queda flotando en el aire.
—Hola. —contesto, mi voz aún ronca por el sueño.
—Hola, Enya, ¿recién te levantas? —pregunta con ese tono cálido que delata su sonrisa.
— ¿Qué comes que adivinas? —digo, sonriendo, intentando sonar despreocupada.
—Dirás que bebo. —responde, y sé que está sonriendo por el tono de su voz, una sonrisa que puedo casi visualizar.
—Seguro mucho vino. —agrego, mientras mi subconsciente, esa voz cínica que nunca me abandona, dice: «esta conversación es estúpida, Ash. ¿Por qué te dejas llevar por su encanto?»
—El color de la vida. —Su respuesta me deja muda, un eco en el vacío de mi mente. Me quedo callada sin saber qué responder, perdida en la profundidad de sus palabras. —Ohm…paso por su habitación en media hora y las llevo en donde se hospedan. —nos ofrece, su voz volviendo a la normalidad, como si no hubiera habido un abismo entre sus últimas palabras. A lo que pienso unos segundos, la oferta demasiado tentadora para rechazarla, y termino aceptando. Cuelgo y giro para despertar a Liz, que sigue dormida, un bulto en la cama, ajena a los misterios que se tejían a nuestro alrededor.
—¡Liz…despierta! —tiro de su brazo con más fuerza de la necesaria—. ¡Ivanov Arran nos ofrece llevarnos al departamento! ¡Arriba, vamos…viene en media hora!
—¿Qué? —Liz se frota los ojos, su mente aún en la bruma del sueño—. ¡Aprovechemos entonces, así ahorramos dinero! Por cierto, es muy guapo ese Lucían, se ve que tira para el gimnasio, ¿no crees?
—Sí, es muy atlético, debe tener una dieta muy estricta para mantenerse muy sensual, es todo un sexi andante. —respondo, una sonrisa pícara en mis labios.
—Por lo visto no soy la única que se fijó. —dice Liz, con picardía, estirándose en la cama, su mirada cómplice un reflejo de la mía.
—Es imposible no fijarse. —respondo, sonriendo, la verdad en mis palabras. ¡Viene en media hora, apura! —exclamo, levantándome y dirigiéndome al baño.
***
Seis meses se deslizaron como agua entre los dedos desde aquella noche en 'BoomDay'. Seis meses en los que Lucían y nosotras forjamos una amistad, un lazo inesperado que se sentía tan natural como el aire que respirábamos. Él, que al principio parecía mantenerse al margen, un observador silencioso que estudiaba cada una de nuestras acciones, se dejó llevar. La fachada se desmoronó, revelando a un hombre más abierto, más divertido, y cada día nos volvimos más cercanos. En cuanto a nosotras, arrancamos con fuerza en la universidad, cada clase una victoria, cada nota un paso más hacia nuestra libertad. Nos va bien, incluso mejor de lo que hubiéramos soñado. Con la ayuda de Lucían, nos adaptamos más rápido a nuestro entorno, su conocimiento, un mapa invisible en esta tierra ajena. Ya podemos reconocer los lugares, incluso atajos, secretos que él nos susurraba al oído. Hay veces que nos recoge de la universidad, y las tardes se convierten en maratones de películas, risas que llenan el departamento. Siempre nos dice que su vida era aburrida antes, y ahora, gracias a nosotras, puede disfrutar de cosas que él creía que eran estúpidas. «Sus palabras, no mías, y tampoco sé si debo ofenderme o alegrarme»
Ahora estoy en el departamento, el silencio se extiende, inusual sin la presencia de Liz. Lizzie se va a quedar más tarde en la universidad, sumergida en sus proyectos, ajena a la quietud que me envuelve sin ella. Lucían, mi sombra protectora en esta ciudad extraña quedó en venir a hacerme compañía.
Al escuchar el timbre sonar, un latido en la calma, me dirijo a abrirle. Me mira sonriente, y en sus ojos hay una luz que me desarma. Me acerco y lo abrazo en saludo, un gesto que ya se siente familiar, casi íntimo.
—He traído pizza de pepperoni. —dice, haciendo una exagerada reverencia. Le sonrío, un gesto que me sale natural, y le hago ademán con las manos en señal para que pase.
Llevo la pizza a la cocina, mientras que Lucían se acomoda en el mueble y prende la televisión en busca de película. Realmente sí que lo hemos vuelto un vicioso, un esclavo de las pantallas. Un día le recomendamos una serie que a Liz y a mí nos gusta mucho, y él se la pasó literalmente despierto toda la noche viéndola, y al despertar nosotras al día siguiente, seguía viendo, nos alistamos para la universidad y nos fuimos dejándolo aún… ¡viendo! Él sí que nos ganó en adicción a las series y nos quitó la corona.
Abro la pizza, el aroma a queso y pepperoni invadiendo el aire. Saco el cortador, pero mis dedos, torpes por la excitación del hambre, lo sujetan mal y termino cortándome. No emito sonido, solo maldigo a mis adentros, me acerco al lavabo dejando caer el agua sobre mi herida, aunque es superficial no para de sangrar. Por el rabillo del ojo, la sombra de Lucían se proyecta en el umbral de la cocina.
—Me corte…es superficial, arde un poco. —le cuento, mi voz un hilo, girando y buscando sus ojos, buscando el consuelo amical. Pero mi corazón, en ese instante, da un vuelco del susto, un golpe seco que me roba el aliento. Un escalofrío, frío como la tumba, recorre toda mi espalda. Sus ojos… los tiene completamente negros. Negros absolutos. Sin iris, sin blanco, sin humanidad. Dos abismos vacíos que me devoran. Me quedo quieta, clavada al suelo, una estatua de terror, con la respiración entrecortada y mi corazón a punto de entrar en fase cardíaca, un tambor desbocado en mi pecho. —¡Ivanov…! —lo llamo, mi voz apenas un susurro, pero no se mueve. Solo está parado como una estatua, un depredador inmóvil, mirándome fijamente, sus ojos, dos agujeros negros que me succionan. Estoy empezando a asustarme, pero tampoco puedo moverme, mi cuerpo traicionándome como siempre. Algo me dice que si doy un paso más… si respiro mal… el mundo que conozco cambiará para siempre, se desmoronará bajo mis pies, revelando una verdad monstruosa.
#200 en Fantasía
#144 en Personajes sobrenaturales
#25 en Paranormal
#10 en Mística
vampiros lobos mates amor odio crueldad, romance tragedia y fantasia, destino reencuentro amor
Editado: 22.08.2025