Enya: En busca del destino | Serie: Destino Sobrenatural.

Capítulo 22.

***

KENRICK FAO

Salí de la habitación dejando a mi mate pateando la puerta, llevo su cartera a mi despacho y lo dejo sobre mi escritorio, me dirijo al segundo piso, pienso en lo que acaba de suceder, ella es realmente una obstinada y para ser humana es tan…

—Increíble. —dice Lucas, mi lobo interrumpiendo mis pensamientos.

— ¿De qué mierda hablas?

— ¿Qué? Me gusta su personalidad, es tan fuerte y dice palabras que me excitan.

— ¡Estas enfermo, Lucas! ¡Acaso no escuchaste que sale con alguien!

—Lo hice, pero confío en nosotros que eso va a cambiar, ella no puede negarse.

—Eres un torpe, no te das cuenta que es demasiado obstinada, siento que nos costará que nos acepte y más que la convirtamos.

—Pues ella lo vale, siento que pone a vibrar cada sentido competitivo de mí por poseerla, ¿tendrá esencia de Alpha?

—Ay cállate.

—Cállate tú, piensas que todas son como la zorra de Trisha, me gusta la mate que nos envió la Diosa Lunar y si ella quiere jugar a “atrapar al venado” jugaremos, por cierto, tienes que castigar a Ludovic y Steve por tocarla, ella esta lastimada.

—Sé que ellos no quisieron hacerle daño, no sabían, si fuera lo contrario ya les hubiera arrancado la cabeza. Además no puedo curarla, no quiere que la toque, es algo fría y no le seguiré sus juegos estúpidos.

—Pero esta lastimada, tienes que hacer algo y yo si quiero jugar, además...

—Ya veré que hago. —interrumpo y cierro link. No quiero seguir hablando con Lucas, la aparición de nuestra mate no le hace pensar con claridad la situación en la que estamos.

 

Camino en dirección a la habitación de Ludovic, y lo veo saliendo y viniendo hacia mí.

— ¿Qué te dijo? —preguntamos los dos al mismo tiempo.

— ¿Qué tal te fue con ella? —le pregunto refiriéndome a su mate.

Se rasca la cabeza y bota un gran suspiro.

—Me dijo que me vaya a la mierda. —dice triste. —también dijo que tiene clases el lunes y que no piensa faltar y ser una segundona.

— ¿¡Qué!? —le pregunto sin entender.

—No lo sé Kenrick, dice palabras que no entiendo y es tan…tan

—Obstinada…—termino por él. Y este asiente haciendo una mueca de frustración.

— ¿Qué tal te fue a ti con nuestra Luna? —me pregunta.

Y en ese momento recuerdo a mi mate cuando la vi por primera vez con las rodillas raspadas y la ropa sucia. Y levanto un puño y le planto en la cara a Ludovic, me voltea a ver y le doy otro golpe, sujeto su polo y planto otro en el estómago.

—Eso es por tocarla. —le digo con seriedad y lo veo toser e incorporarse.

—No me alcanzara las disculpas por haber lastimado a nuestra Luna. —dice bajando la cabeza arrepentido y tosiendo. —Realmente lo siento Kenrick.

—Está bien, necesitaba sacar esto. Por cierto, como se llama mi mate. —Pregunto avergonzado, ya que mi queridísima mujer no me dijo su nombre.

Ludovic me mira con una cara de burla.

— ¿No te lo dijo? —pregunta burlón.

—Si te lo pregunto es porque no lo sé.  —respondo volteando mi cabeza en otra dirección.

Se empieza a reír.

—Aislinn…se llama Aislinn. —dice con una sonrisa.

— ¿Y su apellido?

—No lo sé, escuche a mi mate llamarla así, además no sé nada igual que tú, mi mate solo me dice que tiene que ir a estudiar el lunes y que ella no recibirá ordenes mías.

—También tuve una conversación parecida con mi mate. Voy a prepararle algo para que cene, deberías hacer lo mismo.

—Sí, vamos.

 

AISLINN ENYA DEMBROT

No sé cuántos minutos estuve pateando la puerta, estaba furiosa, y solo logre hacerle algunas rajaduras, en las películas cuando las patean, estas caen, pero estas puertas parecen dobles que no caen cuanta patada le haya dado.

Me cansó de patear y me dirijo al balcón, miro al exterior y solo veo árboles y mucho bosque, ni si quiera puedo saltar es demasiado alto que no alcanzo a ver el suelo. Miro hacia otro lado de la habitación donde hay un mueble negro con dirección a un televisor sobre un aparador con algunos adornos que acompañan, visualizo bien, pero no hay ni un teléfono.

Me rindo y voy al baño. Reviso mis rodillas, y veo la sangre que ahora está seca y pegada a mis pantis, cierro la puerta y pongo el seguro, abro el grifo para llenar la tina, me quito mis pantis y la ropa, inspecciono mi cuerpo y tal como lo suponía, hematomas en mis brazos y alrededor de mi rodillas formándose sensibles al tacto.




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