Enya: En busca del destino | Serie: Destino Sobrenatural.

Capítulo 27.

***

“No puedo obligarme a dejar de amarte, porque incluso ahora, mi necesidad de ti, te ha vuelto mi sustento de vida y en mi almohada  para cobrar energía, ¡maldita necesidad! y maldito destino. Primero me alejas y luego me regresas a él… ¿Cuánto quieres de mí, cuanto necesitas verme sufrir?”.

AISLINN ENYA DEMBROT

Kenrick no deja de besar mi cuello como si intentara embalsarlo de él, de sus labios, de sus caricias, mientras pronuncia esas palabras que no entiendo, esta como fuera de sí.

Sus besos suben hasta mi mentón, retrocede un poco su rostro y me mira con esos ojos rojos tan intensos como la sangre, por su mirada puedo entender que quiere hacer ahora, besarme.

Se acerca lentamente mirándome, pero cuando lo tengo cerca esquivo mi rostro con vista a la pared, no pude controlar que bese mi cuello, pero mis labios, no puedo hacerle eso a Leah, ya suficiente con todo esta situación, siento su mirada y un gruñido sale de su boca. Sujeta con sus enormes manos mi rostro y me hace girar para verlo.

—No. —digo en voz baja pero suficiente para que él me escuche.

Vuelve a gruñirme y en un rápido movimiento estoy sobre la cama, Kenrick está parado viéndome como si fuera una presa. Intento retroceder en la misma cama ayudándome de mis pies, pero sujeta mi tobillo y se da pase entre mis piernas.

— ¡Kenrick! —grito, para que entre en razón, no sé qué demonios le ocurre ni porque está comportándose así y me preocupa más que no hable o diga una de sus estupideces en un idioma entendible.

Vuelve a su posición de antes, a olfatear y besar mi cuello, intento moverme pero es inútil, aunque no está apoyando todo su peso, su cuerpo parece una piedra que no logro mover. Levanto mi mano hasta su rostro para sostenerlo con mis palmas y haciendo que su mirada me encuentre.

—Kenrick…—lo llamo lentamente mientras acaricio con mis yemas sus mejillas para tranquilizarlo, me mira y ese destello rojo en sus ojos empieza a disiparse, su cuerpo se relaja.

—Por favor…para. —le pido. Me mira y se levanta un poco apoyándose de sus brazos su mirada viaja a mi cuello para finalmente levantarse por completo.

—Lo siento. —dice en un tono muy bajo para girarse en dirección a la puerta y salir.

Me quedo en la cama y mi cuerpo se relaja, los latidos de mi corazón empiezan a normalizarse y tomo una gran bocanada de aire. Esta faceta temeraria nivel extremo de Kenrick no la había visto, de pensar un segundo eso un gran escalofrío recorre mi cuerpo y lo peor de todo es que no sé en qué idioma estaba hablando.

               

KENRICK FAO

Salgo de la habitación dejando a Aislinn en la cama, temblando y con su cuerpo alterado ante mi reacción.

— ¡Lucas! —llamo a mi lobo.

—Perdí el control, lo siento…no quería asustarla.

— ¡Idiota! No vuelvas a tomar el control de esa manera, ¿Qué hubiera pasado si la marcabas no estando convertida? ¡Hubiéramos perdido a nuestra mate!

—Lo sé…me siento culpable, ¿no la lastime…cierto?

—Solo le has dejado una marca roja en el cuello y un posible ataque cardiaco.

—Me perdí cuando vi a Ludovic tocándola y ella apoyada en la cama con esa ropa exponiendo sus hombros. Todo se volvió rojo y no recuerdo más.

—Eres un tonto, no podemos volver a perder el control de esa manera.

—Lo sé…me siento horrible ahora.

—Y yo también, tus acciones son mis acciones, hemos estado perdiendo el control toda esta semana.

—Que nuestra mate no nos acepte está desestabilizándonos, esto es peligroso Kenrick, todo eso lo estamos reflejando con la manada.

—Lo sé y más que ella no ha comido en seis días, su energía ha disminuido y la manada está absorbiendo todo eso, sus ánimos están apagados de todos los miembros, y algunos de ellos aún no saben porque, solo unos pocos saben que encontramos a nuestra mate.

—Tenemos que avisar al consejo que ya encontramos a nuestra Luna, además, creo que ella tiene esencia de Alpha.

—Es un hecho que lo tiene, ahora pude sentir su esencia y su comportamiento no es normal, a diferencia de las humanas que fueron convertidas en lobas, Aislinn lleva las cosas al extremo, emana poder, es un tanto estoica, y aunque su apariencia denote lo contrario, le gusta tener el control, es la razón por la que aún no podemos llegar a ella, tiene demasiados escudos que solo los bajará si está dispuesta.

— Es raro, pero, me gusta cómo me hace sentir, descubrir sus sentimientos es interesante. Además seremos la primera manada que será liderada por una pareja de Alphas...

—Solo si nos acepta. —digo.




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