Enya: En busca del destino | Serie: Destino Sobrenatural.

Capítulo 34.

AISLINN ENYA DEMBROT

Llevamos varios minutos caminando en el bosque, bueno yo siendo llevada como un costal de papas, tengo el brazo con el implante en el aire, no quiero dejarlo caer por completo porque no puedo estirarlo mucho, además está empezando a dolerme y no solo eso, creo que toda mi maldita sangre ya la tengo en la cabeza.

 

—Kenrick…ya bájame, me duele el brazo. —pido, no sé a dónde piensa llevarme que sigue caminando como loco en el bosque.

 

Silencio. Ni se digna hablar el idiota.

 

—Kenrick…

 

Silencio nuevamente.

 

—Kenrick, ¡el maldito brazo me duele! ¡Bájame! —pido gritando lo último.

 

—Te duele conmigo y no con el idiota de Dan Rivers, dejando que te toque y tú a él.

 

—Estábamos bailando… ¿acaso no sabes qué es eso?

 

— ¡Lo tocaste! ¡Tenías tus manos en él! —vuelve a gritar.

 

—Toque su hombro idiota y además lo hice con el brazo derecho y mi izquierdo me está matando de dolor ahora...

 

—Aislinn…solo cállate.

 

—Kenrick enserio ¡me duele!

 

—Cállate Ais que estoy enojado contigo. —dice dándome una palmada en el trasero el muy imbécil,

¿quién se cree?

 

—Kenrick…vuelves a levantarme la mano y te reviento las pelotas… —Asevero con seriedad.

 

—Me reventaste las pelotas el primer momento en que te vi.

 

—Te equivocas, ya te habían roto las pelotas minutos antes de que pisara la mansión… ¿ya lo olvidaste? ¡Qué espectáculo! —bufo. —Y puede que hoy en la tarde Trisha te las rompiera en el despacho. —termino de decir para luego ser bajada del hombro de Kenrick.

 

—Aislinn ¿de qué estas… —empieza diciendo, pero lo interrumpo.

 

—La menciono y me bajas con rapidez. —bufo pesadamente. —Confirmado, hasta su nombre influye en ti. —termino de decir moviendo con suavidad mis extremidades, estirándolas.

 

—No pasó nada entre Trisha y yo en la tarde…—dice mirándome fijamente. —Pero tú estabas en los brazos de alguien que no soy yo. —termina de decir respirando pesadamente.

 

—Estaba bailando como cualquier persona normal.

 

— ¡No hay normal! ¡Eres mi Luna, eres mía…entiéndelo! —exclama gritando lo último.

 

— ¿Enserio? ¿Por qué no me defines eso? Porque hoy en la tarde ¡me humillaste! ¡Me dejaste como una estúpida en esa mansión! —grito también, ya no puedo contener la furia que contuve hoy en la tarde.

 

— Sí es por Trisha… su idea sobre tu presentación —empieza diciendo, pero lo interrumpo.

 

— ¡¿De quién eres mate Kenrick?! Si tenías que hablar de la presentación era conmigo, solo conmigo ¡porque soy la involucrada! —vuelvo a gritar. —Pero parece que llevo solo el título, ¡soy una maldita pantalla en esa mansión! No te dignaste en una semana a discutir el tema conmigo…y como si no valiera nada para ti lo haces el mismo día ¡ah! Espera, ni siquiera ibas a decirme, si no pregunto. —termino de decir con mi respiración pesada de la cólera, mis uñas se han clavado en mi palma formando un puño que aún tengo presionando conteniendo las ganas de golpear a Kenrick.

 

—Aislinn… —dice, pero vuelvo a interrumpir.

 

—Y lo peor es que vienes a reclamarme que bailo con alguien. —suelto una risa pesada. —Cuando la persona con la que te revolcabas está dirigiendo en la mansión como si fuera la maldita Ama y ordenándome cuando debo presentarme a la manada…—digo girándome en dirección del camino que hemos venido, regresando.

 

No quiero seguir hablando con Kenrick, su solo presencia me molesta.

 

—Aislinn… yo…yo —empieza diciendo.

 

Ni sabe que decir el muy estúpido.

 

—Ya cállate Kenrick, no quiero seguir hablando contigo. —digo caminando delante de él.

—Aislinn, espera…

 

—Kenrick… toma la postura de hace una semana y no me hablas. —digo caminando pesadamente, me cuesta respirar, siento mi corazón latir hasta en mis oídos.

 

—Maldición Ais…hablemos.

 

—Kenrick…—digo deteniendo mi caminar. —No me hagas decir las palabras y romper el enlace de mates contigo. —hablo con seriedad y sintiendo un dolor en el pecho, el dolor de Kenrick por lo que dije. Sé que lo último que acabo de decir lo ha lastimado, pero ahora estoy más lastimada por su actitud y peor es que piense que está haciendo lo correcto.

 

Seguimos en silencio los trazos de tierra que marcan el camino, pasamos por la fogata que minutos antes estaba llena de chicos y chicas divirtiéndose, ahora parece un cementerio, completamente en silencio, seguimos pasando el pueblo hasta que veo a lo lejos la puerta trasera de la mansión que horas antes había pasado.

 

Cruzo la puerta caminando rápidamente y pasando los salones, Kenrick tras de mí, me dispongo a subir las escaleras cuando una señora viene en mi dirección.

 

—Señorita, este es el vestido que escogió la señorita Trisha para usted. —dice, y yo me quedo tipo ¿qué mierda me está diciendo? Ahora Trisha va a decidir que ropa utilizo.

 

Suelto una risa pesada y veo de reojo a Kenrick que está parado como un imbécil, esto realmente me jode. —Ahora Trisha me vestirá. —bufo riéndome. —Llévatelo. —digo, subiendo unos cuantos escalones, 

¿quién se cree para vestirme?

 

—Señorita, Trisha ordeno que se vista con este…—empiezo a decir y me cabreo, ¿ordeno? ¿Ahora me ordena? Esto es el colmo.

 

— ¡Qué te lo lleves! —grito furiosa, pero ella me ve y como si mis palabras no valen nada, como si debo obedecer lo que le ordenaron, me mira con suficiencia. Me giro dándole la espalda, siento que romperé mis dedos de tanto presionarlos en un puño, subo los escalones.




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