Enya: En busca del destino | Serie: Destino Sobrenatural.

Capítulo 44.

***

Aislinn pasaba sus manos temblorosas por su rostro tratando de limpiarse, pero su afán de quedar sin rastro de sangre termino por cubrirle el rostro de escarlata.

 

—Cariño… —habló Kenrick con sigilo tratando de conectar sus ojos con los de ella. Había regresado a su forma humana y al no contar con una prenda, le quito el pantalón a la prole que minutos antes había decapitado. Miró a su mate con las garras y colmillos aun fuera. Estaba en modo defensivo. Cuando ésta levanto la mirada los zafiros propios de su loba acompañados con el destello rojo de su estatus lo observaron. Su aspecto era vulnerable, con el rostro y parte del cuello cubierto de sangre, bajó la mirada e inhalo en sorpresa al ver sus manos de un rojo que se tornaba oscuro y espeso.

 

Volvió a respirar tratando de controlar el temblor de sus manos.

 

—No tengo miedo. —susurra intentando sonar fuerte, pero el quiebre de su voz la delataba. Kenrick se acerca a ella a menos de un metro de distancia y sujeta su mano haciendo que lo mire y susurra:

 

—Está bien si tienes miedo, está bien sentirse asustada cariño.

 

Aislinn lo observa por unos segundos, sus garras y colmillos se retraen dejando salir un sollozo.

 

—Tengo miedo, tengo mucho miedo. —llora rodeando el cuello de su lobo. Él pasa la mano por su espalda acariciando.

 

—Shhh tranquila, estas a salvo, no dejaré que te pase nada. —la calma susurrando en su cuello.

 

Por el medio del link los guardias le informan que no había movimiento en las fronteras, y que no saben cómo han logrado cruzar las proles a la manada.

 

Kenrick maldice a sus adentros.

 

 

En la cima, en las copas de los árboles observa Novan la escena. Con sus alas negras como la noche.

Al final no puedes cambiarlo Aislinn, lo que debe pasar, pasará.

Solo somos daños colaterales de quienes dicen amarnos, el falso amor que te lustran no es más que un egoísmo creado de su castigo.

Y diciendo esto, el hada agita sus alas perdiéndose en el frondoso bosque.

 

 

En el camino de regreso a la mansión Aislinn y Kenrick se encontraron con su beta y los guardias de ella que, al sentir por medio del vínculo a su Luna y Alpha se aproximaron a encontrarlos.

 

Todo el camino se llevó en silencio, los guardias al ver a su Luna, sus miradas se clavaron en los ojos de ella, con el destello rojo que marcaba su estatus de: Alpha.

 

Para Ludovic esto no fue una sorpresa, puesto que él había sido testigo del momento en que se revelo el estatus de su luna en aquel apartamento fuera de la manada, pero el resto de los miembros aun no lo sabían.

 

El ataque de las proles que habían recibido sus líderes rápidamente se extendió por los oídos de quienes vivían en la mansión. Todos estaban en alerta.

 

Cuando llegaron a la mansión tanto Luna como Alpha pasaron por la entrada con la calma que los caracteriza, aunque su aspecto no era el mejor, Aislinn estaba empapada de sangre y Kenrick solo llevaba un pantalón, pero lo importante era la tranquilidad que su energía emanaba a la manada.

 

Los guardias de la mansión no pudieron ocultar su asombro al ver los ojos de su Luna, los destellos rojos que brincaban de los zafiros propio de su loba marcaba su posición. Ahora entendían la personalidad de su Luna para con su Alpha, su casta solo era un pelín abajo que la de él. Y al igual que Ludovic en su momento rieron a sus adentros, pues su Alpha de Alphas tendría que ir con cuidado con ella e imaginaron situaciones divertidas cuando su Luna este en celo, o cuando llegue el momento en que deba marcarla.

 

Kenrick se dio cuenta que la observaban y gruño bajo y todos ellos volvieron su vista al frente. Era evidente la fascinación que sentían por ella, la alegría que recorría en sus interiores. Eran una pareja de Alphas, su Luna iba ser un Alpha.

 

Los guardias no podían ocultar esa emoción y susurraban entre ellos. Kenrick los dejo ser por ahora ya luego hablaría con ellos que mantengan lo visto con reserva, solo hasta que Aislinn complete su transformación.

 

Al entrar por aquel pasillo al salón de la mansión la madre de Kenrick salto del mueble con intenciones de abrazar a su hijo, pero su intento quedo a medio camino, su mirada se clavó en Aislinn y examino sus ojos desde su posición.

 

—Ella…sus ojos… —balbuceo mirando a su hijo.

 




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