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“Recuerda esta noche, porque marca el principio de la eternidad”. -Dante.
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PRESENTE – 31 de octubre del 2021 (diez meses atrás).
Manada DuncanMoon.
Los vientos azotaban los arboles con tanta fuerza que, sus enormes raíces los mantenían con firmeza en el vaivén involuntario de este a oeste. La nieve blanca y triste cubría la tierra húmeda, ocultando el carmesí de una vida arrebatada. Los lobos aullaban incesantemente. Tan solo minutos atrás, sentían la energía rebosante de su Luna, tan solo minutos atrás ella vivía.
Ludovic con su compañera inconsciente en brazos, se acerca a su Alpha que, aún permanecía en la misma posición y con la mirada fija donde minutos antes yacía el cuerpo de Aislinn.
—Kenrick… —susurró el beta, viendo como su Alpha levantaba sus manos, observándolas, como si estas no pertenecieran a él, a su cuerpo. Pero lo que no entendía el beta era que, en la mente de Kenrick se hallaba un juicio. No podía entender que aquellas manos que juraron protegerla, la habían dejado morir frente a él. Que lo único y último que ella vio era: a él insultándola, humillándola, apartándola. Pero sobre todo, a él sin poder moverse, « ¿qué era aquella fuerza que me retuvo? ¿Qué era aquella magia que me congelo en mi sitio?» se cuestionaba. Porque segundos antes de que la flecha tocara el cuerpo de su compañera, él lo sintió. Sintió como viajo en el viento, como silbó triunfante, pasando por su lado. Sabía que la alcanzaría y él quería impedirlo, pero en ese instante ya no pudo moverse. Era como si sus pies se habían fundido en la tierra, impidiendo dar un paso a su rescate, convirtiéndose en espectador de lo ocurrido.
— ¡Kenrick! ¡Ludovic! —gritó Kenneth, el padre de Kenrick, apareciendo en medio del bosque. —Lo que mi interior me está diciendo ¿es cierto? El beta lo miro con tristeza y asintió. — ¿Cómo ocurrió? ¿Cómo lograron cruzar sin que los vigías los vieran?
Aquella pregunta descoloco por completo al rubio, hasta ese momento no se había cuestionado ese punto. Cuando su Luna fue atacada por las proles, el olor putrefacto de aquellos seres apareció de improviso, apareciendo sin más, como si de magia se tratara. El padre de Kenrick miro a su alrededor y frunció el ceño. — ¿Dónde está el cuerpo de ella? ¿Acaso… las proles la destruyeron? El beta salió de sus pensamientos y negó con la cabeza.
—Lucían se la llevó.
— ¿¡Qué!? —dijo Lena, la madre de Kenrick apareciendo. — ¿Qué dirán las manadas y el consejo mundial de especies? La reputación de la manada se verá afectada si no es enterrada según los rituales.
—Kenrick —dijo Kenneth. —girando hacia su hijo, pero este ya no estaba. — ¿A dónde fue?
—Debe estar en shock… dejémosle unos días hasta que se reponga. —dijo Lena, y suspirando con una sonrisa, agrego: Lo bueno es que ella era una humana, y no se pudieron marcar, sino, hubiéramos perdido a Kenrick también. Ahora solo debe elegir a una de las lobas como su Luna y este asunto habrá llegado a su fin. Bien termino de decir aquellas palabras tan frías y desinteresadas que, tanto su compañero como el beta giraron a verla.
— ¿¡Qué!? —dijo encogiéndose de hombros. —La manada necesitara a una nueva Luna y tú lo sabes Kenneth. Él debe elegir entre las lobas a su futura compañera, su alma gemela solo aparece una vez en la nuestra existencia y ahora está muerta.
—Madre Luna, por favor guárdese aquellos pensamientos para usted, es inapropiado pensar en sustituir a alguien que minutos antes acaba de fallecer. —dijo el beta, apretando la mandíbula.
—Elijo a Trisha como su compañera. Estuvo con ella durante años, si alguien lo conoce y puede consolarlo es ella. —dijo la loba, levantando la cabeza con superioridad.
—Lena… —dijo con tono de advertencia el padre de Kenneth. —Ludovic tiene razón, la sangre de tu Luna, aún sigue en la tierra y tu hijo esta indispuesto, ha perdido a su compañera destinada. Tenemos otros asuntos que encargarnos mientras él está de duelo.
—Ustedes encárguense de esos asuntos. Buscare a Trisha para que lo consuele. —dijo, alejándose de ambos lobos.
—Ludovic… —dijo Kenneth, observando a la rubia amiga de Aislinn en sus brazos, inconsciente. —Hazte cargo de tu mate, yo daré inicio a la noche de Samhuinn y llevare los cuerpos de la escolta de nuestra ex Luna. Ludovic asintió. —Ambos nos haremos cargo de la manada hasta que Kenrick vuelva a su posición. Y quiero saber a detalle que fue lo que ocurrió, la escolta no fue asesinada por las proles, sino por la habilidad de Kenrick.
—Sobre lo ocurrido, Alpha padre, deberá consultarlo con Kenrick, no me atrevo a divulgar dicha información. Dicho aquello, se giró rumbo a la mansión.
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Mientras Ludovic regresaba a la mansión con Lizzie, Kenrick corría por el bosque. Corrió y corrió hasta llegar al segundo hogar que había construido para Aislinn. Aquel lugar que la estuvo esperando durante cientos de años. Al entrar, el aroma de ella acaricio su piel. Aquel lugar creado con magia, estaba intacto. Tal y como ellos lo dejaron semanas atrás; camino por los pasillos pasando por la cocina y llegando hasta su alcoba. La cama seguía deshecha, y el aroma a vainilla y miel inundaba las fosas nasales de Kenrick. La magia del lugar preservaba todo. El lobo coloco la diadema y el anillo sobre la almohada, en el lado de ella y observo por unos minutos. Su miraba se volvió hacia el velador con una foto de ellos, y su mente viajo a aquel momento:
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Editado: 20.03.2022