Enzo Vitale

Capítulo 7

Enzo Vitale

Trueno mis dedos entumecidos por las horas de tecleo en mi laptop y firmas de documentos pendientes. Decido tomar un descanso, y eso porque mis dedos me lo exigen, por mi fuera estuviera 24/7, el trabajo a parte de gustarme es mi método de distracción tanto de mi vida social y mis cavilaciones destructivas con relación a mi amor fallido. Dispongo mucho intención a mi trabajo ya que llevar un holding no es sencillo, no es lo mismo llevar una empresa con filiales, a conllevar varias empresas a la vez.

Cierro el portátil. Observo la hora, son las 7: 27 PM. expulso un resoplido al sentir mi estomago escocer por no ingerir alimentos sólidos, normal en mí. No se cocinar, por ende, pido comida de los restaurantes, bueno, eso era antes de Marie, con ella no muero de hambre, su comida casera es demasiada exquisita.

Marie.

Me pican los dedos por llamarla, solo por el motivo de saber cómo se encuentra, aunque no debería ser de mi total incumbencia, y no es un pretexto tan válido como para llamar a esta hora, me nace saber de su estado.

Miro mi celular, tentativo de tomarlo, decido que mejor no. Puede que este ocupada con su hijo o en otra labor de su casa, mejor no inoportuno con una llamada sin motivo válido. Mañana es otro día, una vez claree sabre de ella y de su bebé encantador.

Ahora me surge una duda, la cual no me broto a su tiempo ¿el padre de su hijo? De acuerdo me debe importar un comino la vida privada de Marie, pero los seres humanos por naturaleza somos curiosos, a pesar de no tener que ver con nosotros el asunto, ansiamos saber cómo ocurrió. Creo que una vez intente preguntar, pero evadió con agilidad mi pregunta. Por ello supongo no mantiene un lazo sentimental con el papá de su hijo, esa es mi hipótesis, veré si consigo sacarle algo, solo por última vez, no pierdo nada. Además, supongo Marie, no me insultará por inmiscuirme.

Algo de curiosidad se arremolino dentro de mí, anhelo conocer más de mi empleada, ni idea de porqué. Abro de nuevo mi laptop, abro su currículum, uno que verifico mi hermana, ella es meticulosa, por ello confié en que no permitiría a cualquiera dentro de mi hogar y mis cosas privadas. Abro el documento, leo en detalle sus datos. Me detengo en su dirección, la registro en mi memoria sin problemas, me serviría en caso de una emergencia o no. Su estado civil aparece como soltera, un alivio recorre mi cuerpo, sin embargo, eso no asegura nada de no tenga una relación formal. Continuo leyendo, memorizo lo relevante sobre ella. Guardo su currículum en una carpeta aparte con su iniciales.

Opto por salir de mi estudio, tengo horas sumergido acá.

Al salir oigo el timbre, redirecciono mis pasos a la puerta principal, entrecierro mis ojos al ver de quien se trata.

Mi temperamental hermana.

Viene con unas bolsas y dos copas de vino vacías, carga una sonrisa altiva.

—Buenas noches, fratello —dice al entrar, planta un beso en mi mejilla —. Tu hermana favorita vino a acompañarte, así dejas a tu amiga la soledad en descanso —menciona lo último con sarcasmo, propio de ella.

Cierro detrás de mí la puerta, me cruzo de brazos.

—¿Quién te invito? —le digo en nuestro idioma natal, con falsa indignación, cuando estamos reunidos solos mis hermanos, y yo, o con familiares, empleamos el italiano. Veo como Cara empieza a sacar una botella de vino de marca D’ Bianchini. Vino tinto classico viñedos Florenciano. El vino de la familia Vitale-Bianchini. Unos recipientes transparente con comida relucen ante mi vista.

—Sola me auto invite, no requiero de tu permiso para invadir tu retiro involuntario por amor —susurra lo último, pero para su mala suerte escuche.

—Cara —digo con advertencia —, no ando con ánimos de escucharte despotricar tus inapropiados comentarios. —Gira en su eje levantando las manos.

—Controlaré mi lengua, por esta noche, lo juro… hoy deseo pasar una noche relajada con mi hermanito menor, y nada más —Cara se despoja de su blazer color crema, y sus tacones. Procede a tomar asiento en el suelo de espaldas del frente del sofá —. Deja de mirarme como si me falta un cable, mejor siéntate a mi lado, bebamos buen vino, mientras degustamos comida tailandesa, tu preferida — sonrió leve, hago las misma acción de quitarme los zapatos, tomo mi lugar al lado de ella. El delicioso olor del el Kai med ma muang, es pollo con arándanos, también hay som tum; una ensalada picante de papaya verde y kuay tew lui suan, consiste en rollitos frescos al estilo thai. La comida tailandesa es una mezcla de sabores dulce, salados y ácidos, son una degustación exquisita al paladar, la gastronomía thai es una de mis favoritas junto a la coreana. Cara procede a servir la comida en cantidades iguales para ambos.

—Eres inoportuna de vez en cuando, pero te amo…

—Awww… igual, Valentino —blanqueo los ojos.

—Te sugiero no empezar una guerra de segundos nombre, que por razones que tú y yo sabemos no ganaras —advierto mientras empiezo a servirnos el vino.

—Vaya, tan pronto a la defensiva —ríe con sorna.

—Ya enserio, ¿Qué te trae por aquí? Y de paso ¿Dónde dejaste al gruñón de Donato? —ingiero un poco de la ensalada.

—Nuestro dulce hermano mayor, fue al club, ya sabes al área del tercer nivel, donde no pone un pie si va con nosotros. A mi parecer deber haber algo más, no obstante, dejemos a Donato disfrutar su vida. Supongo busca algo de diversión nocturna. A ti no te caería mal un polvo diurno tal como lo hace él, deberías seguir su ejemplo.




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