Ephemeral Temptation

Escisión

Era el último día del semestre y los estudiantes no veían la hora para irse de vacaciones. Victoria dormía plácidamente en una de las mesas de la biblioteca, mientras Brent buscaba entre las estanterías algún libro de ocultismo.

De repente, un par de chicos entraron al lugar, seguidos por Frank, quién al encontrar a Victoria con la mirada, regresó a la entrada, haciéndole señas a su compañera.

- Parece que alguien no tiene guardián.- Dijo él.

- Es momento de presentarnos.

Los 4 caminaron hacia la mesa, cada uno tomó una silla y se sentaron a su alrededor. No parecía que fuera a despertar pronto, la castaña se acercó a su rostro, tratando de encontrar algo en él. Fue entonces cuando Victoria sintió su presencia.

- ¿Quiénes son ustedes?

- Soy Frank, él es Damien y aquél se llama Homer.

- ¿Y tú eres...?- preguntó ella, refiriéndose a la chica que la observaba.

- Kendra, es un placer conocerte.

- Claro...- Se irguió en su asiento y los miró con extrema cautela.- ¿Por qué están aquí?

- Veníamos a entregar algunos libros que nos llevamos la semana pasada,- Respondió Frank, mostrándole la pila de libros que tenía a su lado.- ya sabes, los trabajos finales siempre nos hacen la vida imposible.

- Cuando entramos te vimos muy sola, creímos que no despertarías si te mirábamos un rato, eres muy bonita.- Sonrió Kendra.

- Ah, t-tú también eres muy bonita.- Dijo con nerviosismo.

- ¿Interrumpo algo?- Brent dejó caer un par de libros en la mesa, rompiendo el ambiente por completo.

- No, nada, sólo charlábamos un poco con ella, ya nos íbamos,- Frank se levantó y los demás lo siguieron.- No seas tan celoso, amigo.

Se alejaron con una sonrisa. Brent no lo podía creer, ¿qué les pasaba a esos chicos? No habían hablado nunca y ya se sentían con derecho a sentarse con gente desconocida, que además estaba dormida y vulnerable.

- ¿Te hicieron algo?

- No, todo está bien, sólo estaba tomando una siesta, llegaron de la nada.

- Ese par… ¿los recuerdas? Son los que en una ocasión nos observaban desde su mesa.

- Cierto, es la chica del estacionamiento.

- No sé, no me agradan, desprenden una energía muy extraña.

- Quizá te molestan porque son atractivos.

- Eso no tiene nada que ver,- rió él.- es raro que hayan venido, a nadie le importa cuando una persona se duerme en las mesas de la biblioteca.

- De hecho… Bueno, cambiando de tema, ¿encontraste algo?

- Éstos,- respondió.- no hablan de lo que te está sucediendo pero sí de cómo se cree que los demonios o "entes malignos" llegan a aterrorizar a la gente, algunos rituales que se hacían antiguamente y cosas relacionadas.

- ¿Magia?

- No parece ser magia, son exorcismos, rituales que alejan las malas energías.- Victoria soltó una risita.- ¿Pero qué...? Estamos haciendo esto por ti, no veo lo gracioso.

- Lo siento, es que todavía me cuesta creer lo que pasa, no es una burla, me suena muy improbable que algo así pueda detenerlo.

- Sólo tenemos ésta opción, no nos queda nada, aunque podríamos ir a internarnos al psiquiátrico, tú decides.

- No, eso no, contactaremos a alguien que nos ayude, no perdemos nada intentándolo.

***
 

- ¿Vas a comenzar?- Preguntó Frank.- Tienes que atraerla a ti antes de que sea demasiado tarde.

- Recién ha pasado 1 mes, me queda suficiente tiempo, no tienes que preocuparte.- Dijo Kendra.

- El tiempo pasa más rápido de lo que pensamos, no te confíes demasiado solo por tener un rango alto.

- ¡Cuánta insistencia!

- Hace falta un poco de presión de vez en cuando, eres una pieza muy importante,- Sonrió.- no puedes fallar, porque si perdemos la conexión con esa chica, todo estará perdido.

- Lo sé, no tienes que recordármelo, durante el transcurso de estos días le haré una visita.

- ¿El espejo?

- No, en mi cuerpo humano, no es conveniente seguir asustándola, el último día de cada mes recibe un reloj, con eso tiene suficiente.

Frank negó con la cabeza y la tomó del brazo para llevarla hasta el almacén de profecías. Sacó un libro que parecía más viejo qué cualquiera de sus líderes. Buscó una página en específico y se la mostró a Kendra.

- El 31 de marzo... Tiene que haber cruzado el portal contigo, si no es así, tendremos que esperar de nuevo, no puede repetirse lo que pasó con Liber.

- Yo no voy a cometer errores como ese bastardo, tengo muy claro quién soy y cuál es mi misión.

- Estaremos bien entonces, voy a confiar en ti.

- No necesito tu aceptación ni nada parecido, eres mi compañero pero no tienes ninguna autoridad sobre mí.

Se dio la vuelta y caminó hacia la puerta, estaba enojada y no quería escuchar más reclamos. Menos de Frank, siempre habían estado juntos, ¿por qué dudaba de ella y su capacidad para corromper a una simple humana?

- Sólo es un consejo, Kendra, la chica tiene que estar aquí para ese entonces, hazlo por todos nosotros, si logramos esto, no sólo tendremos más poder en el mundo humano, si no que el de arriba no podrá controlarnos y esa es la mejor parte.

- No entiendo su necesidad de sobrepasarlo, estamos bien con el simple hecho de seguir molestando a los vivos, nos nutren, dan buenas crías... ¿Qué más quieren?

- El poder es lo que nos mueve, tú tal vez estás muy feliz siendo una simple sucubus, después de todo eres de un rango alto, no sabes lo que es ser un demonio de rango bajo, que te traten como si fueras una mierda.

- Frank, somos demonios, no se supone que debamos ser buenos, eso déjalo para los humanos y los estúpidos "ángeles".

- La jerarquía no es justa pero si todo sale bien, ya no habrá tantas distinciones, es el sueño de todos.

Kendra cruzó los brazos. Le parecía un ideal demasiado estúpido. Hablar de justicia cuando eran ellos los que causaban caos y desesperación, era ilógico. Sin embargo, no había manera de cambiar la mentalidad de millones, sólo para mantenerse en su zona de confort.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.