Ephemeral Temptation

Entrega especial

Condujeron por 10 minutos hasta que se detuvieron frente a un portón blanco de tamaño exuberante, Frank tocó el interfono y habló con el chico que había organizado la fiesta.

- ¿Quién vive aquí? ¿el hijo de Trump?- Preguntó Brent.

- Sólo será un rato.

- Fuiste tú la que dijo que se quería ir a casa.

- Y fuiste tú el que dijo que era muy tarde, tranquilo, una hora y nos vamos, en serio.

- Ni siquiera conocemos al tipo.

- Venimos con ellos, no creo que haya algún problema, relájate, ¿no eras tú el que quería que me tranquilizara? Una fiesta es una buena forma de darse un respiro.

Kendra les hizo señas para que entraran y se estacionaran a un lado suyo. Bajaron de los vehículos, Brent no estaba muy convencido. Le daba muy mala espina estar en una casa desconocida, con ese grupito tan… raro, suficiente tenía con tener que verlos en el campus.

- Vamos, la fiesta ya comenzó, el papá de Edd organizó todo, se van a divertir, se los aseguro.- Sonrió Frank.

Al entrar en contacto con el aire de la casa, Brent percibió el olor a marihuana que se desprendía de casi todos los que estaban ahí. Algunos chicos bebían y bailaban en la pista al centro del salón, otros fumaban y charlaban en el sofá, dirigió la mirada hacia la piscina del patio trasero, buscando algún lugar que no tuviera tanto caos. Estaba perdido, cada rincón de la casa era un desastre.

- No, Victoria, vámonos ya, este lugar es demasiado para mí.

- ¿Por qué lo dices? Nosotros también fumamos.

- Tabaco, no es muy seguido, esto no va a terminar bien, me está poniendo muy nervioso.

- Respira, es sólo un poco.

- ¿Qué estás diciendo? ¡Estás loca!- Seguía sin creer que su amiga quería quedarse, desde que la conocía, ella odiaba los lugares así, soportaba el ruido pero no estar rodeada de gente bajo la influencia de drogas.- ¿Es por ella, verdad?

- No pasará nada, tomemos algo, cálmate ya, por favor.

Pidieron bebidas para su grupo pero el encargado de la barra les dio una botella de whisky para cada uno. Brent no dejaba de moverse, bebía, sin embargo el nerviosismo seguía ahí.

Frank lo tomó del brazo y lo llevó hasta uno de los sofás más alejados. Intentó zafarse pero fue imposible, el sujeto era enorme y tenía muchísima fuerza, al menos la suficiente para llevárselo como si fuera un juguete.

- Ella es Michel, es mi compañera, anda en busca de un tipo guapo y que le gusten las motocicletas.

- ¿Eh?

- Vamos, habla con ella, tú sabrás si te convence o no.- Le guiñó un ojo y se fue, dejándolo sin tener la más mínima idea de qué hacer.

Mientras tanto, Kendra aprovechó la distracción para acercarse a Victoria.

- Así qué… ¿qué me dijiste que estudiabas?

- No te lo dije,- rió.- estudio artes visuales.

- ¡Wow! Suena interesante.

- No tienes que fingir.

- Bueno, la verdad es que no,- sonrió Kendra.- no tanto como tú, luces ruda pero no aguantas ni una cuarta parte de una botella.

- Hace tiempo que no bebo en grandes cantidades.

- Pero si apenas has tomado eso.

- Está bien, no suelo beber más de una cerveza, esa es la verdad.

- La sinceridad ante todo.

- ¡Exacto! Soy muy sincera, tú también deberías serlo.

- ¿Yo?

- Dijiste que te gustaba caminar pero venías en la camioneta con tus amigos.

- No es mía, es de Frank, a ellos no les gusta caminar, además de que para transportar a chicos como ellos necesitamos la camioneta, definitivamente, mi amigo podrá verse como un toro pero esos dos dormidos, pesan más de lo que parece.

- Claro… Todo esto, ¿en serio fue una coincidencia?- Preguntó Victoria, acercándose peligrosamente al rostro de la castaña.

- Lo fue, ¿acaso crees que yo obligaría a mis amigos a esperar en ese cruce hasta que pasaras y así pudiera invitarte a la fiesta?

- Suena a un plan muy elaborado, ¿qué debería pensar?

- Lo que tú quieras, Victoria.

- ¿Lo qué yo quiera?

- Lo que tú quieras.- Sujetó suavemente la barbilla de Victoria, acercándola todavía más a ella.

- Si vas a darme un beso, dámelo, que no soy una chica con mucha paciencia.- Dijo Victoria con tono burlón.

- Ahh, ¿no lo eres?- La miró a los ojos.- ¿estarás bien con un beso?

Ella asintió con la cabeza. Kendra sonrió al verla completamente desconectada, estaba a su merced, aunque no estuviera utilizando sus poderes ni a la mitad de lo que normalmente los usaría para controlar a los humanos. Le dio un ligero beso en los labios y otro en la frente, acto que hizo que Victoria frunciera el ceño, esperaba un beso apasionado.

- Es una buena forma de empezar.- Dijo resignada.

- Soy algo reservada en ese aspecto pero tranquila, el misterio no me dura mucho tiempo.

- Estoy algo mareada, ¿puedes llamar a mi amigo? Quiero ir a casa…

- Está bien, iré a buscarlo, me pareció verlo por allá.- Respondió señalando el área donde estaban los sofás.

- Espera, mejor vamos a caminar un rato, solo necesito un poco de aire.

- ¿Segura?

- Sí, llévame fuera de aquí.

Frank se encontraba charlando con algunos de sus compañeros y al ver que ambas salían de la casa, intentó alcanzarlas pero se detuvo al encontrarse con la mirada desaprobatoria de su compañera.

- Es tiempo…- Susurró.

Caminaron unas cuantas cuadras, no hacía mucho frío y la calle estaba desértica, a pesar de la hora. Victoria se apoyaba del brazo de Kendra para evitar caerse, puesto que se tambaleaba cada vez que daba un paso.

- Recuérdame no volver a darte más de una cerveza.- Rió la castaña.

- Lo lamento, te saqué de la fiesta sólo por esto.

- No te preocupes, hay veces en las que se tienen que sacrificar algunas cosas y está bien, es preferible pasar un tiempo con alguien que te agrada a perder la cabeza por beber de más.

- Dices cosas muy extrañas…

- Quizá es porque yo soy extraña, ¿todavía crees que yo fui la mejor opción para salir a caminar?




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