Ephemeral Temptation

Plan B

Lilith había estado observando todos los movimientos de Kendra, todo iba de acuerdo a su plan, sin embargo, algo no terminaba de encajar.

- Scarlet, necesito que hagas algo por mí. - Dijo mientras miraba hacia un rincón de su enorme salón. - Tu hermana tiene algunos problemas que deben ser resueltos cuanto antes o no podremos ascender.

-Kendra siempre ha sido muy buena para corromper, ¿por qué quieres intervenir? - Respondió la chica. - A ella no le gustará que yo tenga que ver con su pequeña presa, además, por algo escogiste a mi hermana, no quieras venir a delegarme su “compromiso”.

- Siempre tan desobediente…

- No es desobediencia, pero tú mejor que nadie la conoces, es muy reservada con lo que es suyo, no quiero que me arranque la cabeza, muchas gracias.

- Como sea, necesito que permanezcas con ella, vigilando, nada puede salir mal con esto, es por el bienestar de todos.

***
 

Después de clases, Brent llevó a Victoria a una cafetería que recién se había instalado en la ciudad. Tenía muy buena fama por pertenecer a una cadena de restaurantes de un maestro pastelero que salía muy seguido en la televisión. Era un buen lugar para pasar el rato y lo más importante, ponerse al día con respecto a la serie de eventos que habían continuado.

- Es súper bonito, debimos traer a Kend…

-Ni me la menciones, por favor, que después del susto que me dieron el otro día, no planeo dejarte con ella, nunca en la vida. - Victoria puso los ojos en blanco. - Aunque me pongas esos ojos, pero bueno, no te traje aquí para eso, necesito saber si has notado algo nuevo con respecto a tu situación.

- Chicos, ¿están listos para ordenar? - Interrumpió la mesera.

- Ah, sí, yo quiero un café americano, sólo eso. - Respondió Victoria.

- Un chocolate caliente y una “canasta de galletas”, gracias. - Dijo Brent con tono coqueto y guiñándole un ojo.

- Tú puedes coquetearle a todo mundo y yo no puedo pensar en invitar a Kendra porque es demasiado. - Refunfuñó. - Yo llegué antes a tu vida, Brent, creí que éramos amigos de verdad.

- Ya, lo siento, es que me pone nervioso. - Suspiró. - Pero como estaba diciendo, ¿alguna novedad?

- Ninguna en realidad, sólo los relojes… El hecho de no tener el espejo en casa me da muchísima tranquilidad, por cierto, ayer por la noche hablé con Anne y parece que está muy metida en todo esto, investigando y aprendiendo rituales raros.

- ¿Rituales?, suena peligroso.

- No supe como tomarlo, ¿crees que sea como los que hemos visto en las películas?, con demonios implicados capaces de destrozar todo a su paso, de tan solo pensarlo me dan escalofríos.

Ambos se quedaron en silencio, sumidos en sus pensamientos. Una vez que empezaron a tomar sus bebidas, Brent vio a una chica del otro lado de la carretera, era muy parecida a Kendra, sin embargo, era el color de su cabello lo que la hacía diferente. Largos mechones de color negro contorneaban su rostro pálido, vestía sólo una camiseta blanca, a pesar del frío que hacía. Por un segundo sus ojos se encontraron. El segundo más largo en la vida de Brent.

- ¿Brent?, mírame cuando te hablo, ¿qué diablos estás viendo?

- ¿Eh?, lo siento es sólo que había alguien ahí y…- Hizo un gesto para señalar por la ventana. - Olvídalo, no es nadie.

- ¿Estás bien?

- Creo que, debería ir a casa, ¿te dejo lo de la cuenta y te veo mañana en la facultad? - Le dio un beso en la mejilla y salió de la cafetería.

- Ese hombre… ¿Qué le pasa?

***
 

Frank y Kendra jugaban videojuegos cuando alguien llamó a la puerta. Frank fue quién atendió, pero se quedó mudo al ver al singular personaje que se recargaba contra el marco de la puerta de madera.

- Parece que no estás muy contento de verme, grandulón.

Kendra palideció al escuchar la voz de su hermana menor, tenía mucho tiempo que no sabía de ella, menos ahora con todos los preparativos. La pequeña hizo a un lado a Frank y entró a la casa, mirando por todas partes, hasta que llegó a la sala, donde estaba su hermana.

- ¿Qué haces aquí, Scarlet?- Preguntó, retrocediendo.- Creí que estarías a cargo de alguna misión en el Averno.

- Técnicamente sí, lo estoy, pero necesito hablar contigo de algo, - miró a Frank. - a solas, si no te importa.

- Claro, manden al subordinado al carajo.

- Frank, basta, ve a dar una vuelta, danos una hora y regresa, ¿puedes? - Ordenó Kendra, lanzándole las llaves del auto que habían rentado. - Tengo que aclarar un par de cosas con Scarlet.

- Bien, a tus órdenes. - Se burló él, tomó las llaves y salió inmediatamente.

Scarlet se sentó en el sofá y miró a su hermana, insistentemente para hacer que se sentara a su lado. Kendra obedeció y se quedó muy quieta, esperando a que empezara a hablar o a despotricar barbaridad y media respecto a su madre, siempre lo hacía.

- Linda casa, tienes muy buen gusto con éstas cosas de humanos.

- ¿Qué quieres, Scarlet?, déjate de rodeos, ¿qué fue lo que te hizo Lilith?

- ¿A mí?, nada, deberías preocuparte un poco más por ti, supongo que ya tienes una idea de los motivos que me trajeron a estos… lugares.

- No sé a qué te refieres…

- Mamá no confía en que puedas hacerlo. - Observaba los detalles de la sala, le llamó la atención la consola de videojuegos. - ¿Recuerdas esto? - Preguntó mostrándole un reloj de bolsillo.

- Nuestro portal…- Susurró.

- No podemos hablar aquí, lo sabes, ven conmigo. - Tomó su mano y abrió el reloj, dejando ver un par de espejos pequeños, en lugar del reloj. Ambas se transportaron a un pequeño cuarto, el cual habían fabricado cuando eran pequeñas, como parte de su entrenamiento para construir portales, estaba en un lugar aislado del Averno.

- Debe ser algo importante, para traerme aquí… Pensé que ya ni siquiera existía.

- Subestimas mi capacidad para proteger las cosas valiosas, - se quejó. - además paso mucho tiempo aquí, me hace olvidar que yo también soy hija de Lilith, ¿no sientes lo mismo?




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