Ephemeral Temptation

Dualidad

No podía dejar de pensar en lo que había hablado con Anne. Durante sus paseos con Kendra había notado que alguien las seguía, alguien muy parecida a la castaña, pero no había querido preguntar. Creía que tal vez, ofendería a su compañera con ese cuestionamiento tan fuera de lugar, sin embargo, la curiosidad la consumía.

Luego de pedirle a Kendra que se quedara con ella en el parque, decidió enfrentarla. Teniendo cuidado de no hacer comentarios pasivo-agresivos a la única persona que se tomaba el tiempo de escuchar sus tonterías.

- Necesito hablarte de algo.

- Parece serio, ¿de qué se trata?

- Hay alguien que siempre nos está siguiendo, ¿te has dado cuenta?

La castaña permaneció en silencio, por supuesto que sabía quién era, Scarlet, esa pequeña sin un toque de delicadeza y cuidado por no ser descubierta, pero no podía decir nada o podría verse involucrada en algo más.

- Así que tú también lo notaste. - Suspiró.

- Lo sabías… Supiste todo este tiempo y no me dijiste nada.

- No quería asustarte más, además ni siquiera se nos acercaba demasiado, quizá solo sea una fanática de tu arte.

- Estoy hablando muy en serio, no me vengas con tonterías. - Respondió apretando los puños. - Kendra estoy confiando en ti y no me estás diciendo lo que pasa, ¿cómo puede ser eso posible?

- Escucha, sé que todo esto te tiene muy nerviosa, pero créeme cuando te digo que no es alguien de importancia, confía en mí, ¿quieres?

Victoria respiró profundamente, tratando de no seguir con su rabieta. Quizá sí se estaba sugestionando de más y la chica no era motivo de preocupación.

- Hablé con Anne acerca de entes que puedan humanizarse, entiendo que puede sonar muy estúpido, pero… Es una explicación que relacioné con la presencia de esta chica, estoy muy nerviosa últimamente.

- Y no te culpo, ven aquí. - La abrazó con fuerza, tratando de que se sintiera un poco más segura. - Le pediré a Frank que nos ayude con la vigilancia, ¿te sentirías mejor?

- Gracias, Kendra, no sé qué haría sin todos ustedes, han estado protegiéndome todo este tiempo.

Por la tarde, Kendra llamó a su hermana para exigirle que se detuviera, estaba arruinando todo. Scarlet soltó una pequeña risita a través de la línea al escuchar las palabras de su hermana.

- Es sólo un poco de presión, nada qué tu princesa no pueda manejar.

- No quiero que arruines lo que he hecho, está a la defensiva y cualquier cosa que note fuera de lugar, la hará huir.

- Pero eso es lo que quieres, ¿o me equivoco?

- ¿Vamos a discutir otra vez al respecto?

- No, sólo quiero que entiendas qué es mi trabajo mantenerlas vigiladas.

- Y no tengo problema con que cumplas con tus órdenes, pero al menos podrías ser un poco más discreta. - Estaba a punto de colgar cuando las palabras de su hermana la detuvieron.

- Mamá sabe que te gusta.

***


Anne continuaba buscando la forma de detener a los seres que atentaban, ya no sólo contra la vida de Victoria, sino también contra la suya. Consiguió que algunos otros investigadores comenzaran a colaborar con ella y de esta manera pudo controlar un poco los ataques.

- No parece que tu clienta esté muy relacionada con estas cosas, Anne. - Dijo uno de sus compañeros. - De hecho, si no fuera por el miedo que le causaron al inicio, tal vez ni siquiera sabríamos de esto.

- Es sólo una chica, es normal que no crea en este tipo de situaciones, además quienes la atacan, son demasiado fuertes, los demás ataques parecen sólo una distracción. - Se acomodó en su asiento antes de seguir hablando. - No estoy del todo convencida de que estemos ganando.

- ¿Insinúas que nuestro trabajo no funciona?

- No, pero ellos me rompieron la nariz y un par de costillas, no son espíritus ni nada que pueda desaparecer así nada más, son demonios reales, capaces de matar a quien sea con tal de lograr su objetivo.

- ¿Entonces qué sugieres? - Anne extendió uno de los pergaminos que había encontrado durante su investigación. - Un rollo de papel, excelente, Anne, estás enloqueciendo.

- ¡Es una profecía, imbécil! - Respondió molesta. - Habla sobre un primogénito oscuro, lo opuesto al mesías que se menciona en las sagradas escrituras, éste asciende a la tierra con el fin de destruir todo a su paso, lanzando a los humanos a las llamas del infierno, mujeres que servirán como incubadoras y hombres que se volverán los proveedores de semen para los nuevos hijos de Lilith, la primera mujer expulsada del paraíso.

- ¿Qué demonios te fumaste ésta vez?, Anne, ni siquiera sabemos si esos documentos son reales, podríamos estar persiguiendo algo que no existe, perderíamos el tiempo, ¿y si el objetivo es poseer un cuerpo?, podemos expulsarlo inmediatamente, somos bastantes capacitados en ese ámbito.

- Claro que es la posesión de un cuerpo, el de ésta chica, morirá antes de que podamos expulsar lo que sea que vaya a crecer dentro de ella, ¿es que acaso no lo entienden?, todo lo que conocemos hasta ahora perecerá.

Los presentes comenzaron a murmurar, no creían ni una sola palabra de la mujer. Tenía una gran fama entre los eruditos en acontecimientos paranormales, pero de eso a creer en una profecía, sacada de quién sabe que rincón de una biblioteca abandonada, era demasiado.

- Suponiendo que estás en lo correcto, ¿cuál es tu plan para evitar que se cumpla?, no tenemos un lugar para esconder a la chica, enfrentaríamos lo que sea que te atacó, sin saber nada al respecto.

- Podemos arreglarlo, yo me encargo.

***
 

Lilith caminaba de un lado a otro, esperando a su hija. Tenían un par de cosas que aclarar antes de que pudiera cumplir las órdenes de su superior. Cuando por fin apareció, comenzó a despotricar contra ella.

- ¿Te has vuelto loca?, ¡es la maldita doncella!

- ¿Qué estás diciendo?, sólo cumplo con mi deber.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.