Ephemeral Temptation

Transición

Era la hora del desayuno y Scarlet ya estaba inquieta. Había pasado por Brent para bajar todos juntos al restaurante del hotel, llamó a su hermana para que hiciera lo mismo, pero tenía 10 minutos de retraso. Como siempre.

- Tan impuntual… - Bufó.

- Seguro tuvieron un pequeño “inconveniente”.

- Si querían tener sexo por la mañana podían despertarse más temprano.

Brent empezó a reírse bajito. No tenía mucho tiempo de conocer a Scarlet, pero le parecía muy divertida. Su carácter y su falta de tacto para tratar con las personas, la hacía una persona bastante interesante para él. Era mucho mejor compartir el viaje con ella que con Frank, que, aunque había tratado de llevarse mejor, no todo era tan agradable como le hacía creer a su mejor amiga.

- Oh, mira, ahí vienen.

- Ya era hora, ¿pensaban quedarse en la cama hasta el mediodía? – Les reclamó.

- Tuvimos problemas con el despertador, si no fuera porque llegó el servicio de limpieza, tal vez seguiríamos dormidas.

- Y tienes el descaro de… - Kendra se acercó a su hermana y se la llevó lejos, haciéndole señas a Victoria para que se adelantaran a desayunar.

- Parece que empezaste el día muy bien. – Brent le dio un suave golpe en el hombro antes de empezar a caminar.

- ¿Qué dices?, no hicimos nada, realmente no escuchamos la alarma.

- No trates de engañarme, ¿en serio están perdiendo la oportunidad de pasar todas las noches de esa manera? – Su amigo parecía sorprendido. Victoria normalmente no desperdiciaría su tiempo a solas.

- Lo estamos llevando con calma. – Se veía feliz, no como antes, cuando tenía noches alocadas con sus parejas anteriores. Era una expresión distinta, relajada, con los ojos llenos de luz, se le notaba muy cómoda.

- No suenas como tú, Vi.

- Siento que algo cambió en estos meses, ¿sabes?, Kendra es muy diferente de lo que había esperado.

- ¿Así que te tomó por sorpresa? – Brent tomó uno de los platos que se encontraban apilados. Había servicio de buffet, por lo que empezó a servirse toda la comida que le parecía apetitosa.

- No lo diría así, es extraño, - Victoria tomó un plato de igual manera y se limitó a tomar un poco de fruta. – no sé cómo explicártelo.

- Bueno, tenemos todo el tiempo, en lo que no regresan.

- Es que, cada vez que estoy con ella, es como si no pudiera pensar en nada más.

- Alguien se está volviendo obsesiva…- Sonrió él, mientras se llenaba la boca con comida.

- No estoy segura, créeme, no me da miedo que llegue a engañarme o algo, sé que no lo hará, es mucho más decente que otras personas. – Brent comenzó a toser, se había atragantado.

- ¿La estás comparando con tus últimas novias?

- No la comparo, tampoco necesito hacerlo, es muy buena en todo, se preocupa por mí, es cuidadosa cuando se trata de lo nuestro.

- O sea, qué sí tuvieron sexo.

- ¡Dios mío!, ¿podrías dejar de decir esas cosas?, no pasó nada. – Lloriqueó.
 

Las dos hermanas entraron al lugar, hablando en voz baja. Kendra sonrió al encontrar la mesa en donde Victoria y Brent comían tranquilamente. Le indicó a Scarlet que fuera por la comida de ambas, su hermana sólo hizo una mueca y pasó de largo hasta los platos apilados.

- ¿Está todo en orden? – Preguntó la rubia, preocupada por la evidente molestia de Scarlet.

- Tiene hambre y se pone… un poco tensa, no le hagas caso.

- Si tú lo dices.

- ¿Ya tienen algo en mente para hoy?, ¿algún lugar en especial al que quieran ir?

- ¿Qué tal si vamos a un teleférico?, leí que hay uno cerca de aquí.

- Suena bien, ¿alguna otra idea, Brent?

- No en realidad, estoy bien lo que ustedes quieran hacer, pero tenemos que salir a beber por la noche, eso es un hecho.

- Por supuesto. – Scarlet se les había unido, con el par de platos en las manos. – Esto es tuyo, Kendra.

- Agradezco tu amabilidad.

- Me hace falta salir de fiesta, me estreso aquí encerrada.

- Llevamos menos de un día…- Rió su hermana. - ¿Cómo puedes aburrirte?

- Bueno no todos tenemos pareja, Brent piensa lo mismo.

- N-no, yo jamás he pensado eso, estoy bien siendo soltero, se los juro.
 

Dieron un paseo por los restaurantes de la plaza, algunos tenían iglús, por la temporada. Las personas parecían disfrutar el ambiente. Los cuatro caminaban casi a la par. Victoria trataba de mantener sus manos calientes, respirando y frotándolas enérgicamente. Kendra no pudo evitar sonreír, se quitó los guantes y se los dio a la rubia.

- Gracias. – Dijo en voz baja.

- No pasa nada.

- Entonces, ¿vamos a la iglesia? – Brent se colocó en medio de ambas.

- ¿Qué?, quiero decir, podemos ir otro día, vayamos al teleférico.

- Tienes razón, está cerca de aquí. – Victoria revisaba su GPS. - ¿Podemos?

Kendra asintió, pidiéndole ayuda a su hermana. Scarlet sólo negó con la cabeza. Siguieron caminando un largo rato hasta que llegaron al santuario de la Madonna del Sasso. Victoria tomaba varias fotografías. Brent salía en algunas de ellas, en otras estaba Scarlet, mirando a la gente y en las últimas, estaba Kendra, seria y atenta a su alrededor, hasta que notó que su novia la fotografiaba, cambió su expresión a una sonrisa.

- Tomemos más fotos dentro del lugar. – Las animó Brent.

- Sí, aunque, no estoy segura de que debamos hacerlo, ¿crees que esté bien?

- Sólo un par y salimos.

- ¿Pueden hacerlo ustedes?, tengo un leve dolor de cabeza, deja que tome un poco de aire. – Sonrió Kendra, mientras despeinaba a la rubia.

- Podemos esperarte, no pasa nada.

- N-no, no, Brent irá contigo, tómate tu tiempo, te esperaré aquí fuera.

Los dos amigos se miraron el uno al otro. Scarlet permanecía al lado de su hermana, sin decir una sola palabra, sólo pensaba en que ella tampoco se viera comprometida a ir con ellos. Odiaba las iglesias, pero no tanto como lo hacía Kendra. De sólo estar cerca le generaba molestia. No era tan divertido interactuar con las cosas que tenían que ver con el amable sujeto de arriba.




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