Epifanía (master Of the Bussiness #1)

Prologo ✎

24 de noviembre del 2017, Charlotte, USA

 

 

Cansado

Era la palabra que me definía

Había tomado una decisión y no le daría marcha atrás. Se presentasen los sentimientos que se presentasen, no iba a desistir.

Nunca lo hacia

Y hoy no sería la excepción.

Aparque el coche en el estacionamiento de la pocilga en la que me encontraba, y baje rápidamente del coche para irme piso arriba. Dos señoras me observaron de una manera muy sorprendida cuando escucharon como sonó la puerta de mi auto al cerrarse.

Subí las escaleras y cuando estaba en la puerta 236 toque el timbre y como era de esperarse, no servía—como nada de la mayoría que se encontraba ahí adentro—Empecé a dar golpes en la puerta, para que la persona que estaba al otro lado se diera cuenta que yo ya estaba afuera.

Después de unos cuantos segundos la puerta por fin se abrió.

—Estas cometiendo un error…

—Ese no es tu problema —crucé el umbral de la puerta y empecé a buscarlo por todas partes —¿Dónde está?

—No te lo pienso decir

—Por el puto amor, haz las cosas más fáciles y solo dime donde esta para llevármelo de esta mierda una vez por todas.

—No, no, no y no ¡Maldita sea! ¿Sabes en que diantres te quieres meter? ¿Ah? ¿Sabes por lo menos a que quieres jugar? ¡Deja tu puto orgullo de una vez y solo vete de aquí!

—¡No me iré de aquí maldita sea!

Mis nervios estaban a flor de piel, sentía que la cabeza me explotaría en cualquier momento, mi respiración agitada era tan fuerte que podía escucharse claramente entre nosotros, estaban tan molesto que en estos momentos no me importaba darle un golpe a la mujer que tenia enfrente.

—¡Me importa una mierda! ¡entiendes eso! ¿¡Lo entiendes!?, tú te iras de aquí ¿Y sabes por qué? ¡Porque soy su madre! —las lágrimas empezaban a correr por su rostro, pero a mí eso ya me importaba una mierda, que llorara todo lo que quisiera— ¡Yo fui con la tuve, yo soy todo lo que tiene!, ¡yo soy su todo! ¡Es conmigo con quien se queda!

—No—me reí, y es que ni siquiera yo entendía los sentimientos encontrados que tenía en ese momento— La que no entiende eres tú—fui hacía unos de los estantes desde arriba del comedor bajo su mirada y pude ver como escuchaba una exclamación departe suya cuando sacaba la tinta de su escondite—¿Si puedes ver esta mierda? ¿O tampoco puedes? ¡Ah! —la levante delante de ella, hizo el ademán de tomarlo mas no la deje—Un puto fin de semana ¡Uno! Y es para darme cuenta que te encuentras en la mierda por tus puñeteras drogas! ¿Qué carajos quieres? ¡¿Qué deje a mi hija aquí contigo y vayas a mi pidiendo ayuda hasta cuando esta mierda se te salga de las putas manos?!  ¡De mi hija! Y esa mierda yo no la tolero. —trate de calmar mi respiración, porque sentía que el aire me faltaba — No pienso dejar a mi hija aquí contigo viendo como otros hombres entran a esto que llamas tu casa y a ti te importa una mierda si la ven o no.

Dije en voz amenazante para que entendiera que no la dejaría ni un segundo más en este lugar.

Estaba cansado, había planeado mi vida y la vida me estaba enseñando por primera vez que la mierda se me iba de las manos, había cometido muchos errores en mi vida, mas sim embargo siempre había sido responsable y me hacia cargo de ellos.

Estaba de mal humor desde hace ya días, y el que esta mujer tuviera a mi hija hacia que no pudiera concentrarme en mi trabajo. Tenia mucha gente a la cual ahora estaba a mi cargo, y no pensaba decepcionarlos.

No pensaba decepcionarlo.

Su risa hizo que volviera devuelta, y aunque era una risa carente de humor, sabia que estaba entrando en un momento donde sabía que yo sería quien tendría la última palabra, me importaba una mierda lo que pensaran los vecinos, si el mundo entero iba a enterarse de la forma en como le hablaba mi mujer, entonces que te también se dieran cuenta por qué la trataba de esa manera.

Necesitaba irme a casa y poder tener un sueño tranquilo, ya que para mi de esos ya días no existían.

—Ahora entiendo, ahora lo entiendo…. ¡lo que pasa es que eres un celoso de mierda…! ¡Un celoso de mierda! No te gusta aceptar que hay otro hombre en mi vida, o peor…que hay otro hombre cerca de tu hija…—su risa se escuchaba por toda la sala— ¡Deja los celos de mierda!, eres un exagerado, haces una tormenta en un puto vaso de agua. Ya te dije; eso que presenciaste no es nada del otro mundo…….

—Ni siquiera te atrevas a meter ese puto tema en esta conversación, estas a una oración más para que te suelte un golpe de mierda, y créeme que sacar ese tema no te favorece—me acerque lo más posible a ella, a mi ella no me intimidaba, ni en los más mínimo— mi hija, estaba desnuda, ¡desnuda!, cuando estábamos en invierno y él estaba enfrente de ella observándola como si nada, en vez de colocarle un traje, un vestido algo maldito sea…. ¿a eso le llamas algo normal? ¿ah?, ¿a eso le llamas amor? Y creme que, aunque fuera un puto mal entendido, no pienso quedarme y dejarla para que averiguar si era verdad o no. Te dije que mi paciencia tiene un límite, y tus estupideces lo acaban de rebalsar.

—¿Amor? ¿Tú que sabrás del amor? — dijo con sarcasmo— ¿quieres a esta criatura? ¿de verdad la quieres? Un ogro como tú nunca podría llegar a amar alguien de verdad.  Tú mismo decías que me amabas y donde estabas ¿Ah? —las lágrimas comenzaban a cubrir sus ojos— ¡¿Dónde mierdas estabas?!—para este momento, estaba seguro que los vecinos estaban muy alertas— No sabes ni lo que haces, que sientes amor por ella dices cuando para mis nunca tenías tiempo…— su voz se fue quebrando poco a poco iba hablando, pero a mí eso me importaba en lo más mínimo.




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