Epifanía (master Of the Bussiness #1)

Capitulo Nueve ✎

Capitulo Nueve

 

Alisa

 

 

Mi vida, dentro de poco tiempo, había cambiado rotundamente desde que comencé mi nuevo trabajo. Y eso que había tenido muchos trabajos.

Pero como el que tenia en estos momentos, no se asemejaba a ninguno.

Sabia perfectamente que hacer de niñera no seria una tarea fácil, siempre me imaginaba algo muy complicado; el solo pensar en dejar a hijos con personas ajenamente desconocidas se me hacía algo muy mal visto en ciertos puntos.

¿Qué hubiera pasado si Mia y yo no tuviéramos una relación como la teníamos en estos momentos?

¿Seguiría aun mal Mia por no tener una nana para que cuidara de ella?

¿Hubieran durado mas de un mes con ella de no ser así?

¿La señora Seren estaría en estos momentos con Mia de ser así?

Las preguntas que a veces me hacia eran demasiadas, y me causaban escalofríos en solo pensar en alguien mas cuidando a Mia, cualquiera me diría que seria muy poco tiempo para tomarle cariño a un ser tan pequeño, pero la química que ella y yo teníamos no se discutía con nada.

Y es que el solo imaginarme un mundo paralelo donde Mia y yo nos hubiéramos llevado o dado una muy buena impresión, me deja muchas cosas en las que pensar al respecto.

Lo digo mientras veo a una Mia muy sonriente comer desde un banco de la isla de la cocina, mientras espero que termine.

No es la primera ves mientras que trabajo me quedo ida, mirando en un solo punto viendo hacia la nada, pero me ayuda a poder pensar y en reflexionar en las cosas que hago o hice en sus momentos.

Un pensamiento que siempre se apodera de mi mente, suelen ser mis padres.

Mas que todo, mi madre.

Me da mucho dolor en el alma al saber que las cosas con ellos no están como me gustarían que estuviesen.

En su momento, hice lo necesario para volver a recobrar confianza en los dos, intenté muchas maneras y la respuesta por parte de mi madre siempre fue la misma:

—No lo intentes mas Alisa, no te guardo rencor, pero prefiero tener lejos por los momentos. Algún día me entenderás.

Pasaron casi seis años, y aun sigo sin entender la manera en la que me trato años después.

¿Se imagino ella alguna vez que las palabras que ella me dijo alguna vez me dolieron en todo mi ser?

Soy un ser humano, aunque aparento ser una mujer fuerte, decidía, y a veces parezco ser un muro de piedra como dice Peter. Soy una persona, y aun así siento muchas de las emociones que se instalan en mi corazón.

Es en estos momentos en los que me da las curiosidades sobre saber que pudo haber pasado con la madre de Mia. Miro a Jakov, y veo en el un hombre seguro de si mismo, que en su cara la elegancia y la masculinidad combinada con la inteligencia brotan de él.

¿Fue tan poco Jakov para la madre de Mia?

 Me gustaría decir que lo averiguaría, pero no tenia tantas expectativas en saber si lo lograría, además, mi relación con Jakov no mejoraba en torno a los días, empeoraba cada vez que seguía en esta casa.

No lo entendía.

¿Pensaba que solo por ser veinteañera no tenia la madurez como alguien de treinta?

¿Por qué sigues trayendo esa mochila tan fea Ali? —Mia observo a mí, a mi mochila que estaba en la esquina que siempre se encontraba y eso hizo que dejara mi mente liberar de la propia guerra de pensamientos que mi cabeza tenía en esos momentos.

—¿Tienes algún problema con mi mochila? — le pregunte mientras me cruzaba de brazos.

—¡Es negra y sin dibujos! — respondió cruzando los brazos también

—¿Y tú por qué aun no te has lavado los dientes pequeños montro?—le pregunte mientras le cambiaba de tema.

La hora de irnos estaba próxima, y necesitábamos salir con el tiempo exacto para poder estar a tiempo a las cuatro. No quería que el Señor Pavel se enojara otra vez por llegar tarde.

Y es que hace unos pocos días atrás, a Mia y a mí se nos fue la hora un poco en el parque ocasionando que llegara treinta minutos pasadas las horas en las cuales tenia que dejar la casa. Y para mi sorpresa cuando llegamos un enojado Jakov se encontraba en el interior de la casa.

—No me haga recordarle cuando inicia su horario y cuando termina su horario de trabajo Señorita Alisa, que, aunque no trabaje en mi empresa, en mi casa aun las reglas las sigo disponiendo yo.

¿Se había escuchado? Era un completo idiota.

—¡Me cuesta decir esa palabra no te burles! —exclamo Mia elevando la voz.

Me cuesta mucho decir esa palabra y señorita cuidado, conmigo no andes elevando la voz; de acuerdo. — me burlé de ella y le reñí también.

—Te estas ganando una pelea Ali. —me amenazo bajando de un brinco del banco, lo cual me hizo reír. — Mi querida Ali, no querrás ver a la ratilla enojada. Y prometo no volverlo hacer.




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