Equilibrio : la luz

II.

AEL

Llego a casa agotado por todo el trabajo que mantengo como fachada en este mundo, pero no me quejo las regalías son suficientes para hacer lo que quiera y que no me rastreen.

Entro a mi departamento, a pesar de que no me gustan las extravagancias, lo tengo bien amueblado, entro a la cocina para servirme un café porque es la única bebida que me llena de tranquilidad y me deja pensar en todo lo que no he podido conseguir, me frustra no poder tener nada de su paradero o al menos de quien fue el que se la llevo, se suponía que mi padre debería tenerla en custodia, pero hace 14 años que la busco sin descanso.

Voy a mi despacho, enciendo los computadores y las cámaras de seguridad, dejo caer el maletín enojado por la falta de respuestas pero no me retiro de inmediato ya que este por el fuerte golpe se abre – genial, que idiota – me digo, pero veo un paquete que no sé qué carajos hace entre mis cosas, suspiro y recojo el desorden que genere apartando el sobre, me siento en el sofá mientras lo abro sacando los documentos, sin creer lo que tengo en mis manos me levanto de golpe para ir al navegador y teclear la dirección para salir nuevamente del departamento.

 Ya en la cafetería, que menos mal no estaba lejos busco con la mirada a la persona que me envió esos papeles, la encuentro en una de las mesas al final del establecimiento como lo describió, me acerco y ella se percata de mi presencia levantando su mirada del libro, sus ojos azules como el cielo me dejan abrumado y su piel canela hace un contraste muy hermoso con su cabello negro como la noche.

  • Pensé que no iba venir – me saca de mis pensamientos, mientras me indica que me siente, el cual gustoso lo hago
  • Dígame ¿una joven como se infiltra a mi oficina y me deja semejante información? – ella solo me mira como si se debatiera en contestar, después de un tiempo me responde tan fría y falta de expresión
  • ¿le importa el cómo? O más bien ¿por qué? Y ¿para qué?
  • Tiene razón, ¿Cómo obtuvo esa información y por qué sabe que la busco? – ella respira profundo y deja a un lado el libro para poner sus brazos encima de la mesa y acercase un poco más dejándome oler su perfume a rosas.
  • Usted y yo tenemos una amiga en común y ella me informo que en usted puedo obtener respuestas - la miro sin comprender, pero antes de que diga algo continua – si le interesa saber, estoy igual de confundida que usted, pero siéntase afortunado que sus respuestas llegaron caminado y buscándolo una noche como hoy – ella retrocede cuando se acerca el camarero
  • ¿desean ordenar? – pregunta de forma amable intercalando una mirada entre los dos
  • Si, tráigame un café, por favor.
  • Que sean dos – digo al momento que toma la orden y luego se retira – entonces usted piensa que es mi respuesta y solución a mis problemas, o que por lo menos puede darme una guía, dígame y por favor ilumíneme ¿Qué puede hacer una niña que no supera los 20? – no responde solo me ve sin expresión y eso me enoja más – me parece que lo que usted quiere es manipularme, estafarme o algún pasatiempo y esa amiga que dice no es más que alguien molesto que trabaja para mi o trabajaba, o una más del montón ¿no es así? – respiro después de la sarta de cosas que me han salido de la boca, pero ella no se inmuta, ni siquiera se ha ofendido y me hace preguntarme ¿quién carajos es ella?

Me sostiene la mirada sin dejar su semblante que parece tratar de leerme, llegan nuestros pedidos, ella lo toma oliendo ese aroma tan embriagador y luego toma un sorbo, no dejo de mirarla y cuestionarme del por qué me ha citado y sobre todo como obtuvo todo eso.

  • Usted puede creer lo que quiera, pues no soy dueña de sus ideas o pensamientos - me dice ella levantando la mirada del café – yo solo cumplo con lo que prometí y claro que deseo respuestas, pero si no es posible con su ayuda igual las seguiré buscando sola, ahora con respecto a su teoría sobre nuestra amiga en común, déjeme decirle que nuevamente se equivoca pero le hare llegar sus amorosos saludos – retoma su café y coge su libro ignorándome por completo, me quedo en silencio unos instantes antes de responderle.
  • Supongamos que me equivoco como usted dice y esa amiga en común le paso la información ¿de dónde la saco? – ella guarda su libro en un bolso que se coloca en la espalda y se toma el restante del café, me observa muy enojada o eso creo pues su rostro no cambia en casi nada
  • Perdí mi tiempo en buscarlo, pero no se preocupe que le aclarare su inquietud, esa información no me la dio nadie, tómelo como mi carta de presentación – abro los ojos impactados por la noticia mientras ella se levanta dejando dinero en la mesa y sale de la cafetería.

Me quedo paralizado pero cuando logro reaccionar ya es tarde, no la veo por ningún lado, salgo corriendo a la calle pero tampoco esta, me agarro el cabello desesperado por que tuve en frente lo que estaba buscando todo este tiempo, maldigo internamente devolviéndome a la cafetería y preguntar si conocen a la señorita que estaba con migo, pero no logro nada ya que es la primera vez que la ven en el lugar, con enojo me voy en el carro en dirección al departamento – idiota, idiota, idiota – me digo una y mil veces.

Llego lanzando todo y me dirijo al despacho para leer esos papeles, mientras busco desesperado en las cámaras de la empresa buscando alguna respuesta de cómo me dejo esos documentos y accedo a las que están cerca de donde estaba con ella, pero no encuentro nada es como si ella borrara su paso.

  • Con razón nunca la encontré ¡carajo! – grito lanzando esos papeles saliendo de ahí para dirigirme a la licorera, me tomo dos wiskis uno tras de otro sin dejar de pensar en lo tonto que fui.




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