Equilibrio : la luz

VII

ELENA

Cuando desperté me encontraba aturdida, pero poco a poco las imagines llegaron y mi último recuerdo fue ver a una Ael muy furioso, pasando los días me sentía extraña como si solo deseara dormir sin parar y un pensamiento se me alojo, por eso trataba de comer poco y me estaba sirviendo, pero me sentía débil.  Cuando me levanto lo primero que hago es ver hacia donde descansa, a veces lo escucho quejándose en la noche y pronunciar algo que no entiendo, Luisa me conto lo que sucedió y nunca me imagine lo poderoso que puede llegar a ser.

En estos momentos Luisa y Margaret me llevan a la sala donde me dejo caer en el sofá, Luisa se dirige a preparar el té

  • Ni se te ocurra darme esa cosa - le digo mientras recuesto mi cabeza en el espaldar
  • Esto te ayudo cuando Ael me las dio – me dice Margaret
  • Está bien – le digo dando un suspiro y luisa entra de nuevo en la cocina
  • Por cierto, Elena ¿Quién es esa chica? – me dice viendo hacia las habitaciones – viste que le dijo “mi Ael “– dice tratando de arremedar su voz
  • No lo sé y a decir verdad no me interesa – le digo recostándome dejando caer la cabeza otra vez
  • No te crees ni a ti misma – me dice susurrándome al oído

Ella se aparta y yo solo la miro mal, pero llega Luisa con el té, que bebo con calma y me siento relajada, miro a Luisa caminar hacia la ventana y solo suspira meneando la cabeza- ¿qué le pasara ahora? -  cuando quiero preguntar un grito sale de las habitaciones

  • Por Dios - dice Margaret, cuando escuchamos otro más fuerte que el anterior, ella se dispone a ir, pero Luisa la detiene
  • ¿Qué te pasa? – le pregunto mientras escuchamos otro más - ¿ qué le está haciendo? 
  • Déjenla, ella sabe lo que hace – dice meneando su cabeza cuando quiero preguntar mas

Nos sentamos otra vez, pero los gritos de Ael no paran y parece como si lo estuvieran torturando- ¿Quién carajos es esa mujer? – me pregunto mientras abrazo a Margaret quien está tapándose los oídos tratando de no escuchar, pero es imposible no hacerlo, pasa un tiempo y de repente todo se calma, ya no escuchamos nada, solo a una Luisa dando un suspiro muy largo como si descansara - ¿Qué me ocultas? - me pregunto mientras la veo perdida en sus pensamientos.

Luego de un par de horas, ella sale de la habitación para ir hasta la cocina y preparar una merienda, se sienta con toda confianza en la sala sin quitarme la vista de encima, es bastante relajada, viste con camisa vino tinto manga corta, botas militares negras y pantalón del mismo tono, tiene la frente con sudor y se ha recogido el cabello en una cola alta, cuando termina suspira y se toma algo que saca de una maleta pequeña en su muslo derecho.

  • ¿me dirás algo o te quedaras viendo? – me dice ella con sus ojos cubiertos por los lentes oscuros
  • ¿Quién eres y que le hiciste? -  le pregunto sosteniendo su mirada
  • Soy una amiga que vine a salvarlo de la desgracia - me dice con insuficiencia y mirada serena
  • Pues que extraña ayuda con semejante escándalo que has causado – le digo acomodándome
  • Mis visitas siempre han sido escandalosas – se limpia el sudor con un pañuelo – además, con el vale la pena ¿no lo crees? – me da una sonrisa ladeada
  • ¿Cuándo despertara?  - le dice luisa
  • Ya casi – le dice ella con fastidio en la voz – dime Donora ¿cómo es que ya no puedes hacer ni esto? – su voz es con veneno cuando le habla
  • Eso no te incumbe – le dice luisa mirándola y ella no se queda atrás en la cantidad de recelo que sale su voz

Cuando está a punto de contestarle, todas giramos a ver cuándo la puerta del cuarto es abierta y un Ael cansado, pero recuperado aparece, luisa se acerca para darle un abrazo muy fraternal y él le corresponde, de repente la causante de que el este en pie, se levanta mirando con fastidio la escena, cuando se dispone a retirarse la detiene.

  • Aline – le dice Ael, ella se gira y le sonríe
  • Te esperare afuera – dice eso sin quitarle la mirada a Donora, luego me ve e inclina un poco la cabeza donde yo le correspondo igual.
  • Qué bueno verte – me dice Ael
  • Igual y me alegra ver que no te descuartizo – eso le saca una leve sonrisa
  • Ella es así – me dice dando un suspiro y mirando hacia afuera – con permiso – nos dice caminando hacia la salida  

Veo desde la ventana como la alcanza y ella se le lanza en un fuerte abrazo, miro a Luisa y ella esta con la mirada perdida y yo con muchas preguntas, Margaret me conoce tan bien, que me deja a solas para poder hablar con Luisa, sin embargo, ella se me adelanta.

  • No te diré nada
  • Entonces, ¿las cosas se salieron de control? – le digo antes que desaparezca por la puerta de atrás
  • Todo fue hace mucho tiempo Elena y no deseo hablar de eso – dicho eso me deja con un montón de preguntas

Miro hacia la ventana donde esos dos están con una conversación bastante acalorada, la veo señalando hacia la casa y luego Ael la agarra con fuerza haciendo que se detenga, ella simplemente deja caer la cabeza.

  • A veces no me entiendo – le digo a Margaret cuando la siento al lado mío
  • Te traje más té – la miro con fastidio – no mires así, solo tómatelo y ya
  • Sabe feo – le digo apenas lo tomo
  • Como sea tómatelo – me dice mientras se aleja




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