Equilibrio : la luz

VIII

AEL

  • ¿Por qué no dejas las desavenencias por esta vez? – le digo ya molesto por que en verdad necesito que este acá

Llevamos enfrascados en esta discusión desde que me levanté, cuando la vi, pensé que todavía estaba en mis sueños o más bien en las pesadillas, esas que pensé no tener de nuevo.

  • Todavía me encuentro débil y te necesito
  • No me mires así mocoso – me dice ya suspirando llena de fastidio – me quedo con una condición – le sonrió ampliamente    
  • La que tú quieras
  • No viviré acá – me dice cruzándose se brazos - vendré solo cuando tú no estés y vigilare desde el techo.
  • Me iré más tarde – le digo tomándola por sorpresa – debo buscar un nuevo lugar y acá no es seguro después de la visita de Celina
  • Por lo que me dijiste la dejaste muy herida, ella no aparecerá después de un buen tiempo, si sobrevive
  • sobrevivirá, ahora vamos quiero comer algo

Le digo mientras me dirijo hacia la casa y la escucho sacar el aire bastante fuerte, pero me sigue sin decir nada, cuando entro me encuentro con Elena durmiendo en el sofá y se ve tan delicada, creo que me quedo viéndole más de lo normal porque me empuja para que siga mi camino y así lo hago.

Llego al cuarto donde supongo me he quedado estos días, arreglo la cama y me dirijo al baño, no traje ropa, pero si necesito una ducha con urgencia, cuando salgo Aline sigue recostada en la ventana y sé muy bien en que está pensando, en por que esta acá, yo me coloco la camisa y calzo mis zapatos, cuando estoy listo me levanto, pero creo que fue muy rápido porque me mareo y hace que caiga otra vez sentado en la cama

  • Eres igual de terco que tú padre - me dice Aline - debes descansar hoy y reponer tus fuerzas
  • No tengo tiempo y lo sabes - le digo mientras salgo de la habitación
  • No servirás para nada si estás muerto - me dice mientras me sienta en la sala - te prepararé algo de comer

Derrotado me dejo caer en el sofá, mirando a esta niña que en tan poco tiempo, me ha traído todos estos problemas - pero sí que querías - me recrimina la voz de mi cabeza, me agarró la cabeza y cierro los ojos pensando en cómo Celina entró, sobre todo en los secretos que conoce, ella fue instructora en la academia, era y es una de las mejores, hasta que la guerra llegó y decidió traicionar a su familia, su promesa no le importó, asesino a alguien que no debió o por lo menos eso nos dijeron,  ya que yo era muy pequeño.

Me empujan sacándome de mis pensamientos, Aline me hace señas de que tome un caldo que ella dejó en la mesa y se va por la puerta trasera - solo espero que no cause problemas - me digo mientas me dispongo a tomar esto que sabe raro - Dios está mujer cocina muy mal - hago un esfuerzo para terminar lo que se supone es una sopa, dejo escrita una nota que pego en el refrigerador y salgo sintiéndome un poco mejor.

Luego de manejar por casi tres horas llegue a mi departamento, con dificultad subo y lo primero que hago después de activar la seguridad es dirigirme hacia la cama - que me dio esa loca- suspiro ya en cama y es que en el camino tuve que parar mucho, porque la sensación de querer dormir me invadía a cada nada. Cuando despierto ya es muy tarde, pero me siento mucho mejor, me preparo un café y voy al despacho para organizar mis ideas, así protegerlas, sé que mientras busco una propiedad no muy lejos de donde ellas han estado todo este tiempo, están protegidas por Aline que sin importarle sus indiferencias las protegerá, después de ver muchos anuncios, encontré dos muy buenas y que sobre todo me dan la oportunidad de modificar, suspiro rendido porque la hora no me da para llamar de una vez, aprovecho para arreglar cosas de la empresa que cree como fachada y sobre todo para generar mis ingresos.

Reviso los correos que me envía José, mi mano derecha y al que llegado el momento le dejare todo, después de dos horas mirando detalles me quedo observando por el ventanal recordando sus palabras, esas que me dicen y aseguran saber la verdad – Celina que es lo que sabes de mi – digo en voz alta para tratar de sacar esta presión e incertidumbre, durante mucho tiempo trate de averiguar que soy , pero no supe nada, ni siquiera mi padre me decía, siempre me evitaba el tema y cada vez que mis habilidades crecían el parecía temer, pero no de la forma en que vez  a alguien que te puede hacer daño, es ese temor de que puedan dañar a tu ser amado  y es por eso que desistí por mucho tiempo en saber de mi procedencia, con el paso del tiempo esa idea me abandono y seguí  con los entrenamientos, los estudios, me mantuve ocupado, tanto así que me convertí en  el protector por sucesión. Pero esa pregunta no se me había cruzado con tanta fuerza y determinación como ahora, estaba dispuesto de averiguar definitivamente cual es el misterio en mi vida, pero con cuidado porque no caeré en las provocaciones de Celina, suspiro y me sirvo un trago para pasar esta amargura que me da al recordar a mi amado padre.

  •  Padre, porque no me dijiste más – digo en un suspiro mientras recuerdo sus últimas palabras

 

Habíamos pasado el portal, en medio de la batalla donde deberíamos esperar a que nos entregaran a nuestra Luz, pero no fue así, nos esperaba era una emboscada, en medio de todo crearon un portal que nos llevaría tras ella, pues el hechizo se lanzó para que este quedara enlazando con su sangre y así pasamos los que todavía podíamos estar en pie, miro a todos lados tratando de encontrar a mi padre, pero no lo veo, así que como puedo camino buscándolo

  •  ¡Padre! - grito cuando veo que lo arrastran para que se apoye en un árbol, llego como puedo a donde esta
  • Hijo – me dice en un susurro- me alegra que estés bien- apoya su mano tratando de acomodarse
  • Padre no te esfuerces por favor – observo las heridas y son profundas – diablos donde esta Donora o Aline
  • Escucha Ael – me agarra de la mano derecha –búscala y protégela - su dificultad para hablar me preocupa
  • Déjame curarte padre
  • No, escucha Ael no hay nada que hacer – suspira cansado – promete que las buscaras y debes quedarte siempre con ella una vez la tengas - lanza un quejido
  • ¿Buscarlas?, padre deja de hablar y déjame ayudarte
  • No yo debo seguir – un hilo de sangre sale de su boca – debí decirte quien eras hijo mío, decirte de tu papel en todo esto, ese que tu madre y yo decidimos mantener en secreto por tu seguridad
  • ¿de qué hablas? – mi padre comienza a hablar más débil – padre, te prometo que la buscare y cuidare
  • Así debe ser – me dice con una sonrisa y en sus ojos dorados como los míos, desaparece la luz que tanto adore ver




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