Equilibrio : la luz

XVI

ELENA

Me encuentro en el balcón desde anoche que llegamos, es un lugar espacioso, lleno de plantas en los bordes y con una sofá de exterior muy cómodo, no entiendo que paso, después que me sacaran de esa manera, recuerdo que él me quería llevar nuevamente a Zeto, pero me dijo que ya no era él, si no su padre, no sé quién es, pero si su hijo es un ser tan vil, no me imagino a ese hombre, entre en  pánico reaccione como siempre he temido, pero cuando lo escuche en medio de esa soledad que me abruma, alrededor de ese fuego que me consume a diario y más cuando pasa, pude regresar sin problema, enfocar el camino y sobre todo, transformar, es algo que todavía no asimilo.

Sigo mirando al cielo, tratando de entender que paso, sobre todo entender esa sensación de calma que me brindo cuando tome su mano, no he querido darle la cara, porque estoy segura que él lo sintió también y querrá hacer preguntas, ni siquiera fui para ver si obtenía información de mis padres, una vez escuche a Igor hablar con Zeto, de que uno de ellos estaba vivo, ¿y quién es Igor?, uno de los que nos encontramos anoche, más exacto el que me saco de la pared, siento que entran y me colocan una taza de café en la mesa que está al lado del sofá,  se sienta en la silla al lado opuesto y mira hacia los edificios que tenemos al frente, esta vestido con una sudadera gris, una camisa roja y esta descalzo – se ve muy bien y huele delicioso – arrugo mi frente por mis pensamientos y es que internamente creo que mi cabeza está gobernada por una mujer bastante hormonal y desequilibrada, suspiro mientras agarro la taza y huelo ese aroma que me enloquece – Dios, que cosa más rica – pienso mientras lo pruebo, pero desea sacarme de mi aislamiento en definitiva

  • ¿quieres contarme que paso en la casa?
  • No tengo mucho que contar – le respondo tranquila – Igor, me iba a llevar y yo solo me negué, fin – el suspira pesadamente
  • Sabes a lo que me refiero, dime ¿qué te dijo para que salieras de control? – no digo nada – Elena, debes confiar en mí, no voy a dejar que te hagan daño, ni siquiera tu misma, porque…
  • Si, por que es importante que este al otro lado – le interrumpo de una manera ya cansada de lo mismo– lo se Ael, se de mi importancia y no me pondré en riesgo, bien
  • No es eso Elena, me importas de verdad – me dice mirándome muy serio – en verdad quiero ayudarte – yo solo me quedo mirándolo, el suspira y se marcha, pero antes que salga le hablo
  • Para mí no es fácil abrirme, ya no se si soy apta para eso de confiar- le digo en un susurro pero que es entendible, él regresa a su puesto esperando que continue -  cuando vivía con él, las cosas nunca fueron fáciles, en una ocasión jugábamos con mi nana a las escondidas por unos pasadizos que encontramos, ese día llego temprano, acompañado por dos de los hombres que vimos anoche, seguí escondida, pero los seguí al estudio, donde me quede escuchándolos hablar de un principal que tenían en el palacete,  hasta que él comenzó a llamarme – suspiro recordando esa horrible noche – no sabía cómo el estar ahí me iba a perjudicar tanto, cuando intente regresar para salir por el pasillo del segundo piso, Igor me saco de ahí, me sujetaron a la silla donde ellos antes estaban y entonces entro él – cierro los ojos por que aquella tortura se me quedo grabada no solo en la piel, porque jamás sanaron, si no en mi memoria y corazón
  • Elena, no … – no lo dejo terminar su frase
  • Cuando creyeron que estaba inconsciente, me dejaron en paz – respiro forzadamente y abro los ojos – pero siguieron hablando como si nada, esa noche escuche que uno de mis padres estaba vivo, al principio no entendí, por qué el me hizo creer que era mi padre, pero meses después, cuando asesinaba a Evelin, le dijo que solo era un trabajo – abrazo mis piernas y veo que él tiene el ceño fruncido – anoche iba a meterme en uno de los bares donde Cesar esconde cosas, bueno son como su casa, por lo que se – giro para mirarlo a los ojos – él era quien  le traía información de ese prisionero principal y digo era, porque fue a quien mataste primero

El solo se queda mirándome, pero se nota que está enojado, se levanta y va hacia el barandal, donde lo aprieta con tanta fuerza que tensiona sus brazos y su cara se pone roja, a nadie le he contado esto, detesto que me tengan lastima o pesar, las cosas que pase en esa casa me hicieron la mujer que soy, el cariño, cuidados y atenciones que me dio Evelin, para mí fue lo más hermoso y significativo de esa época. Termino mi café y me levanto para ir a darme un baño, lo necesito para despejar mi mente y ver qué puedo hacer ahora.

Me demoro en la recamara, hasta que me siento en paz y nuevamente conforme con la información que le di, esperando que no me vea de la forma equivocada, salgo y voy a la cocina donde huele delicioso, en eso lo encuentro preparando una pasta napolitana o eso creo por los ingredientes que hay en el mesón, se encuentra tan concentrado en lo que está haciendo que no me ha notado, me quedo viéndolo mejor y no entiendo como ella pudo traicionarlo, porque sí, descubrí en esa casa que tuvieron una historia y posiblemente un hijo

  • Debes de tener hambre – me dice sin girarse
  • Si, la verdad me trajo el olor – le digo tomando asiento en la isla de la cocina
  • Iremos a investigar en el bar esta noche – me dice alistando dos platos
  • ¿de verdad? – le digo sorprendida de que me apoye
  • Si, debemos saber a quién tienen, es importante para todo esto y así también quedara claro quien manipulo la estructura – me dice ya sentándose enfrente y sirviendo
  • Claro




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