Equilibrio : la luz

XXXII

ELENA

en medio de la oscuridad tuve tiempo de pensar en las cosas buenas que he tenido, antes mis pensamientos eran opacados por las ocasiones en las que herí a las personas más cercanas, mis recriminaciones me costaron la convivencia con los demás, la oportunidad de darme una enorme alegría, el no permitir que nadie cruzara las barreras que impuse y me lastimaron más que nunca, haberlas creado nunca me peso tanto como ahora y cuando nuevamente vi Ael mi corazón dio la respuesta a la pregunta que él me hizo en la recamara.

El espejo que sale del suelo en el cubículo que me ha puesto la trampa de Lico, muestra una imagen opaca y llena de rencor, instintivamente mi mano va hacia el collar que hicimos con Sami para apresar la esencia que se estaba liberando a causa de ellos, sus ojos no tienen vida parece ausente de la realidad y sin duda así era mi imagen en medio de la oscuridad, sin sentimientos, sin capacidad de pensar mas lejos de mis deseos mas oscuros, en definitiva, es algo que no permitiré que salga.

Comienza a salir del espejo un cuerpo negro, espero que tome la forma que se me mostro, pero para mi sorpresa es mas alta, de hombros anchos, cuerpo trabajado bajo en uniforme de combate completamente negro con vetas rojas y cinto dorado, cabello negro, mandíbula cuadrada y definida, sus ojos grises penetrantes y fríos, la sensación de sentirte atrapada bajo ellos puede ser para muchos hipnotizante, pero para otros la forma más aterradora de que alguien invada tu privacidad.

Su mirada me recorre y se detiene en los detalles del abrigo, armas y en el collar, me da una sonrisa diferente de las pocas que vi cuando estaba a su lado, en esta ocasión no siento hostilidad, rabia o sentimiento negativo, me confunde su actitud, saca una silla del espejo y se acomoda frente a mí, sus ojos no dejan los míos ni por un instante.

  • Recuerdas que te dije que jamás te iba a descuidar – me mantengo en silencio y alerta por si intenta algo -   vine a que cumplieras tu palabra
  • ¿de que hablas?
  • Dijiste que vendrías por tu voluntad
  • Recuerdo bien que esas palabras no las mencione

Sonríe con calma y golpea el piso dos veces con su pie derecho, inmediatamente las paredes se aclaran, dejándome ver  a  Luisa arrodillada y una mujer exactamente igual erguida a punto de lanzar otro golpe, se oscurece el costado izquierdo y muestra Aline a mi derecha, sangrando y sujeta por sus látigos, igual que con Luisa pelea con ella misma, por ultimo frente a mi aparece Ael, instintivamente me acerco al muro pero es imposible llegar hasta donde esta, se encuentra en el piso siendo golpeado constantemente por su propia imagen.

  • Sabes lo que tienes que hacer – siento su cercanía y me alejo

Las paredes se oscurecen nuevamente y se que el ir con ellos no asegura que los dejen en paz, eso es imposible por el riesgo que representan, pero también se me viene a la mente los planes que tenemos, Zeto espera paciente, pero sin apartar su mira, con rostro sereno regresa a su asiento, respira profundo y me incita a dialogar.

  • Se que tienes muchas preguntas y puedo llevarte a un buen lugar para dialogar
  • Pero no deseo conversar – por dentro me muero por comenzar a repetir todas las preguntas que si tengo desde que descubrí la verdad
  • Se te olvida que conozco cuando mientes Elena – se acerca demasiado y sus ojos me escanean esperando algo más – no tenemos tiempo y ellos menos

No digo nada solo afirmo con la cabeza, sonríe en forma satisfactoria, el espejo vuelve a surgir y me indica que debo atravesarlo, me asegura que todo estará bien, pero no se que esperar de esto y solo ruego que todo funcione.

Al otro lado llego a una habitación con solo una mesa y dos sillas, el portal desaparece a mi espalda dejándome encerrada entre estas cuatro paredes que no tiene puerta ni ventanas, no sé cuánto pasa, pero mi paciencia que es poca, se termina de agotar, de repente aparece Zeto y se sienta en una de las sillas, me invita hacer lo mismo, sin otra opción lo hago esperando que la charla sea breve.

  • Gracias por venir – dice apenas tomo asiento
  • No fue una invitación – no apartamos la mirada del otro
  • Comencemos con las preguntas – me sujeta a la silla de las manos y pies, se adelanta a darme la explicación – debemos hacer dos cosas al tiempo, una es hablar como lo acordamos y la otra es cruzar
  • En este lugar no veo como evitar esas dos cosas
  • para pasar debes dar algo que necesitamos para mantener el equilibrio – no logro refutar cuando me atraviesan unas agujas en manos y pies – la extracción será breve y rápida

se acerca y me inyecta algo en el cuello, con rabia alejo mi rostro de su tacto y decidida a continuar con esto no menciono ni una palabra , resisto el malestar que produce las agujas extrayendo algo de mí, cada momento que pasa el dolor es insoportable y mi debilidad aumenta – relájate – dice mientras me comienzo a sentir mareada, aturdida, dejo de tener control de mi cuerpo y siento mi energía salir sin reparo alguno, el collar comienza a volverse pesado Sami me dice que debemos resistir que ella se encargara de mantener bajo control la energía del collar.

  • ¿Por qué? – logro susurrar
  • ¿de todo? – responde revisando mis manos – cuando decidí seguir a mi padre, nunca pensé que me vería obligado a cuidarte, no estuve presente por varios siglos y cuando te vi – me mira y respira profundamente – odie mas la idea de estar cerca, con el tiempo cambio mi manera de ver las cosas y ahora como vez deseo mi propio bien – acaricia mi rostro – no estoy de acuerdo con lo que desea mi padre de ti, pero su camino lleva al mío y estoy decidido a continuar con lo que sea para llegar a mi propósito – su convicción me asusta
  •  Está todo listo – le informan a mis espaldas
  • Ya basta – le digo sintiendo que no podre continuar con el resto del plan
  • Solo un poco más – sujeta mi rostro y me da un beso que no respondo girando el rostro – tu madre sin duda se alegrara de verte




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