Equilibrio : la luz

XLII

 

ALINE

Cuando atravesé el portal mis ojos no dejaron de analizar todo a mi alrededor, el detalle de cada árbol, los caminos que han dejado y la espesa neblina que nos cubría, dudaba estar en lo que llame alguna vez “hogar” y al parecer este ya no existe, todos estábamos tan impresionados que parecíamos parte del bosque por los estáticos que estábamos, hasta que escuchamos romper algunas ramas a nuestras espaldas, cuando estábamos en posición sale con una bandera blanca un joven con una cicatriz en el rostro, eso es nuevo entre nosotros pues no muchos quedan con marcas permanentes, nos informa que son la resistencia y Macabeo envió por nosotros, los seguimos por medio del bosque y nos adentramos a un túnel, este nos lleva a unas cuevas donde se refugia el resto de la orden y somos miles.

Nos llevan frente a una tienda y nos dicen que esperemos, todo a nuestro alrededor es una aparente tranquilidad, se reúnen en fogatas pequeñas y otros afilan sus armas, sale de la carpa un hombre alto y corpulento de piel morena y ojos miel.

  • Mi nombre es Felipe ¿Dónde está Ael? – dice dirigiéndose a Ciro
  • Me llamo Aline y eso no lo sabe nadie – respondo – tenemos mucho que hacer
  • Recibo ordenes de Macabeo y …
  • Y a mi me importa una mierda – le paso la carta que escribió Ael– esto es lo que se ara y por favor búscame en dos horas, primero quiero dormir – digo dándole la espalda

Me dirijo hacia un grupo que, si conozco a la perfección, saludo con entusiasmo a mi padre Leandro, un hombre que ya se le pintan sus canas pero que mantiene su juventud en su cuerpo y espíritu, está acompañado por más cazadores y todos me reciben con entusiasmo.

  • Las cosas son difíciles – me dice entrando a su tienda y prestándome su petate – ahora que regresa las cosas se han tornado más complejas
  • Y lo que falta padre

Hablamos solo un poco hasta que caigo del cansancio, mis pensamientos de la guerra no me abandonan nunca y el regresar me recuerda a todo lo que perdí, me levanto aturdida por mis recuerdos y maldiciendo el no poder dormir.

  • Pensé que no despertaría – me asusta su voz – ya me estaba haciendo la idea de levantarla
  • Pues por su bien menos mal no lo hizo

 

Me fijo que está sentado en una esquina de la tienda de mi padre, a mi lado hay una bandeja de comida y me dice que es para mí, la acepto de buen agrado y comenzamos a tratar el encargo de Ael y planes de Macabeo.

Paso un año desde entonces y las cosas como le dije a mi padre empeoraron, hemos descubierto los espías que han enviado para rastrearla, pero también hay unos que se pasan y eso no es bueno, suspiro sintiéndome agobiada de todo pero con ánimo tras la última reunión que tuve con Ael, nuestros avances se han visto afectados por espías dentro de nuestras líneas, Zeto esta como loco buscando en donde se encuentra y su padre parece forzar más las circunstancias, obligándonos a veces andar en la oscuridad, es un excelente estratega sin duda.

Me preparo para reunirme otra vez con ellos por una noticia que nos tiene Donora, es muy raro que envié mensaje y eso me tiene alerta, Felipe me acompaña al portal que mantenemos vigilado y dice que tenga suerte, antes de avanzar rastreo el lugar y no encuentro a nadie mas de los que me acompañan, le digo que tengo un mal presentimiento y este alerta a los cambios, tenemos un código para saber quienes somos pues hemos descubierto copias, decido cambiar la nuestra a último minuto y  está de acuerdo.

Cuando llego encuentro Ael golpeado y sentado en uno de los puff, José también se encuentra y se me hace raro que en esta ocasión este presente, su semblante es de preocupación y no me agrada nada

  • Me quieren contar que está pasando – digo sentándome - ¿Qué te paso y por que no te has curado? - le pregunto Ael
  • Luisa no aparece desde hace una semana – habla José - al parecer Bianca si sabe, pero no habla al respecto
  • Elena ha mejorado mucho y me golpeo en la última practica – dice Ael – no me lo curo por una promesa
  • Sus líos sentimentales me emocionan – digo con sarcasmo y me gano un par de miradas de fastidio - ¿si ella no aparece entonces que hacemos acá?

En eso llega una motocicleta que reconozco, esta raspada en el tanque, no tiene un retrovisor y la farola delantera está rota, apenas se estaciona se le cae la placa y el chasis de la parte baja, me levanto como resorte y Ael me detiene, Donora se quita el casco y su estado tampoco es el mejor.

  • Espero que valiera la pena - digo señalando mi moto
  • Cada rasguño valió – su mirada de odio es nueva
  • Te matare – digo apretando tan fuerte que me duele la quijada
  • Será luego – dice Ael - ¿Qué es lo urgente?

Nos lleva a mi antigua recamara de visitas, en el suelo hay otra mujer amarrada de pies, manos y cuello, esta golpeada y apenas nos ve trata de tirar de sus cadenas, Donora explica que hace días recibió una información de un doble, explica que la encontró en un lugar llamado la Fosa y por eso estaba ausente, relata un poco los planes que logro sacarle y me llama la atención en su dedicación para la tortura, se opone cuando le digo que deseo ver si le saco más información, no se si ya es costumbre ponerle tantos problemas a lo que ella diga, pero en esta ocasión las cosas no son normales, se expresa diferente, su descripción a la tortura que uso no es usual para alguien que hasta donde recuerdo se oponía  y para completar se refiere a Elena por Leuksna.

  • ¿Cómo? – le digo pareciendo distraída – es que me perdí un poco en el relato – me acerco con cuidado a las dagas que siempre mantengo sobre la mesa
  • Estaba diciendo que ya no podemos esperar más – dice fastidiada por mi intervención – ella no dijo sobre los planes, pero tampoco creo que sepa
  • ¿Por qué sugieres que regresemos? – dice Ael por fin entendiendo al parecer – eso no lo veo sensato Lu
  • Es solo una opción, van dos con ella que encuentro y para nuestra Luna es mejor estar rodeada
  • Y yo cuatro con nuestras formas – digo sujetando el rostro de la mujer – déjame curarte Donora, nunca sabremos cuando llegue otro doble – trato de acercarme y ella retrocede – no te preocupes, que nosotros ya sabemos de tu incompetencia para sanarte como se debe




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