Equilibrio : la luz

LVII

LICO

Mi mirada está fija en el horizonte, donde una tempestad se anuncia con bombos y platillos, los vientos desde hace días son fuertes, tanto así que las tiendas han tenido dificultad para estar intactas, estuve en el palacio hace una semana y Elena estaba inconsciente debido a la caída que le provocó el tonto de mi hijo, sin embargo creo que algo cambio en ella pues aproveche que estaba sola en la habitación e indague en su mente y aparentaba estar en calma, mientras avanzaba no encontraba oposición de su parte y las demás estaban como dormidas, la última vez que entre, esto era un desastre lleno de oscuridad y ruinas, era como si un fuego hubiera acabado con su interior, era todo cenizas, en cambio ahora todo está restaurado.

Avanzó con calma en su interior y me encuentro con una habitación negra por completo, solo nos divide una reja que con solo tratar de tocarla me expulsa de su mente, en esa ocasión la energía me causo dolor en todo el brazo y quemaduras leves que pude curar, entonces entendí que  los recuerdos estaban intactos en lo profundo de su subconsciente esperando la hora de salir y que ella está manejando todo su interior, definitivamente Macabeo la entreno muy bien, sin embargo todo reto es satisfactorio para mí. 

  • Señor tenemos un problema - interrumpen mi maravilloso pensamiento - el joven Ael apareció en el terreno y no hemos podido avanzar
  • Soluciones - digo respirando profundo y sintiendo un aroma lleno de oscuridad - ¿Cuándo apareció? - ahora estoy molesto
  • Parece que en la tarde de ayer y ... - le sujeto el cuello y lo levanto un poco del suelo - no.... Se había confirmado... sino hasta el amanecer - dice con dificultad
  • Está anocheciendo y hasta ahora me dices - le afirmó con gravedad

Trata de decirme algo y mi dedo se convierte en una aguja bastante delicada y filosa, atravesando su cabeza desde su frente hasta que aparece al otro lado, cae al suelo y vuelvo a mirar dónde se ven esos destellos de oscuridad, pido que me lleven hacia donde le vieron. 

  • Por cierto - me detengo y miro al soldado que está a tan solo un paso a mi derecha - estarás a cargo y me informaras de todo con exactitud

Nos trasladamos cerca al terreno donde le vieron por última vez y es que esto ya no es un terreno, es un hueco negro y lleno de barro o lo que sea esa cosa negra de al fondo, Soria como siempre se encuentra a mi lado esperando indicaciones, pero lo que haya pasado para desatar la furia de Ael y la próxima oscuridad no importa, ahora lo importante es que no me opaque el camino y que pueda ver mis pasos, mis manos y el sendero, le digo que acá deben de continuar con el avance pues ahora si vamos a necesitar de esa laguna y debe hacerse cargo lo más pronto, yo decido irme al palacio y ver que ha pasado. 

cuando llego la veo en el librero, me quedo en silencio observándola  como pasa su mano por cada uno y de vez en cuando se acerca para ver el libro, no sé si la demora en cada uno es por ver o detallándolo con bastante determinación el librero, lleva puesto un vestido blanco con una tela encima color rosa, su cabello esta vez está en una cola alta trenzada y al final lleva una pluma azul, ella gira lentamente al darse cuenta de mi presencia y sus ojos no están tan azules como antes, su rostro es algo lúgubre a comparación de hace días que estaba con Zeto en la biblioteca, pero no sé si influye la poca iluminación en el lugar, se mantiene en silencio con la mirada fija en la mía, decido dar unos pasos en su dirección y detecto el mismo olor que hace rato haciéndome detener de inmediato. 

  • ¿Encontraste algo de tu interés? - pregunto con cautela pues su mirada es muy peligrosa, ella parpadea y parece cambiar de personalidad.
  • Elegí esos que están en el piano - dice señalando a diez excelentes libros - ¿De dónde viene?
  • De la guerra - le invito a que se siente - las cosas todavía no están bien y con los últimos acontecimientos me temo que empeorarán

Hablamos un largo tiempo, donde me entero que sufrió un ataque dentro del castillo y eso la tiene algo alerta con su entorno ¿Que carajos hizo Zeto ahora? Le da risa contarme qué sale a veces a la fuente sin ser vista pues con lo que pasó le molesta sentirse atrapada y vigilada, de repente se queda callada y se pierde en un pensamiento, parece como si algo se hubiera roto en ella y la oscuridad comienza hacer de las suyas, traen café y panecillos que solicité al momento de entrar, el silencio se mantiene mientras comemos y ella se deleita con el aroma del café. 

  • ¿Que hay en la sala oeste?
  • Te has aventurado en esa zona - le afirmó, pero no en reproche - no hay mucho para que veas, pero podría llevarte hacer un recorrido
  • Zeto dijo que no se puede recorrer
  • Puede decir muchas cosas - me levanto para ir al piano - pero quien decide soy yo

Comienzo a tocar una melodía suave que tiene el poder de atraer los más dolorosos pensamientos, trato de que los míos no afloren y miro a Elena quién se ha quedado estática mirando hacia la ventana que da al bosque, cada vez que la tengo cerca es ver a Sami, en ocasiones debo controlarme demasiado para no entrar en su mente y dejarla solo a ella, pero pronto podré acabar con su interior pues solo me interesa una cosa y es eso que me lleva a continuar con todo, piensan que mi ambición es el poder y no podrían estar más equivocados, por qué el poder ya lo tengo más no el resto, dejo la melodía sonar y me acerco extendiendo mi mano pidiéndole que baile conmigo, ella tiene otra vez ese semblante oscuro y me dice de forma delicada que no sabe bailar, le insisto en que puedo enseñarle y acepta con una pequeña sonrisa sincera.




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