ZETO
Desayuno repasando las ideas que me llegan como avalancha luego de la discusión que tuvimos y hasta mejor que se retiró, pues hubiera sido capaz de arruinar la maldita máscara de sumisión que mantengo, mientras me cambio recuerdo la cara de Ael cuando me vio con ella y por eso continúe provocando una reacción genuina de su parte.
Elena se levanta aturdida y diciendo que es mejor retirarse, no la dejo ir sujetándola con cuidado y acercándola para sujetar su rostro para que me vea
Ella por fin duerme tranquila por lo que le di, no me pesa retirarle todo y admirarla, paso mis dedos con delicadeza por todo su cuerpo sintiendo la piel tersa, me acerco y le besó con delicadeza todo el rostro diciéndole que me encantaría tenerla de todas las maneras, debo implementar toda mi fuerza de voluntad para arroparla y dejarla intacta, pero con la promesa que ocurrirá.
Ha pasado toda la mañana encerrada y sin querer recibir bocado, me enoja tener que cuidarla como a una niña pequeña y prefiero dejarla sola e ir a ver a Celina, bajando las escaleras al sótano me recibe el olor putrefacto del lugar - Debes deshacerte de lo que no te sirve - le digo viéndola de espaldas, lleva un pantalón ajustado y esqueleto negro, acá ella anda como quiera y al acercarme veo la celda donde está amarrado, me acerco para detallar su similitud y quedó asombrado hasta donde llegó para que esto saliera perfecto, me llama para mostrarme un suero, donde enlazará su mente a través de la réplica que tenemos en la mesa y así poder tener algo real
ELENA
No salgo en todo el día de la recamara, tampoco como y no es solo por lo ocurrido anoche que no recuerdo, increíblemente tienen más efecto sus palabras, esas que rompieron algo muy dentro de mí y son esos recuerdos lo que me hacen pensar si en verdad lo son, suspiro agotada por tantas vueltas que da mi loca cabeza - la tina no lavo tan profundo al final - cansada de estar en la misma posición y no sé por cuanto tiempo, pues ya me duelen las piernas, salgo al jardín de noche, oculta como últimamente lo hago para que nadie me perturbe.
La noche está opaca y las lunas no parecen querer brillar, la historia de los libros que he leído, cuentan que son las que más cambios han generado en los mundos y se dice que son las que enviaron hace tiempo a los principales, también leí sobre los que le llaman antiguos, siendo ellos los primeros de todo, su ambición por el poder los cambio y algunos les ganó el deseo, esa guerra duró miles y miles de siglos generando desolación en los mundos hasta casi la extinción total, por eso dejaron algunos encargados para tomar las decisiones y leí que ya había pasado una vez, las luces titilantes que Zeto me dijo se llaman estrellas caídas, se acercan nuevamente a mi alrededor, pero ya no siento esa felicidad en mi interior, me siguen pareciendo hermosas pero no hay esa sensación de plenitud ¿Que me ocurre? Escucho alguien acercarse a mis espaldas y digo que deseo estar sola, no giro hasta que siento que está muy cerca y al hacerlo no sé cómo reaccionar
Dice en mi oído y luego me suelta de forma tan abrupta que pierdo el equilibrio cayendo al suelo, no puedo retirarle la mirada, es alto y fornido, sus ojos dorados son hermosos y no dejan de observarme, cuando saca un arma de su espalda entiendo a qué se refería con correr y así lo hago, cuando doy la vuelta al jardín, a mi alrededor se levanta unos muros de arbustos tan altos que pierdo la orientación, camino lo más rápido posible por los senderos de este laberinto que se alzó, más no encuentro salida, ya en pánico corro por unos tramos hasta llegar a un pasillo cerrado – no… - digo una y otra vez mientras mis manos buscan alguna salida en ellos, hasta que algo cae haciéndome exaltar en mi posición y al girarme está en medio del camino.
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Editado: 12.01.2023