Equilibrio : la luz

LXII

CÉLINE 

El cielo sigue oscuro y mi sonrisa está plasmada mostrando lo satisfecha que me siento, no solo por la agradable mañana que he tenido en este mundo al lado de aquel espécimen que ahora reposa sin decir una palabra y con mirada vacía en mi cama, o bueno en la que temporalmente es cada vez que vengo.

Decidí darme un respiro luego de la discusión que tuve con Zeto, pues no es que me agradé estar en estas circunstancias con él, pero como le dije "primero siempre lo mío", regreso a la cama con ganas de continuar y se levanta para buscar agua dejándome ver todo lo que tiene 

  • Deberías tener otra actitud - digo sonriendo y recostándome de medio lado para verle mejor
  • No tengo por qué estarlo - dice apenas termina el agua - ¿Dime que viniste a buscar exactamente?
  • Siempre tan aburrido - miro hacia el techo - vine a ver el encargo de Zeto y que esté bien

Me ve por unos instantes antes de sonreír sarcástico, siempre me pareció un holgazán cuando estaba en la academia, pero con el tiempo se convirtió en un hombre completo y viéndolo, ya sé porque ella perdió la cabeza cuando pensó que estaba muerto 

  • Siempre haces algo para su bien - se coloca su pantalón - pero eso está en mis manos y hasta ahora todo va bien, no necesito que estés acá como el mandadero para decirme cómo hacer las cosas
  • No soy su mandadero - sus palabras me molestan - pero no solo vine a eso, sabías ¿que ella vive en nuestro mundo? - se detiene un instante antes de continuar colocándose su camisa - siempre me pregunté ¿qué pasó para que fingieras estar muerto?
  • No te hagas la tonta - su mirada se vuelve peligrosa y me hace poner alerta - eso es tan fácil de deducir como el ¿Porque buscas consuelo en brazos de otros? ¿Qué pasó realmente para que te rechazara?

Eso fue suficiente, me levanto sacando una de las dagas que llevo en mi muslo y se lo coloco en su cuello, su mirada es de gozo y respira tranquilo pues en su mano está la otra daga que se suponía tenía en mi otra pierna, me sorprende que haya aprendido eso y más que mientras coge este pensando en matar, eso en verdad me agrada, los dos nos quedamos por un rato más, antes de que el sujete mi cuello y me da  un beso bastante ardiente, lanza nuestras dagas sin siquiera tocarlas al otro lado de la habitación y me lleva hasta la cama, pero antes de iniciar, decide arruinar el momento - yo no recojo las sobras, pero me gustó distraerme como en otras ocasiones - me deja sola en la cama y agarra la chaqueta de cuero vinotinto, me da la espalda diciendo que me esperara abajo para ir a revisar mi encargo - maldito infeliz - le digo antes de que sierre la puerta.

Luego de media hora arreglándome, bajo enfundada en pantalones de cuero y chaqueta negra ajustada, botas ajustables para mis armas, mi cabellera rojiza suelta como me gusta - demoraste - dice cuando estoy a su lado y le digo que me importa poco lo que diga, nos llevan a lo que queda de su guarida, pues Aline sí que se divirtió en este lugar - espero que ese reencuentro valiera la pena - digo sarcástica ganándome... no sé cómo de describir su mirada, la verdad es que no genera nada - ¿Que carajos te vio ella? Sin mencionar lo físico, claro está - mira hacia otro lado sin responder.

Ya adentro me llevan a una habitación en la parte baja, donde hay una celda en el suelo, quitan la rejilla y levantan la cadena, de ella sale un hombre robusto con varios tatuajes en su torso, le observo con detenimiento y muevo su rostro de lado a lado, siento que lo conozco de algún lado, abre su único ojo bueno y su mirada de odio me hace recordarlo - que tu estadía sea duradera - digo que lo bajen y no me retira su mirada de odio, terminando de revisar las cosas y decido regresar a mi mundo.

  • ¿Dónde estuviste? - es lo primero que me dice al yo abrir la puerta de mi habitación
  • ¿Qué carajos haces acá? - digo entrando y llenando la tina para darme un baño - todo anda bien en el otro lado, aunque Einar anda algo raro
  • Eso no es nuevo - antes de que salga le digo como van las cosas - muy bien - responde con una sonrisa ladeada

Eso me da una carcajada y le digo que todo va bien, pasar mucho tiempo en la bañera no me agrada pues mi mente viaja y la duda del parecido que tienen no me deja en paz, decido luego de una larga ducha bajar a los calabozos, me encuentro en el pacillo al señor Lico - te estaba esperando - dice apenas me ve y le invito a bajar 

  • No es muy limpio, pero podemos hablar
  • Sé que eres fiel a tus intereses - se sienta observando todo a su alrededor - pero Zeto se está equivocando y debes evitar que se descontrole
  • Su hijo no es un bebé que necesite una nana - le digo tomando asiento - pero estas de acuerdo que necesitamos evitar que salga de control

Se queda viéndome analizando mis palabras y me da una sonrisa ladeada la cual respondo, pues parece que nos vamos a entender 

ELENA 

Reviso que la niña esté durmiendo y decido ir a la biblioteca, todavía me parece una locura que ella esté a mi lado, no siento esa cosa materna, pero sí que debo protegerla y aunque parezca extraño también de Zeto, tengo un dolor de cabeza que no me deja desde aquella noche que pase con él, todavía me cuesta trabajo aceptarlo, pero recuerdo cada cosa que paso y aunque a veces no me sienta a gusto a su lado, debo decir que por una extraña razón me siento segura en este lugar si él está.




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