CÉLINE
El cielo sigue oscuro y mi sonrisa está plasmada mostrando lo satisfecha que me siento, no solo por la agradable mañana que he tenido en este mundo al lado de aquel espécimen que ahora reposa sin decir una palabra y con mirada vacía en mi cama, o bueno en la que temporalmente es cada vez que vengo.
Decidí darme un respiro luego de la discusión que tuve con Zeto, pues no es que me agradé estar en estas circunstancias con él, pero como le dije "primero siempre lo mío", regreso a la cama con ganas de continuar y se levanta para buscar agua dejándome ver todo lo que tiene
Me ve por unos instantes antes de sonreír sarcástico, siempre me pareció un holgazán cuando estaba en la academia, pero con el tiempo se convirtió en un hombre completo y viéndolo, ya sé porque ella perdió la cabeza cuando pensó que estaba muerto
Eso fue suficiente, me levanto sacando una de las dagas que llevo en mi muslo y se lo coloco en su cuello, su mirada es de gozo y respira tranquilo pues en su mano está la otra daga que se suponía tenía en mi otra pierna, me sorprende que haya aprendido eso y más que mientras coge este pensando en matar, eso en verdad me agrada, los dos nos quedamos por un rato más, antes de que el sujete mi cuello y me da un beso bastante ardiente, lanza nuestras dagas sin siquiera tocarlas al otro lado de la habitación y me lleva hasta la cama, pero antes de iniciar, decide arruinar el momento - yo no recojo las sobras, pero me gustó distraerme como en otras ocasiones - me deja sola en la cama y agarra la chaqueta de cuero vinotinto, me da la espalda diciendo que me esperara abajo para ir a revisar mi encargo - maldito infeliz - le digo antes de que sierre la puerta.
Luego de media hora arreglándome, bajo enfundada en pantalones de cuero y chaqueta negra ajustada, botas ajustables para mis armas, mi cabellera rojiza suelta como me gusta - demoraste - dice cuando estoy a su lado y le digo que me importa poco lo que diga, nos llevan a lo que queda de su guarida, pues Aline sí que se divirtió en este lugar - espero que ese reencuentro valiera la pena - digo sarcástica ganándome... no sé cómo de describir su mirada, la verdad es que no genera nada - ¿Que carajos te vio ella? Sin mencionar lo físico, claro está - mira hacia otro lado sin responder.
Ya adentro me llevan a una habitación en la parte baja, donde hay una celda en el suelo, quitan la rejilla y levantan la cadena, de ella sale un hombre robusto con varios tatuajes en su torso, le observo con detenimiento y muevo su rostro de lado a lado, siento que lo conozco de algún lado, abre su único ojo bueno y su mirada de odio me hace recordarlo - que tu estadía sea duradera - digo que lo bajen y no me retira su mirada de odio, terminando de revisar las cosas y decido regresar a mi mundo.
Eso me da una carcajada y le digo que todo va bien, pasar mucho tiempo en la bañera no me agrada pues mi mente viaja y la duda del parecido que tienen no me deja en paz, decido luego de una larga ducha bajar a los calabozos, me encuentro en el pacillo al señor Lico - te estaba esperando - dice apenas me ve y le invito a bajar
Se queda viéndome analizando mis palabras y me da una sonrisa ladeada la cual respondo, pues parece que nos vamos a entender
ELENA
Reviso que la niña esté durmiendo y decido ir a la biblioteca, todavía me parece una locura que ella esté a mi lado, no siento esa cosa materna, pero sí que debo protegerla y aunque parezca extraño también de Zeto, tengo un dolor de cabeza que no me deja desde aquella noche que pase con él, todavía me cuesta trabajo aceptarlo, pero recuerdo cada cosa que paso y aunque a veces no me sienta a gusto a su lado, debo decir que por una extraña razón me siento segura en este lugar si él está.
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Editado: 12.01.2023