Equinoccio

El ataque

Levanna

El ataque
 


A veces creo que los acuerdos entre reinos son solo por cobardía, no sé en que estaban pensando mis padres al aceptar dar en matrimonio a una de sus dos hijas para perseverar nuestra paz.

Soy firme creyente de que si un reino se dirige con la cabeza y no con el corazón, hasta el más mínimo de los planes puede resultar en victoria y hasta el más mortal de los enemigos puede temer tu furia.

Hoy es el gran día, el día en que los gobernantes del norte; nuestros más grandes aliados y según mi abuela también nuestros más grandes enemigos han llegado a reclamar lo que se les prometió, una futura esposa y una alianza de ambos reinos.

─Sean Bienvenidos a la casa del norte ─la indiferencia que mi padre muestra en la voz no me sorprende y al contrario me llena un poco de orgullo─. Esperamos que está visita nos traiga a ambos una gran oportunidad.

Ellos sonríen satisfechos con nuestra bienvenida y con el hecho de que todos aquí no les quitan los ojos de encima. A leguas se nota que les gusta la atención.

─Sin olvidarlo ─mi madre interviene─, queremos presentarles a la madre de Timerio.

Señala hacia su derecha donde se encuentra mi abuela presente junto a una de sus más fieles doncellas, ella al ser nombrada se acerca con una sonrisa humilde y benevolente que solo quien no la conoce puede jurar que es real.

─Ella es Sima, dueña de la tierra de las colinas del norte ─mi madre la presenta─. Consejera del rey y maestra de la princesa Arianna.

Mi abuela se inclina un poco ante la familia vecina con una sonrisa enorme, desde mi lugar puedo ver sus intenciones y siendo sincera estoy un poco ansiosa por ver que desplante hará que nos ocasione un momento icónico.

─Un placer conocerlo rey del sur ─ella le tiende la mano y el Rey Candross la toma gustoso y la lleva a su boca para depositarle un beso en el dorso─, me da una gran emoción ver de cerca el rostro de el encargado de la tropa que mató a mi esposo.

Y justo ahí esta el comentario que puso una gran tensión en la sala.

Genial.

Un poco de caos para estos momentos es lo que los vuelve mejores.

Una parte de mí siente admiración profunda por la valentía que la abuela está demostrando, a pesar de que hacer ese tipo de comentarios nos puede costar la abdicación de la paz, eso no la detiene y me encanta.

El rostro del Rey es todo un poema, el enojo comienza a cruzar por sus ojos pues es incapaz de poder hacer algo perjudicial pues está claro que al estar en otro terreno está en completa desventaja. Puedo percibir el sentimiento de irá que se acumula en sus puños convirtiéndose en humo verde que poco a poco se da más a notar.

El rey es un guerrero Poleteo, capaz de concentrar toda su fuerza en una parte específica del cuerpo para así poder dar los más mortales golpes. Eso explica por qué ha ganado todas las peleas cuerpo a cuerpo según las historias que mi padre nos solía contar.

─ ¡Madre! ─mi padre la reprende aunque veo el brillo en sus ojos de diversión.

Todos en la sala han guardado un silencio sepulcral haciendo que la escena se torne más tensa pero aun así por mí parte sigo fascinada ante todo y se refleja en mi rostro pues no puedo borrar mi sonrisa.

─Oh, ¿Lo he ofendido? ─Sima no despega su mirada de él a pesar del fuerte tono que mi padre ha usado para callarla─. Por favor no lo tome a mal, es solo que sus tropas son realmente impresionantes, nunca nadie ha logrado derrotar de alguna manera a nuestro reino.

Mi madre decide intervenir de inmediato antes de que todo se salga de control:

─Es todo un honor tener una tropas tan poderosas.

Ante el comentario de ellas la furia del invitado parece disminuir considerablemente en cuanto asimila la adulación que Sima y mi madre hábilmente le hacen. A su lado los Príncipes y la Reina comienzan a relajarse también pues el rey del sur muestra una gran sonrisa de orgullo y petulancia.

─Pues sí mis señoras, he de admitir que mis tropas son las más letales de todo el continente no lo negaré.

Vaya, cierto señor tiene el ego demasiado hinchado.

Y mi madre y mi abuela han ayudado mucho más a inflarlo.

─Hay que empezar la celebración. ─anuncia mi madre antes de que algo más suceda.

Las puertas del salón contiguo se abren permitiendo que los presentes pasen.

La música se comienza a oír aligerando el ambienten y los invitados empiezan a caminar hacia la habitación contigua dejándonos a solas con la familia Tascón.

─Lamentamos la ofensa, creo que empezamos con el pie equivocado ─mi padre aparta a Sima quien no hace nada más que darse la vuelta con una enorme sonrisa de suficiencia y se va─. Por favor permítanos recompensar este momento, ofreciendo hospedaje a sus hijos.

Me tenso al momento de escuchar aquellas palabras, tan sólo pensar en tener que soportar a los príncipes por más que solo esta noche me pone el humor por los suelos y me borra la enorme sonrisa que hasta hace unos segundos se negaba a desaparecer. Me niego a convivir más de lo necesario con ellos pero esa decisión obviamente no cae en mí así que debo fingir simpatía o mi madre comenzará a molestarme.

Por otro lado está claro que el príncipe Yeray para el que nos han preparado, ─o al menos a mi─ no ha despegado su vista de mi hermana, cosa que me parece es más que suficiente para darme cuenta que ya ha tomado su decisión y yo estoy satisfecha con eso, el hecho de tener que casarme por conveniencia política no me agrada, no pretendo vivir a la sombra de un hombre como lo ha hecho mi madre o mi abuela.

Yo quiero reinar bajo mis propias decisiones, sin tener que atenerme al hombre que se encuentre a mi lado para poder dirigir todo un reino.

─Estamos encantados de aceptar su invitación. ─Karsteen sonríe y a mí me dan ganas de vomitar.



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En el texto hay: reinos, guerras, princesa

Editado: 16.07.2021

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