Arianna
Muerte en el reino
La noche pinta para ser una de las mejores en mi corta vida, Yeray y yo no hemos parado de bailar y reír desde que empezamos con la velada y eso me ha traído una calidez que nunca pensé sentiría.
Cuando termina la cuarta melodía Yeray me toma de la mano y me guía hacia el pequeño bar que hay en la esquina más escondida del salón, toma una copa y me la tiende, dudo un momento debatiéndome internamente en si debo aceptarla o no pues aún no se me permite tomar alcohol, aunque muchas veces mi hermana y yo hemos robado un poco de la oficina de mi padre pero siempre a escondidas y nunca lo hemos bebido frente a tanta gente.
Yeray me mira aun con la copa en la mano, con una ceja levantada y una sonrisa burlona.
─ ¿Quieres que busque otro tipo de bebida? ─me pregunta dándose media vuelta para buscar otra cosa pero lo detengo en el acto.
─Está bien ─me apresuro a tomar la copa y la llevo a mi boca rogando porque nadie me preste la atención necesaria para verme beber.
El liquido se desliza por mi boca hasta mi garganta, cierro los ojos y me permito disfrutar del sabor, solo dos veces lo he llegado a probar y me ha encantado. El champagne del norte siempre ha sido catalogado como uno de los mejores y mi padre siempre lo presume en sus fiestas.
Cuando abro los ojos me encuentro con la sonrisa del príncipe cosa que me hace sonrojar avergonzada por haberme dejado llevar por la sensación.
─ ¿Nunca habías probado el champagne? ─me pregunta con un tono socarrón.
─ Solo dos veces ─me sincero.
─Claro, olvidé que aún eres menor de edad ─susurra dando un paso hacia mí.
Se me seca la boca, esta un poco más cerca de mí y gracias a eso me doy cuenta que sus ojos verdes tienen pequeñas manchas cafés y que una ligera capa de pecas le recorre los pómulos.
─ ¿Eso es problema para ti?
─Por supuesto que no ─alza una mano y me acaricia la barbilla─. Tienes una piel muy linda.
Su toque logra mandar un escalofrío por todo mi cuerpo, mi mirada se niega a apartarse de él a pesar de que puedo sentir mis mejillas arder por el momento que se ha creado entre nosotros.
─ Así que... ¿Dueña del reino del día y portadora de la corona del sol? ─me muestra de nuevo su sonrisa perfecta y algo se derrite al ver lo hermosa que es.
─Es un título ridículo, lo sé ─me es imposible no susurrar, mi voz se niega a salir fuerte y clara.
─Es increíble. ─me sonríe con un brillo en los ojos─. Eres el tipo de princesa que tiene un gran potencial para reinar.
─ ¿Cómo lo sabes?
─Solo lo sé ─se aleja y bebe un poco más de su bebida, cuando se termina todo el liquido me es imposible apartar la mirada de sus labios cuando este pasa su lengua por ellos para limpiar los restos que se han quedado ahí─. Dime Arianna ¿estás dispuesta a dar todo por tu futuro reino?
─Claro que sí.
─ ¿Incluso morir? ─alza una ceja y me mira expectante.
Me detengo un momento a pensar en su pregunta, ¿estoy dispuesta a morir por mi reino?, la respuesta debe ser sí ¿pero en verdad creo que deba ser de esa manera? En qué clase de princesa me convierte el hecho de dudar de aquella situación.
Estoy dispuesta a hacer todo porque mi pueblo este bien, eso es algo que no lo discutiré y es algo que mi abuela me ha enseñado, pero llegar hasta el punto de dar mi vida, no lo sé con claridad, me aterra tan solo pensarlo pero sé muy bien que si se llegara a presentar el momento deberé hacerlo.
─Si ─confirmo un poco vacilante.
Yeray parece satisfecho con mi respuesta así que deja la copa a un lado y me toma de la mano.
─Sabía que dirías que sí ─me observa de una manera tan intensa que me hace tragar toda la saliva que se ha acumulado en mi boca─. Es la respuesta que daría una princesa que está dispuesta a reinar con un hombre que no conoce y peor aún, está decidida a entregarse en completo matrimonio con un desconocido, todo eso para mantener la paz en su reino ─me toma de los hombros y se acerca un poco más a mí, debo mirar hacia arriba para poder verlo a los ojos ya que aunque llevo tacones, es más alto que yo por media cabeza─. Estas dispuesta a dejar tu vida en la sombra todo por esto.
Señala a un lado de nosotros donde los invitados siguen divirtiéndose y hablando animadamente. No es hasta ese momento en que me doy cuenta que muchos de ellos nos miran con curiosidad.
─Yo también estoy dispuesto a todo eso y más Arianna ─me susurra antes de apartarse de nuevo y tomar otra copa con una sonrisa radiante y la mirada impasible.
Hay algo en él que me hace pensar que todo lo que me dijo no fue un halago ni para hacerme ver que tenemos algo en común. Lo miro con curiosidad y el acerca su bebida y la choca con la mía para después llevarla a su boca.
Me obligo a sonreírle y beber lo que resta del líquido en mi copa.
─ ¿Quieres seguir bailando? ─me tiende una mano y me señala la pista de baile.
Dejo la copa a un lado y acepto gustosa su invitación.
─Espero que no tomes a mal lo que te he dicho antes ─caminamos hacia la pista lentamente.
─ ¿Debería tomarlo de esa manera?
─Para nada ─llegamos al centro de la sala justo cuando la melodía termina y empieza una nueva─. Los dos tenemos un fin común ─pone una de sus manos en mi cintura y me acerco a su cuerpo, la cercanía con él me sigue poniendo nerviosa pero, para nada incómoda─. Los dos queremos que nuestro reino este bien aunque eso suponga hacer ciertos sacrificios para nosotros.
Su voz se vuelve melancólica con la mención de sus últimas palabras cosa que llama mi atención.
Quiero preguntar a que se refiere con exactitud pero es entonces donde el sonido de disparos a lo lejos detiene la música e instala el pánico a nuestro alrededor, todos los presentes comienzan a correr y a gritar horrorizados por los sucesos que están ocurriendo.