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Daniela está más que indignada, ¿cómo es posible que culpen a su hija de morder a un niño? No, eso sí que no. Está dispuesta a defender a su pequeña de cualquier acusación infundada. Y, en el remoto caso de que fuera verdad, ¡de seguro el otro niño le hizo algo y ella sólo se defendió!
Daniela no permitirá que acusen a su pequeña que ya suficiente tiene con un padre ausente.
Mathis está preocupado. Su hijo se encuentra muy triste porque una de sus amigas lo mordió en un momento de alegría. Él comunicó su inquietud con las maestras y está dispuesto a encontrar una solución amistosa para ambos niños.
Mathis sabe que su hijo es muy sensible, pues no cuenta con una imagen materna. Él intenta hacer lo mejor que puede como padre soltero de dos niños, pero a veces se le escapa de las manos.
Daniela no duda en enfrentar a Mathis y culparlo hasta del calentamiento global, ¡su hija es inocente!
Mathis sólo desea que la pequeña se disculpe con su hijo y sean tan amigos como siempre.
Daniela le declara la guerra a Mathis. Descubre que es el chofer de su nuevo jefe y decide perderlo en la empresa para dejarlo mal con su superior…
Pero… ¿y si no es el chofer?
¿Y si simplemente le acaba de declarar la tercera guerra mundial a su nuevo jefe?
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