No recuerdo la última vez que la vi sonreír tanto. El sol se oculta tras una colina a lo lejano, el reflejo del sendero se plasma en las olas con delicadeza, la serenidad del ambiente y los choques del mar hacia el rocoso sendero, hacen de este momento, perfecto.
Nuestras miradas compactan, y su sonrisa me da a entender de que este largo viaje no ha sido en vano.
-Es lindo.-Estoy tan contento de verla así.-Gracias por traerme aquí.
-Me alegro de que te haya gustado mi sorpresa.-Tengo mi mano dentro de mi bolsillo derecho, admito que estoy ocultando cierto nerviosismo.
-No quiero sonar cursi, pero cumpliste el sueño que tenía de pequeña.-Llegamos algo tarde, y eso me hace sentir un poco frustrado.-Nunca imaginé un lugar tan bonito como esté.-Llegamos dos horas más tarde de lo planeado.
-Mi idea era que pudieses tocar el mar.-Me recuesto sobre el muro.-Sería algo peligroso caminar a estas horas, y no quiero que nos pase nada.
-No te preocupes.-Se acerca y recuesta su pequeña mano sobre mi hombro.-Nadie ha hecho algo tan bonito por mí.
Aunque ella esté feliz, siento que fracase, no fue lo que quería para Rose.
-No te pongas así Tom, odio verte así.-Me entrega su cámara fotográfica y la acepto.-Tienes el brazo más largo.-Siento que estoy haciendo mucho drama.
-Claro.-Estiro mi mano para tomarnos una selfi detrás de este hermoso amanecer.
-Di, Queso.-Me sonríe y miro hacia la cámara, me causa gracia este momento tan curioso.
Tomó la foto instantánea, y empieza a agitar la foto para poder ver como salimos en esta. Parece estar sorprendida por el resultado.
-Te ves lindo, sorprendentemente.-A pesar de ser bromista, sus cumplidos me encantan.
-Digo lo mismo.-Ella ríe de mi pequeña broma.
Fue lindo verla tan feliz aquel día…Sin embargo, siento que me aferro mucho a mis recuerdos, esos pequeños recuerdos en donde me sentía feliz.
Una voz murmura:
Tom… Ahora ella está aquí, despierta.