Érase una vez

CAPÍTULO 1: Habitación.

Mis ojos se abren con pesadez, despierto con una sensación vacía en mi pecho. Estoy volviendo a tener esa extraña sensación de suspenso y malestar en el cuerpo.

Estos días no han sido los mejores que digamos. Me siento atrapado. Bloqueado en un silencio absoluto que se expande al pasar los segundos.

Hasta que mi mirada es envuelta en sus grandes ojos marrones. Parecía asustarme por creer que no era real, hasta que volví a la normalidad. Por la expresión de Rose, Supongo que se percató de que algo no está bien conmigo.

-Tom, ¿Estás bien?.-Murmura, estando a mi lado, su mirada desprende confusión hacia mí.

-Estoy bien.-Inhalo el denso y húmedo aire de mi habitación.-Justo apareces en mi meditación espontánea.-Así suelo llamar mi momento de shock.

-Debería aprender lo que haces.-Me acaricia el cabello.-Te ves muy relajado al verte sentado aquí haciendo eso, yo también necesito calmar mis nervios... A veces.-Me sonríe levemente.

-No es apto para personas pequeñas.-Ella me mira con cierta molestia, aunque no deja de sonreír.

-Está bien Tom, sé que soy pequeña. Por cierto, buenos días, Lalo.-Se levanta de la cama y camina hacia la puerta de mi habitación.-Vamos a desayunar.-Tengo algo sueño.-Te espero en la sala, te hice el desayuno.-Sale de mi habitación que por suerte, ayer logré ordenar.

Aún me encuentro en pijama, y no veo la necesidad de vestirme, ya que es domingo. Es el día en donde Rose y Tom, no trabajan. 

Me levanto de la cama, sin antes darme un estirón. Luego, camino descalzo hasta la puerta de mi habitación, la puerta chilla un poco, pero que se le puede hacer, lleva años así y siempre se me olvida arreglarlo.

Antes de seguirla, debo lavarme los dientes y la cara, necesito estar presentable para esta bella dama.

-¡En 5 minutos bajo Rose!.-Grito desde el segundo piso, y me quedo estático en la puerta del baño esperando su respuesta.

-¡Te espero!.-Me responde desde la sala.

El baño se encuentra impecable, incluso huele a flores. Admito que no soy un tipo muy ordenado, pero intento mantener la casa limpia a cualquier costo, es algo que aprendí durante todo estos años viviendo con Rose, pues digamos que ella es una persona que le encanta la limpieza. Antes de que ella viniese a vivir conmigo, no había ninguna sola regla en casa, ya que... vivía solo.

De todas formas, tener a alguien tan perfecta como ella, hace que me sienta bien la mayoría del tiempo y se me olvide por momentos los complejos que cargo conmigo.

Me veo al espejo por unos segundos y mis ojos marrones brillan como cada mañana, me da gusto verme así, parezco un hombre feliz, siento que estoy mejorando como persona y es una buena señal.

Sostengo mi cepillo azul y le echo colinos, lo remojo un poco con agua y me cepillo los dientes.

Con el vasito que compartimos Rose y yo, me enjuago la boca y escupo dentro del lavado.

Agarro el jabón con olor a limón y lo remojo para que salga algo de espuma, y con este, me lo paso por toda la cara. Con mis manos juntas, formando un pequeño plato donde dejo caer el agua del lavado. Mis manos se llenan de agua y me lo echo a la cara un par de veces.

Aún no me crece la barba, pues me afeite hace un par de días, así que me tendré que preocupar hasta al menos... el próximo fin de semana.

Me seco con mi toalla celeste, pues a Rose no le agrada que use el suyo. No sé mucho respecto al aseo femenino, pero imagino que es por su bien.

Salgo del baño estirando mis brazos mientras bajo al primer piso con pasos lentos y tranquilos, pues recién despierto y mi cuerpo aún se siente vago.

Pero hay algo que no me cuadra. Un silencio algo tétrico... esto es raro.

Casi siempre Rose hace melodías con su boca o incluso suele cantar algunas canciones en inglés, pues, tiene una hermosa voz. 

Pero esta vez, hay silencio.

Me acerco lentamente a la sala de estar que está al lado derecho de la sala principal y asomó mi cabeza con mucho temor esperando lo peor.

Al ingresar observo a Rose triste, sosteniendo su móvil. Me acercó con algo de miedo, no es para nada normal verla así, tan apagada. Y más, cuando hace un momento me sorprendió con su visita en mi habitación.

-¿Pasa algo Rose?.-Me siento frente a ella.-Te veo algo preocupada.

-Mi madre empeoró.-Sonríe de manera nerviosa.-¿Debería estar feliz de esto?

-Rose...-Me toma desprevenido.- No deberías estar feliz por esto.-Intento analizar la situación.

-Es raro ver como la persona que más he odiado en toda mi vida, decae lentamente sobre mis ojos.-Ahora mismo estoy congelado por sus palabras tan frías.-Nunca creí sentirme tan bien por esto.

-Rose, es tu madre.-Nada de esto tiene sentido para mí.-A pesar de las mierdas que te hizo pasar, no deja de ser tu madre, debe existir algún respeto de por medio.

-Tom, no puedes justificar todo lo que me hizo pasar.-Ahora que lo recuerdo, su madre fue una horrible madre.-Vivir con todo eso, me hace mal.

Antes de que está situación se vuelva más tensa, prefiero tomar las cosas con cierta calma y aconsejarla.

-Es posible que después de tanto tiempo, haya decidido cambiar Rose.-Reposo mi mano cerca de su mano.-Ella es una persona algo… difícil de entender, recuerda que pasó por mucho y también carga con sus problemas como todos.-Su mirada esta pérdida.-Sin embargo, refugiarse en un pasado donde todo era... malo. Te va consumiendo lentamente, y vivir bajo el enojo, irá y el orgullo es capaz de convertirte en esa misma persona que tanto odiaste por tantos años.-Ella me observa con sus ojos llorosos.-Intento que comprendas, que no vale la pena refugiarse en lo que alguna vez te hizo daño.-Mis ideas se vuelven como gotas de lluvia golpeando mi mente.-Si quieres encontrar la paz y cicatrizar tu herida, primero necesitas afrontar el problema.

-Tom...-Balbucea mi nombre.

Se levanta de su asiento y se me acerca a mí. Me abraza mientras llora sobre mi pecho. Puedo sentir su odio y rencor. Ahora mismo me encuentro en un estado de impotencia y desesperación conmigo mismo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.