Érase una vez

CAPÍTULO 2: Visita al hospital.

Nos faltará un par de calles para llegar al hospital, y durante el camino intenté relajar el tenso ambiente que se había formado con el pasar del tiempo.

Justo en la radio estaba pasando un poco de rock de los 80s. Fue un recorrido algo intenso y divertido. Cantamos un par de temas que se reproducían de la playlist, y la pasamos bien, a nuestra forma.

Ella baja el volumen de la canción a una calle de llegar al hospital Prado.

-¿Qué debería hacer estando con ella?.-Creí por un momento que todo estaba bien.

-Tendrás que conversar con tu madre, Rose.

-¿Es todo lo que debería hacer?.-Detiene el auto, pues el semáforo está en rojo.

-Sí, recuerda que lleva internada meses.-Tengo algo de esperanzas en que su madre haya cambiado, no entiendo cómo alguien puede llegar a ser tan miserable con su propia hija.

-A mi padre le da igual su comportamiento de mierda.-La luz cambio a verde.-Supongo que fue el único que se preocupó por ella.-El padre de Rose es un buen hombre.

-Quizás haya sido por compromiso, además tu padre tiene un corazón increíble.-Intente dejar las cosas en claro.-Tendrá empatía por ella.

-Mi padre es un tipo estúpido, no entiendo como después de tantas infidelidades y los diferentes abusos que sufrió por ella, aún se preocupe.-Nunca la vi tan tensa, podría asegurar de que está muy molesta.

-Rose, necesitas calmarte.-Llegamos al estacionamiento.-No te dejes llevar por lo que sientes, intenta ser al menos cordial.

-No es tan fácil, Tom.-Salimos del auto, ella echa seguro al vehículo.-Me gustaría olvidar muchas cosas, pero no puedo, lamentablemente sus insultos y abusos están en mi mente.

No puedo discutir nada contra ella, ambos pasamos por muchos, y nos entendemos perfectamente. Me sostiene de la mano, y me siento un poco raro, no solemos hacer esto.

Las puertas de la entrada se abren, y los enfermeros nos saludan al ingresar.

-Necesito ir a la habitación de la señora Yelena Vega.-Rose le dice a la recepcionista.

-Claro, ¿Es algún pariente cercano al paciente?.-Aquella enfermera gira por completo, estaba buscando algo entre los papeles de su mesa de atrás.

-Soy su hija, Rose Vega.-La enfermera parece sorprendida.

-¿Me permite su identificación, por favor?.-Rose saca su billetera y en ella busca su ID, lo encuentra y se lo entrega.-Bien, ella se encuentra en la 355, está al tercer piso en el pasillo de la izquierda. 

-Gracias.-Salimos de recepción para dirigirnos al ascensor, y sí, me sigue sosteniendo de la mano. 

Una vez dentro del ascensor, el silencio invadió el pequeño lugar. Juro que es primera vez que tengo esta incomodidad con Rose, incluso apostaría que está enojada conmigo por llevarla a esto, aunque no sea mi culpa.

-La última vez que converse con ella, fue en su cumpleaños.-No estoy muy enterado de su relación con su madre.-Se suponía que era una sorpresa, aunque ya sabia que llegaría de todas formas.-El ascensor subió al segundo piso.-Al igual que tú, confíe en que mi madre dejara de sentir tanto odio hacia mí. Aunque estuve muy equivocada.-El ascensor llego al tercer piso, la puerta se abre.-Sorprendentemente en esa fiesta había mucha gente, e increíblemente me dijo que haría un brindis por mí.-Salimos del ascensor con calma.-Cuando llego la hora del brindis, ella se levantó de su asiento y detuvo la fiesta por completo, recuerdo que estaba esperanzada Tom, fue algo que nunca había sentido en mi vida.-Caminamos a través del tercer piso, pues su madre se encuentra casi al final del pasillo.-Al estar parada y toda la gente ebria mirándola, dijo, “Sé que es un día especial para todos nosotros, pero dedico este momento, a la zorra de mi hija, Rose”. Todos empezaron a reír y a gritar “Rose es una zorra” una y otra vez. Nunca me sentí tan miserable en mi vida.-Llegamos a la puerta 355. 

-Lamento todo esto Rose.-Ella me suelta de la mano y ahora todo se siente frío. 

-Mi padre me contó que sufrió un paro respiratorio esta mañana, y tuvieron que reanimarla.-Se le ve tan desanimada.

-¿Necesitas que te acompañe?.-Ella abre cuidadosamente la manija de la puerta.

-Tranquilo, yo puedo con esto.-Entra a la habitación sin antes mirarme con tristeza, puedo ver como cierra la puerta hasta que hubo silencio. 

Tomo asiento en las sillas de plásticos que están pegadas en la pared, todo este pasillo es tan brillante y solitario. Nuevamente, entro en mi colapso mental y todo se torna borroso, los sonidos se anulan y la luz se esfuma. Parece que soy yo, contra mis ideas.

Me contó situaciones horribles con su madre, como la vez que la cacheteo en el colegio por salir algo tarde. También la vez, que con un cigarro, quemo su brazo cuando aún era una niña o cuando la intento ahogar en la ducha por llorar en agua fría en invierno.

¿QUÉ MIERDA ESTAMOS HACIENDO AQUÍ?

Regreso a la normalidad, mi vista dejo de ser nublosa y chequeo el reloj que está al otro lado del pasillo y ha pasado casi 1 hora desde que ingreso a aquella habitación. Me levanto de la silla confusa y me acerco a la puerta con la rapidez que me puedo permitir, pego mi oído derecho a intentar escuchar lo que pasa dentro.

-No te debo ni las más mínimas disculpas, recuerda que tú has sido el eslabón que derrumbo toda la familia y mi VIDA.-Mis pelos se alzan de punta.-Has arruinado mi vida Rose.

-Nunca pedí ser tu hija.-Escucho pasos acercarse a la puerta.

-Recuerda que la misma historia se repetirá Rose.-Esto se está volviendo una puta paranoia.-Lo tendrás que aceptar, no mereces ser feliz en lo absoluto.

Escucho a Rose acercarse a su madre, pues sus pasos se alejaron de la puerta.

-No todo gira alrededor tuyo, ES QUE NUNCA LO HAS ENTENDIDO.-Su tono de voz se eleva.-Tampoco entiendo como puedes estar tan tranquila después de todo el daño que has causado.

-Nunca hice nada malo a nadie, que tú no aceptes la realidad de las cosas, ES ASUNTO TUYO.-Está perdiendo la cabeza.-Además, qué mala suerte ha tenido el imbécil de Tom en haberte conocido.-Por alguna razón me dolió lo que dijo.-Lo vas a terminar manipulando como la estúpida zorra que...




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