Érase una vez

CAPÍTULO 15: Ruleta de la fortuna.

Un día después.

Despierto de forma repentina, mi sueño se esfumó por arte de magia, ya que alguien está tocando la puerta de mi habitación.

-¿Rose?.-El ambiente es tenso y oscuro, por alguna razón, aquella pastilla para dormir me dejó un poco perdido con la realidad.

-Tom...-Abro la puerta y Rose aún lleva puesto su uniforme de chef.-Holi.-Me sonríe como es costumbre.

-Te ves linda.-Se sonroja un poco.-Espero también tener algún atuendo de guardia o algo de ese estilo.-Fue un comentario de más, pero bueno.

-Se supone que tendrás que vestirte como un guardia, si no nadie te reconocerá y se asustaran al verte.-Aún lleva su bolso en mano.-Sería raro ver a un chico en medio de un centro comercial a altas horas de la madrugada.

-Tienes razón, ¿Me puedes decir que hora es?.-Si ella no me despertaba del sueño, nunca lo iba a hacer.

-Son las...-Revisa su reloj de mano, me alegra que aún lo esté usando.-9 pm, aún tienes tiempo para alistarte.

-¿Recién has llegado del trabajo?.-Me parece raro que llegue a estas horas, pues, por lo general, suele llegar de 7 pm, a 8 pm más tardar.

-Sí.-Murmura.-Me olvide decirte que estoy saliendo con alguien.

Tuve una fuerte impresión al oír eso último... "Estoy saliendo con alguien", me vienen muy malos recuerdos.

Debo mantener la calma, no conozco para nada a ese "alguien" y no todos son malas personas, ¿Cierto?. No es la primera vez que Rose sale con alguien, quizás solo sea una simple salida y ya está, no debo preocuparme tanto por esto. Carajo, no son celos, lo juro... Solo quiero que nada le pase.

-¿Llevas tiempo saliendo con esa persona?.-Mi duda se expande con el pasar del tiempo.

-Hace 3 días para ser exactos, es mi mano derecha en la cocina.-Bien, quizás no sea tan malo después de todo.

Sin mentir, pude ir con ella a su trabajo un par de veces. Nuestros horarios de trabajo era incompatibles en todas las formas posibles. Sin embargo, no logré llegar a conocer a nadie de aquel restaurante, porque Rose me preparaba la cena en el lugar.

-¿Te encuentras bien con él?.-Necesito respirar, no puedo creer que después de todo, lo que verdaderamente siento sean celos.

-Es un buen chico, lleva trabajando conmigo un par de años, aunque suene extraño, recién se animó a invitarme a salir.-La veo contenta, espero que todo siga así.-Aún somos amigos, obviamente...

-Si quieres un día puedes invitarlo para ver alguna película juntos.-Debo aliviar las cosas, no todo está perdido.

-Claro, yo te aviso en estos días, ni bien él esté disponible se lo diré.-Antes de que ingrese al baño me dice.-¿Quieres que te lleve al trabajo?

-No, no, no te preocupes, te veo cansada.-Cierro lentamente la puerta de mi habitación.-Yo puedo ir al centro comercial, necesito que descanses.-La cierra por completo antes de acabar mi oración.

-Está bien, bebé.-La escucho decir estando detrás de la puerta.

Reposo mi cuerpo sobre la pared, siento como mi espalda se congela en segundos. Me siento atrapado otra vez y no tengo idea de que hacer, mi cuerpo cae lentamente hasta el suelo y de forma involuntaria me agarró con fuerza mi cabeza con mis manos.

Tengo miedo de que algún sujeto la haga sufrir, no es la primera vez que he tenido que enfrentarme a uno de sus exnovios. A Rose solamente le siguen sujetos detestables... Y realmente espero que esta vez sea diferente.

Amo a Rose, no lo niego y nunca lo haré, la amo tanto que sería capaz de matar por ella. Obviamente, no podemos tener ese algo que ella siempre ha querido tener conmigo... Porque... tengo... miedo...

El peor miedo que me ronda en mi cabeza al pensar en esta posibilidad, es en perderla, cualquier problema que nazca entre nosotros, ya no se resolvería con un simple perdón y eso me aterra.

No pienso decepcionarla. Ni una sola vez.

Toda mi habitación de repente se torna oscuro, estoy dejando que mis ideas me consuman nuevamente. No puedo creer mi vida se desmorona por decisiones que salen de mis manos.

Un pitido extraño nace de mi oído y vuelvo a la normalidad. Podría decir que estoy enloqueciendo, pero admito que eso funciono. Realizo un leve respiro para calmar los nervios y enciendo la luz de mi habitación.

Tengo que ir con ropa no tan llamativa, no tengo idea de como estarán las calles hoy en día, ¿Todo mundo portará un arma?, espero que no sea así, pues sería un adiós definitivo para Tom.

Tendré que ir como los viejos tiempos, encuentro mis antiguos jeans azules, mi polo gris favorito y una chompa negra, algo sencillo para no alarmar a nadie. Me miro al espejo con atención, y me recuerdo a mí yo de 18 años, que por cierto, vaya gusto de mierda, traía con la ropa.

Salgo de mi habitación y aún Rose se está bañando. Puedo escuchar como canta su canción favorita, eso me alegra. Toco la puerta para poder despedirme, pero tiene el volumen muy alto y esto evita que ella pueda escucharme.

Bajo por las escaleras con suspenso, siento cada escalón como una eternidad... Aún veo todo borroso, ¿Realmente me estoy quedando ciego?. Me detengo a mitad de camino y me frotó los ojos para poder ver con normalidad. Finalmente, llegó a la sala. Busco mis llaves en toda la sala, pero no las veo por ningún lugar. Intento chequear los sillones, la mesa que está a lado de la puerta, pero aún no lo veo. Me parece raro, pues recuerdo que los deje por aquí antes de salir.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.