Érase una vez un Kdrama

Capítulo 8

Horas después, Max se encontraba hablando con Oma sobre su primer día de trabajo. Oma la observaba demasiado entusiasmada como para volver a tocar el tema de Dyland.

—En la oficina todos le agachan la cabeza, aunque es amable cuando lo saludan borra su sonrisa cuando la persona sale de su vista de Halcón del Mal. Además me enteré de que dirige la empresa desde que era prácticamente un niño y que despidió a su secretaria anterior por un error —dice aterrada.

—¿Te diste cuenta de todo esto en el primer día? —Oma le sugiere subir a la cama con ella.

—Él es como un Batman Coreano, pero sin la capa, porque el dinero lo tiene ¡eh!. Debo tener cuidado con él, es más duro que mi antiguo jefe, pero recibí una especie de felicitación de su parte hoy, así que me esforzaré.

Oma observa que Max sonreía mientras hablaba y era la primera vez que la veía tan entusiasmada con su nuevo empleo. Ella sonríe y luego le recuerda:

—Max, aunque te crie como americana por insistencia de tu padre no tienes que olvidar que mi cultura es diferente a la del mundo de afuera. Las muestras de afectos es una de las cosas que algunos no logran entender, ¿recuerdas esos dramas coreanos que tanto te gustan? —asiente.

—Recuerdo que no se besan hasta el último capítulo y cuando lo hacen es un beso tan frío que arruina la emoción del capítulo —Oma ríe junto a Max.

—Nuestro país tiene bases sólidas sobre el pensamiento Budista y Confuciano, es más común observar muestras de afecto entre mujeres y entre hombres que en las propias parejas porque se consideraba contrario a la moral —Max escucha con atención mientras recuerda las novelas que ve junto a Oma.

—También somos muy reservados en cuanto a nuestros sentimientos se refiere. Una de las formas más comunes de dar afecto es: Abrazos, pero no besos; tomarse de la mano, vestirse de la misma manera, en San Valentín son las chicas las que regalan regalos a los chicos y si el sentimiento es correspondido al mes ellos corresponden estos detalles y por supuesto nuestro aniversario lo celebramos a partir de los cien días.

—¿Cien días?, eso es mucho tiempo —Max comienza a tomar nota de todo lo que Oma le revelaba.

—¿Sabes?, tu padre no comprendía ciertas cosas y luego yo se las conté como hago ahora contigo, luego comenzó a practicarlo conmigo y fue muy romántico. En ocasiones me guiñaba el ojo para decirme que imaginariamente me daba un beso.

—¿Cómo un código entre ambos?, ¡háblame más! —ruega y Oma sigue recordando.

—Si viejas tradiciones no te permiten besar a tu pareja, en nuestro país lo hacíamos discretamente sin necesidad de juntar nuestros cuerpos, como por ejemplo: Beber de la botella de la persona que te gusta, de su taza de café o del popote tal vez, así mismo, tocar su mano dulcemente o el cabello.

—Pero estabas en América Oma, aquí no te iban a juzgar por besar a tu pareja.

—¿Y tú crees que así vivimos toda nuestra relación?... ¡Solamente fue el primer año!, después no me importó besarlo y abrazarlo en público cada vez que quería —Oma ríe y Max la sigue.

—Probablemente tu jefe fue criado bajo estas costumbres por eso se comporta así, ¿sabes?, yo estaba preocupada por él, pero ahora veo que es un caballero y ahora dime: ¿qué piensas hacer con el traje que tienes de él en tu habitación?.

—Se lo llevaré mañana al trabajo, si él decide tirarlo a la basura después será su problema Oma. Yo únicamente me concentraré en hacer bien mi trabajo.

Max y oma se quedan juntos durante toda la noche, a primera hora Oma observa como Max prepara el traje para ser entregado. A la siguiente hora Max se presenta en la oficina de Dyland con el traje escondido en una caja, después de tres toques a la puerta, esta se abre,

—¿Hola?.

Max asoma la cabeza y luego pasa con la caja en sus manos.

—Tu cubículo está desocupado, ¿qué haces aquí señorita kim?.

—Solo le entregaré esto y me iré, ¡por favor!, solo véalo antes de tirarlo a la basura —Sofía aparece luego de que Max dejará la caja.

—¿Quiere que lo pase por escáner señor? —Sofía se acerca posicionándose arriba de ella.

—Creo que eso no es necesario, no la he Tratado tan mal aún para que quiera volarme con una bomba.

Dyland se levanta y toma la caja, luego la abre cuidadosamente. Sofía se coloca sobre su hombro y observa aquel contenido misterioso.

—¿Ordenó un nuevo traje señor?.

—Es mi viejo traje Sofía.

Dyland sostiene el traje y luego sonríe para después colocarlo como estaba. Alguien toca sin avisar y Dyland esconde la caja bajo el escritorio.

—Mi viejo amigo de vuelta a América, pensé que ya no vendrías después de tanto tiempo.

Él afloja su corbata al observar a su mejor amigo de la infancia, Draco, él corre hacia Dyland y luego lo abraza fuertemente.

—No te veo desde que nos graduamos, sonríe un poco amigo —Dyland corresponde el abrazo y luego se separan.

—Me siento sumamente ofendido amigo —dice sentándose en la silla de Dyland.

—Estás libre hoy quiero llevarte a un lugar que te hará desestresarte de todo esto por una noche, ¿quieres acompañarme?... ¡Como los viejos tiempos!.

—No tengo tiempo para eso, no somos unos niños.

—¿Y quién te dijo que para divertirse hay que ser un niño?. Vamos amigo, ¡ven conmigo!, hace tanto tiempo que no nos vemos —suplica.

—¡Está bien!, pero no voy a beber, ¿de acuerdo?.

—¡De acuerdo! —celebra entusiasmado.

Alguien toca a la puerta y luego Max asoma la cabeza, de inmediato Draco la observa cuando ella entra, rápidamente clava sus ojos en ella.

—Perdón por interrumpir señor, Diego me pidió las nuevas fotografías para autógrafos, ¿qué le digo? —Max observa a Dyland y este se acerca a ella.

—¿Quién es tu jefe? —pregunta.

—¿Disculpe? —Max no parece comprender la situación.

—¡Trabajas para mí!, no para Diego, tu trabajo por ahora es ser mi secretaria y estar para mí cuando yo te lo pida y en el momento que te lo pida. No permitas que otros se aprovechen de ti por ser buena persona.




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