—Per—
Entro al edificio con el corazón destrozado.
El chico con el que Mal soño hace un año, es justo el chico que yo he estado anhelando.
Observo su espalda y su melena morada a centímetros de mi.
¿Qué tan probable era que eso sucediera? ¿Acaso poseo la mala suerte de todo el jodido planeta?.
Mal es mi hermana, y la amo. Ella me salvó de todas las formas posibles que se pueden salvar a alguien, y si él es su amor no puedo hacer otra cosas más que apartarme.
—¿Per, en serio estás bien? —cuestiona Mal posicionándose frente a mí.
¿En qué momento llegó hasta aquí?.
—Por supuesto, ¿Por qué no lo estaría?.
Trato de disimular lo mejor posible que no me estoy desvaneciendo por dentro.
Esbozo una sonrisa que termina siendo más como una mueca triste.
—No trates de mentirme, te conozco y hablaremos más tarde —demanda.
Suelto un suspiro de resignación.
¿Cómo podría decirle que me sucede? Mal haría lo que fuera por mi, si le digo sobre mi flechazo unilateral va hacerle la cruz a Ben. Y si ellos son la pareja correcta, ¿Quién soy yo para interponerme?.
—Chicas —exclama Jay captando nuestra atención.
Mal voltea en su dirección ocasionando que un chico choque con ella y tire algunos papeles al suelo.
—Genial —suelta sarcástico —, lo que me faltaba.
—¿Acaso estás ciego? —escupe Mal.
El chico suelta una risa sarcástica.
—Nunca había escuchado a una princesa decir algo como eso —levanta la cabeza y queda sorprendido al ver a la peli morada frente a él —. No eres una princesa.
—Wow, que observador —dice sarcástica cruzando los brazos.
El chico termina de recoger los papeles, se levanta y detalla a Mal con una sonrisa pícara.
La diferencia de tamaño entre ambos es sorprendente, Mal le llega a la clavícula.
—Flynn, ella es Mal, viene de la isla —la presenta Ben —. ¿Recuerdas mi proclama para darle una oportunidad a los hijos de los villanos?.
—Claro, solo no recordaba que hoy era su bienvenida. Me disculpo, de haber sabido que iba a ser tan interesante, hubiera estado en primera fila —no despega los ojos de mi hermana.
Ella entrecierra un poco los ojos y arruga la nariz.
¡No puede ser!.
Busco a Evie entre los presentes, cuando la encuentro ya tiene la mirada puesta en mi.
Abro los ojos y ella asiente entendiendo completamente lo que estoy pensando.
—Me llamo Flynn —el castaño estira su mano hacia Mal.
—Soy Mal —se limita a decir para luego darse la vuelta.
Lo deja con la mano estirada y el castaño parece encantado.
Los hombres son extraños.
—Él es el principe Flynn Fitzherbert, el heredero al trono de Corona, el hijo mayor de Rapunzel y Eugene —comenta Aubrey con orgullo.
De verdad que está fascinada por vivir en su mundo de cuento de hadas.
—Oigan, ¿Tienen mucha magia aquí en Auradon? —pregunta mal tratando de sonar casual —. O sea, varitas y eso.
En definitiva lo ignoro rotundamente.
—Si existe, por supuesto —contesta Ben —. Pero actualmente no se usa, la mayoría de nosotros somos sencillos mortales.
Mal pone los ojos en blanco.
Comentario sarcástico en uno, dos, tres...
—Nada más son reyes y reinas.
Contengo una carcajada. Desbordan humildad.
—¡Es cierto! Nuestra sangre real se remonta a siglos —Aubrey sujeta el brazo de Ben y lo coloca sobre sus hombros.
El mencionado se remueve incómodo, enfoca la mirada en mi retirando su brazo disimulamente.
—Oye, Doug, ¡Doug! —termina de retirar el brazo apuntando al tal Doug con él —. Ven aquí.
Aubrey me dedica una mirada con una sonrisa tímida mientras se mueve incómoda.
¿Por qué me miró específicamente a mi?.
—Él es Doug. Los ayudará con sus horarios y también les mostrará dónde van a dormir —presenta a un castaño un poco delgado —. Los veré luego, ¿Okay? —nos dedica una mirada a todos pero se detiene en mí esbozando una sonrisa. Ese hombre me sonríe una vez más y caigo rendida a sus pies —. Si hay algo que necesiten recuerden pedirnos...
—¡Traer a Doug! —lo interrumpe la morena.
Las dos chicas vuelven a reírse sin gracia. Muerdo mi labio inferior aguantando las ganas de reír.
Solo las mujeres podemos llegar a ese nivel de hipocresía tan alto.
Por su parte, Ben no puede contenerse y suelta una risita haciendo que yo haga lo mismo.
Nos damos una mirada cómplice junto a una sonrisa.
La morena parece percatarse porque lo jala del brazo saliendo de la escena.
Lo veo retirarse, y antes de pasar por la puerta mi príncipe mira en mi dirección despidiéndose con la mano que tiene libre.
Esbozo una sonrisa sincera dando saltitos de alegría.
—Hola chicos, soy hijo de tontín. Recuerdan, tontín, Doug, tímido, feliz, gruñón, dormilón y... —sus ojos se concentran en Evie —. ¡Haay-hooo! —exclama cuando ella se acerca.
Mal me detalla extrañada.
—Y esa sonrisa estúpida, ¿Qué?.
—No se de que hablas —me limito a decir.
—Evie —se presenta la peli azul captando la atención del resto de los chicos —, hija de la reina malvada.
—Okay, respecto a sus clases yo...—trata de retomar el hilo a sus responsabilidades —, puse algunos requisitos —Mal y yo nos acercamos a ver la lista —. Historia de leñadores y piratas, la seguridad del internet y —se carraspea la garganta —, bondad correctiva inicial.
Mal suelta una risa.
—Adivinaré, nueva clase.
Doug solo se limita asentir repetidas veces sin apartar la vista de Evie mientras ella juguetea con su cabello.
—Andando —ordena mal haciendo que los chicos caminen detrás de ella.
Suben a unas escaleras mientras yo levanto las cejas en dirección a Evie.
El castaño delgado sigue perdido en ella.
Evie camina hacia nosotros devolviendo al chico a la realidad.
—¡Ah! Sus dormitorios están allá —apunta a la dirección contraria.