—Per—
Entro a mi habitación con un mal sabor de boca.
Estuve a punto de decirle a Ben que iba hacerle daño, que asco me da tener que agradecer que la perra esa haya aparecido en el momento indicado.
Es una perra oportuna.
—Al fin te dignaste en llegar —la voz de Mal me regresa a la realidad.
Cierto, estoy apunto de ser interrogada por mi hermana.
—Tu apoyo llegó hace veinte minutos, que descortés de tu parte aparecer después de ella.
Evie me saluda con la mano.
Al menos no voy a morir sola.
—¡Hola! ¿Cómo está mi hermanita cruel? ¿Qué tal te fue en la clase de arte?.
—Ni lo intentes, mejor no pierdas el tiempo. Desde que soltaste esa bomba en el pasillo no he podido pensar en otra cosa, aquí estoy dispuesta a escuchar tu explicación.
Se sienta al borde de su cama mirándome fijamente.
Mal tiene la misma habilidad que nuestra madre de poner nerviosa a la gente.
—Estoy enamorada de Ben —repito —. He estado enamorada de él desde los siete años, un día lo ví en ese programa de la vida de la realeza y quedé flechada.
Mi juez asiente.
—¡El príncipe del que estás enamorada es Ben! —Evie cubre su boca con ambas manos.
Cierto, se me olvidó decirle está tarde.
—¿Cómo lo viste si nosotras no tenemos televisión?.
—Iba a Ursula's fish & chips.
—Para colmo al restaurante de mi némesis —se levanta indignada —. Aguarda, me sorprende que Uma te haya dejado entrar.
—Uma no está siente rencor alguno por Per —comenta mi amiga aún sorprendida —. Su rivalidad es solo contigo.
Mal voltea a mirarla.
—¿Tu también sabías de su amor por Ben?.
—Más o menos. Sabía que Per estaba enamorada de un príncipe, por eso la cubría, pero no esperaba que fuera Ben.
Mal suelta una risa sin gracia.
—Toda la maldita isla sabía, menos yo. ¿Cómo es posible que hasta Uma supiera de tu enamoramiento y yo no?.
—Al principio no te lo dije porque no quería decepcionarte. Estoy enamorada del hijo del rey que nos condenó a esa isla, tenía miedo que tú también fueras a dejarme.
El ceño de Mal se relaja.
—Creí que era un flechazo pasajero, y luego de casi diez años milagrosamente tuve la oportunidad de conocerlo. Estaba tan emocionada que no podía contenerlo, al salir de la isla me prometí que iba a contarte en la noche pero luego me dijiste que Ben era el chico de tus sueños y mi corazón se destrozó.
Evie cubre su boca. Está conversación la la llenado de sorpresas.
—¿Cómo que Ben es el chico de tus sueños?.
—No lo dice de manera literal, solo que una noche hace como un año soñe con Ben. Sabía que era un chico de Auradon pero nunca lo había visto hasta que llegamos aquí, quedé asombrada.
—Eso me puso a pensar en que tal vez él también soño contigo, quizás por eso nos trajo hasta aquí, así que me contuve de decirte porque sabía que si lo hacía ibas a cortar toda posibilidad de darte una oportunidad con Ben —me acerco a ella —. Eres capaz de renunciar a algo que te hace feliz solo por mi, eso lo sé muy bien. Pero yo también soy capaz de hacer lo mismo por ti.
Mal pega su frente contra la mía consolandome.
—Hasta hace unas horas no iba a decirte nada por nuestra misión. Sé que no crees ni un poquito en el amor, y qué piensas que esto solo va a distraerme de nuestro verdadero objetivo. No obstante, no puedo evitarlo —mis ojos se llenan de lágrimas —. Cada vez que lo veo mi corazón se sobresalta, solo escucharlo decir mi nombre puede alegrar todo mi día y cada cosa nueva que descubro sobre él hace que me enamoré aún más.
Evie se acerca a mi y me envuelve en sus brazos.
—Tu ves el amor como una debilidad, y ella no quería mostrarse débil ante ti.
Mal nos mira sorprendida.
Toma mi barbilla en una de sus manos y con la otra seca mis lágrimas.
Esa simple acción termina de destruir todas mis defensas.
—Es que estoy tan confundida. Estoy segura de que lo amo y esa parte de mi haría lo que fuera por él. Y a su vez está la parte que quiere cumplir con la misión y no decepcionarlos a ustedes sin importar que eso ocasione que Ben me aborrezca —suelto un sollozo —. No sé que hacer.
—Es por esto que no me gusta el amor —dice en un tono suave pero severo —. Ustedes dos andan detrás de estos príncipes que solo les causarán dolor, ¿Por qué son tan masoquistas?.
—Porque lo amo —me limito a decir.
Mi respuesta la toma por sorpresa.
—Que extraño, es la segunda vez que hago esa pregunta el día de hoy y ambas respuestas son similares.
—¿A quién más le preguntaste algo como esto?.
—Flynn está en mi clase de arte, estuvo toda la clase intentando acercarse a mi, me dijo que soy su amor a primera vista o una estupidez así —levanto las cejas. Wow, Flynn es más osado de lo que pensé —. El asunto es que le dije que el amor era una perdida de tiempo, que era un acto masoquista; y él me respondió que cuando amas no piensas en nada más.
Toma mis manos.
—No entiendo que es lo que sientes por Ben, pero voy a intentarlo. Y estoy segura de que también se va a enamorar de ti —intenta consolarme.
—Eso es justo lo que no quiero que suceda —me mira confundida —. No merezco que él me ame —ambas me dedican una mirada triste —. No necesitan decir nada, es la verdad.
Evie junta sus manos con la nuestras.
Ninguna dice nada, pero este gesto es lo único que necesito.
—Muchas emociones por hoy —Mal rompe el silencio —. Llegaron estos postres para ti.
Detallo la mesa y esbozo una sonrisa.
—Ben me invitó a merendar y esos son los dulces que sobraron.
—¿Qué es merendar? —pregunta Evie acercándose a la mesa.
—Es comer postres en la tarde, creo.
Mal elige uno cubierto de fresas.
—No soy muy fanática de Auradon, pero está costumbre si me gusta —añade mientras le da un mordisco.
—Voy a decirle a Chad que mañana me lleve a merendar —dice Evie entusiasmada.